La vida de Byun Baekhyun cambió radicalmente cuando la SM lo contrató como trainee. Era su sueño, lo que siempre anheló desde que era un niño, pero el precio que tuvo que pagar fue muy alto, tan alto que no se dio cuenta a lo que estaba renunciando...
De puro hastío por esta mierda de vida que me había tocado vivir.
Recordé las palabras de mis amigas cuando les dije que estaba embarazada, y de sus advertencias de lo que pasaría cuando se convirtiera en un idol famoso ¿Y si tenían razón? ¿Y si no quería verlo?
No, no podía pensar en esos términos tan negativos, ya sabía que nuestra relación era difícil pero creí que mi mundo se desplomaba cuando sus ojos evitaron los míos.
Era consciente que no eran tan bonita como muchas de las idols que trabajaban con él, y del agotamiento mental que debía de tener por llevar por esa doble vida, por no decir de sus obligaciones en su trabajo que sabía que detestaba.
¿Y si comenzaba a gustarle y yo era un estorbo en su camino?
Me estaba comiendo la cabeza de mala manera, y tenía la rabia envenenándome el alma porque me estaba por muriendo por ir de nuevo al concierto y pedirle una explicación.
-YooRa...-escuché oír bajito a MinSu.
-Está bien, ponme un café y algo que tenga mucho dulce.
-Marchando una Strasse para la señorita pero en vez de café, te prepararé una valeriana ¿de acuerdo?
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Yo asentí con la mirada y me senté en la mesa, dejando caer mi cuerpo encima. Miré de reojo a Baekkie que volvía al ataque todo contento con su pastel, y entonces me sentí mal, muy mal porque mi hijo casi hubiera pagado los platos rotos de mi mala leche.
-¿Dónde está Minah?-les pregunté extrañada por no verla.
-¿No lo sabes? Recuerdas a ese chico que nos comentó de su clase, pues ya es oficial ¡Están saliendo juntos!-me enunció Shin Hye con sus ojos expectantes.
-No jodas ¿Minah? ¿Nuestra Minah siendo formal?
-Pues sí, llevaban un mes haciendo el idiota por decirlo de alguna manera y ayer me comentó por la noche que ese chico le pidió para salir.
-Me alegro por ella...ojalá que duren...ojalá que...
No pude evitar llorar, imaginándolos paseando tranquilamente por la calle abrazados o yendo al cine o teniendo una cita en un restaurante.
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