XII (preguntas)

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una semana después

—Chiquito– escuchó en su oído, sintió cosquillas en el cuello y sonrió —hermoso– volvió a escuchar, abrió un ojo con dificultad y miró el rostro de Emilio encima del suyo, miró que estaba vestido y se sintió confundido por un momento —ya despierta o vas a llegar tarde– le murmuró Emilio, dándole un beso en la frente antes de despegarse por completo de él y salir de la habitación, con Joaquín siguiéndole con la mirada.

Joaquín tomó su teléfono y se preguntó porqué no había sonado la alarma, pero no era tan tarde. Se sentó en la cama y después notó la fecha, faltaban días para su aniversario con Emilio.

Se golpeó mentalmente por haberlo olvidado; no tenía nada preparado, ni idea de qué regalarle.

Se vistió apresurado y salió a la cocina, Emilio estaba sentado desayunando con su teléfono en la mano.

—Buenos días, amor– murmuró Joaquín, sentándose a comer frente a él.

—Buen día, ¿descansaste?– preguntó el rizado sin mirarle, Joaquín no respondió.

Se dedicó a mirar el rostro pasivo de Emilio mientras desayunaba, que no separaba la mirada de la pantalla del teléfono y en momentos lo tomaba con las dos manos para teclear en él, Joaquín temía que sus celos regresaran, pero el rostro inexpresivo de Emilio que miraba con atención la pantalla no le generaba nada, más que una ligera frustración porque no le miraba, y Joaquín amaba que Emilio le mirara.

Terminó de desayunar y recordó de nuevo que su aniversario se acercaba, terminó de lavar su plato y se acercó a Emilio, que seguía sentado, por su espalda, el rizado bajó su teléfono y lo colocó en la mesa mientras Joaquín rodeaba su cuerpo con los brazos y dejaba las manos descansar en su pecho. 

Emilio volteó a verle y le dio un beso en el mentón.

—¿Sabes qué se acerca?– preguntó Joaquín, mirándole, Emilio negó suavemente con la cabeza y Joaquín sonrió —nuestro aniversario, baboso– Emilio sonrió con todos los dientes y Joaquín se acercó para darle un beso en los labios.

—Ahora si seis años– murmuró Emilio, Joaquín rió —llevas diciéndole a la gente que tenemos seis años juntos desde enero– le dijo sonriendo.

—¿Qué vas a querer que te regale?– preguntó Joaquín, caminando sin dejar de rodearle para sentarse en el regazo de Emilio, que negó con la cabeza.

—Con que estés aquí es suficiente– le dijo, tomando su barbilla con la mano y arrancándole un beso.

-

Joaquín giró el coche para entrar en el estacionamiento de la comisaría y se encontró con bastantes periodistas y reporteros en la entrada del mismo, el oficial encargado de abrir la puerta le dio una mirada de fastidio con una sonrisa un tanto forzada, Joaquín le sonrió compasivo mientras manejaba hacia adentro, no querría ser él ni cuidar una puerta con al rededor de cincuenta personas queriendo entrar.

Entró a la comisaría sin premura y subió hacia su piso con tranquilidad, cuando salió del ascensor se encontró con una imagen que no se esperaba; Diego al final del pasillo hablando muy de cerca con una oficial que él no conocía pero juraba haber visto antes, caminó lejos de las puertas del elevador sin dejar de ver a su amigo a lo lejos, con las manos metidas en los bolsillos, la piel blanca de las mejillas rozada y una sonrisa que no había visto en mucho tiempo.

A Joaquín le dieron ganas de reírse a carcajadas pero se aguantó, no quería interrumpir la amena charla que su mejor amigo y esa mujer estaban teniendo, pero no se movió de donde estaba, quería que Diego le mirara y se ruborizara más y quería burlarse de él en silencio, como cuando eran adolescentes.

Carnada (Emiliaco)Where stories live. Discover now