Capitulo 83

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La boda se celebró una semana después. Fue una pequeña recepción en la que a pesar de las palabras de Chris casi no estuvo cerca de Dulce, por alguna u otra razón los invitados los requerían y a pesar de estar en el mismo lugar siempre estaban separados.

- ¿A qué hora me puedo ir?

- Dulce, es tu boda, cómo te vas a ir.

- Es que ya me cansé, además de que la novia no ha visto al novio ni un segundo.

- Bueno, bueno... espera una hora más y te vas, no puedes dejar a los invitados plantados.

- ¡¿Una hora?!

- Sí una hora y ya.

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¿Quién habría pensado que ser novio podría ser tan complicado? Chris definitivamente no, había pensado que sonreiría, besaría Dulce y todo el mundo lo felicitaría... pero no, Annie le había dicho que tenía que hacerlas de anfitrión.

Vio a Dulce del otro lado del salón hablando con dos señoras que en la vida había visto. Y por la cara de Dulce también podría asegurar que ella jamás las había visto tampoco. Ciertamente, Annie tenía una perspectiva de pequeña celebración muy diferente a la que él tenía.

Bueno, por primera vez en tres horas por fin estaba solo, después de bailar con Dulce no había podido acercarse a ella otra vez agradeciendo a los invitados y hablando con otros tantos, y cuando al fin tuvo un respiro ve a Dulce acosada por dos señoras; y como buen caballero que era se decidió a rescatarla.

Se acercó lentamente a ellas, se mezclaba con los invitados e intercambiaba algunas palabras de cortesía.

- Buenas noches, señoras - dijo cuando por fin llegó donde ellas.

- Buenas noches. Permítanos felicitarlo por esta ocasión - dijo una de las señoras.

- Gracias. Les molestaría se les robo a la novia unos minutos quiero... hablar con ella.

Las dos señoras rieron. - Claro, claro. Adelante, imagino que tendrá mucho que... decirle.

- Gracias, compermiso - tomo a Dulce de un brazo y la guió hasta alejarse de todos los invitados.

- ¿Qué querías decirme? - le preguntó ella.

- Que tú y yo nos vamos en este momento. Con mucha discreción vamos a ir hasta la puerta.

- No podemos hacer eso, Chris, nuestros invitados...

- ¿Prefieres estar con los invitados que conmigo? No te veías muy feliz conversando con ese par de señoras sosas.

- Esas señoras sosas son mi mamá y mi tía - dijo muy seria.

- ¿De verdad? - preguntó alarmado.

- No, pero podrían serlo. Anda, vámonos de aquí.

Con mucha sutileza lograron escaparse de la fiesta. Se subieron en el carro de Chris y se fueron.

Ya de camino...

- Te tengo una sorpresa, tu regalo de bodas.

- ¿Regalo? Oh, Chris no tenías que darme nada... yo no tengo algo para ti.

- Tengo que dártelo, te va a encantar y no te preocupes por tu regalo ya encontraras uno perfecto para mi.

En el primer semáforo en el que se pararon, Chris saco una mascada negra de la guantera y le tapó los ojos a Dulce, siguió manejando, diez minutos después volvieron a parar. Chris la ayudó a bajar del carro.

- Te voy a quitar la venda pero cierra los ojos, ¿ok?

- Bien.

Él le quitó la venda y ella cerró los ojos.

- Ahora, abrelos.- Dulce se encontró con una bellísima casa blanca frene a sus ojos. - Este es mi regalo: nuestra casa.

- Chris, es preciosa - se adelantó para entrar en la casa, pero Chris la detuvo.

-Espera, dame el honor - la levantó en brazos y la llevó hasta la casa. Ella pasó sus brazos al rededor de su cuello. Pero al entrar se encontró con algo muy diferente a lo que esperaba.

- Pero no hay muebles, Chris - dijo todavía abrazada a él.

- No, claro que no. Es nuestro trabajo elegir los muebles, vamos a tener cosas que cuenten nuestra historia... además no va a ser difícil decorarla, conozco una pintora que es muy buena en su trabajo, hace cuadros preciosos.

- ¿Ah si? ¿Y ella es bonita?

- Preciosa, la mujer más hermosa del mundo.

- Pero bueno, que si sigues hablando así me voy a poner celosa.

- Pues déjame decirte un secreto: desde el primer día que la vi - dijo en voz baja como si fuera un secreto de estado -, me enamoré de ella. - Dulce sonrió feliz. - Y, voy a tener la mejor noche de bodas del mundo.

- Pero si no hay muebles, Chris.

- No, no hay muebles, ya después nos encargaremos de comprarlos... pero lo que sí hay es una cama y nos esta esperando.

Dicho esto se dirigió a las escaleras con Dulce todavía entre sus brazos.

Seduciendo A Un CaballeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora