La vida de Byun Baekhyun cambió radicalmente cuando la SM lo contrató como trainee. Era su sueño, lo que siempre anheló desde que era un niño, pero el precio que tuvo que pagar fue muy alto, tan alto que no se dio cuenta a lo que estaba renunciando...
Lee Soo Man leía satisfecho la buena opinión pública que generaron los publicistas de la empresa, sobre los altercados en el restaurante donde estuvieron cenando los chicos aquella noche, después de la actuación en el Musik Bank. Se sentía aliviado que la conducta irreverente de Baekhyun fuera tomada al final como un acto de justificación, cuando increpó a esas fans ante el peligro que pudieron haber sufrido esa muchacha y su hermano pequeño.
Una vez que se zanjó el lío que montó Sehun asistiendo al velatorio de esa muchacha, tenía que cerrar bien el asunto de Baekhyun y las fans.
El problema es que no había logrado dar con la muchacha, quería en cierto modo darle una recompensa por lo que tuvo que sufrir por culpa de las fans, pero no conseguía dar con ella.
¿Quién era? ¿Por qué no había fotos claras de ella y del crío?
En el restaurante no le dieron mucha información, esa noche había mucha gente y los camareros no la recordaban con claridad, tampoco había rastros bancarios, Choi se encargó de pagar la cuenta de dos personas que hasta donde pudo saber, eran dos chicas y un niño pequeño.
Al menos sabía su nombre: Park YooRa.
Ese nombre le sonaba vagamente, pero no lograba saber de qué.
Su idea era invitarla a ella y a su amiga a uno de los conciertos y luego las llevarían al backstage para que charlaran con los chicos, todo grabado por gente profesional al servicio de la SM, luego lo subirían en las redes sociales, aquello daría una buena imagen de Exo y posiblemente conseguirían más aceptación.
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Pero necesitaba localizarla, al final optó por los servicios de una agencia de detectives, habían pasado ya veinte días y le corría prisa, mucha prisa antes de que el asunto se enfriase.
Alguien llamó a la puerta, dos hombres elegantemente vestidos con mangas de camisa cortas y pantalones pitillo entraron y lo saludaron cortésmente.
-¡Son ustedes! ¡Precisamente me estaba preguntando si ya habrían descubierto algo!
-Buenos días señor Lee-dijo unos de los tipos.-Sí, la hemos localizado, la verdad es que nos costó un poco averiguar su paradero. Es una chica aparentemente normal, universitaria, además trabaja en una clínica veterinaria y vive con sus padres y su hermano pequeño.
-¡Qué buenas noticias! ¿Y sabe dónde vive?
-Sí, vive en un barrio residencial nada envidiable, todo hay que decirlo. Tenga, aquí tiene el informe-le comentó el otro tipo entregándoselo.
El señor Lee leyó por encima esa información, tenía demasiado trabajo para ponerse concienzudamente a leer ese informe, se miró las fotos que pudieron sacar de la chica y frunció el ceño, le seguía sonando vagamente pero no sabía de qué.
Llegó a la conclusión de que debería tener una cara muy común y la estuviera confundiendo con otra persona.
-Muchas gracias caballeros por su magnífico trabajo, sin duda los recomendaré.
