Mei es una chica adolescente con una vida dura y esforzada, quién tiene su rutina junto a su querida madre, a quien ama más que a nada en este mundo.
En una realidad donde la vida se ha alejado de ciertas creencias o de posibles peligros que viven...
Mei llegó con Muichirou a la residencia de éste y la noche ya se había apoderado del lugar.
- Ire a preparar té - dijo la chica mientras entraba a la cocina.
El pilar estaba sentado en el patio observando las estrellas sin decir nada, había notado que Mei estaba distinta, algo en ella había cambiado y sospechaba la razón.
La chica llegó con el té y se sentó junto a él imitando al pilar.
- ¿Lo viste? - preguntó directo al grano el joven pilar
- Si - habló a secas Mei
- ¿Te molesta haberlo visto? - preguntó Tokito sin quitar la mirada del cielo
- No - agregó ella que también aún mantenía la mirada clavada en el cielo
- No es necesario que mientas - le dijo el joven mientras dirigía sus ojos color menta hacia la chica
Ella lo miró sin decir nada, quiso ser fuerte y no permitir que eso le volviera a afectar, estaba decidida a ser una nueva persona. Alguien fuerte y capaz de vencer todo lo que se le enfrente. Mei mordió su labio y negó con su cabeza tratando de aguantar las ganas de llorar.
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Muichirou se acercó a ella con rapidez antes de que ella cayera en llanto y la abrazó con calidez.
- No puedo permitir que sigas sufriendo - le dijo con voz suave mientras la muchacha escondía su rostro en el hombro del joven pilar - pero sí quieres llorar, hazlo. Hoy será la ultima vez que lo hagas por él - algo en el interior de Tokito estaba molesto, en este momento odiaba a Tanjiro por tener a Mei en ese estado - desde mañana comenzaras un nuevo entrenamiento, te enseñaré todas mis técnicas, serás mi sucesora. - las palabras del joven hicieron eco en la chica, ella levantó la mirada para clavar sus ojos en los del pilar.
Él la miró con una leve sonrisa mientras secaba sus lágrimas
- El patrón nos ha ordenado buscar sucesores, y yo ya te encontré a ti Mei - dijo el joven - aunque no pretendo morir aún, pero no estaría mal que luches a par conmigo - el orgullo de haber entrenado a la chica y que se haya vuelto una cazadora en tan poco tiempo le hacía llenar su corazón de orgullo y honor.
La joven seguía clavada en sus ojos, notó por primera vez el pequeño brillo que ahora hacía presencia en los ojos del chico. Ella abrió un poco sus labios y susurró un gracias que apenas fue escuchado por el pilar.
Habrá sido el cansancio, la pena o los mares de emociones que pasaron por ella durante el día que cayó rendida ante el sueño quedando apoyada en el pecho de Tokito.
Él estaba sumamente feliz ante aquella escena, su corazón se sentía cálido y lleno de una paz que no había experimentado desde su infancia.
Desde aquel encuentro Mei se ha encontrado enfocada en el entrenamiento junto a Tokito, este se había vuelto aún más exigente con ella, pero la chica por alguna razón le era rápido de aprender, lo que hacía que el joven fuera sintiendo aún más admiración por la muchacha.
