Capitulo 1

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Algo atrancaba la puerta. Alfonso volvió a empujar de la puerta, pero ésta solo se abrió unos centímetros. Ya estaba preocupado. Después de que su amigo Christopher le había llamado, para avisarle que se iba a tomar tres días de vacaciones, estaba feliz. Pero ahora, 8 días después de esa llamada, ya estaba preocupado.

Volvió a empujar, la puerta se abrió un poco más. Tomó aire y empujó de nuevo. Asomó la cabeza y se dio cuenta de que un sillón era lo que obstruía la entrada. Fruciendo el seño, entró por la pequeña abertura de la puerta.

La casa estaba completamente obscura. La poca iluminación que había era la luz que se filtraba por las orillas de las ventanas, donde las cortinas no alcanzaban a cubrir. Las mesas estaban llenas de basuras y el piso, de ropa.

Entró a la cocina. La encontró llena de cajas de comida rápida, y obviamente, en ellas todavía había comida en descomposición.

- Al menos no te vas a morir de hambre - pensó con cierto asco. Por fin, tomando lo que consideró una decisión temeraria, entró en el dormitorio de su amigo. Inemeditamente, el olor a alcohol le indundo la nariz, lo que hizo que empezara a toser. - Hombre, ¿cuanto tiempo llevas así? - dijo para sí.

Se dirigió a la ventana y de un tirón abrió las cortinas. La luz del sol inundo la habitación, provocando un gruñido por parte de su habitante.

- Cierra las cortinas - exigió. Alfonso no lo hizo. - ¡Maldita sea, cierralas! Tengo un dolor de cabeza insoportable. Cierralas -. Alfonso se compadeció de él y las cerró un poco, pero con esos breves instantes se dio cuenta de que por lo menos había cinco botellas de whiskey, vodka, coñac, brandy y tequila tiradas por el cuarto.

- No me sorprende la resaca que tienes si te tomaste todo eso tú solo -. Le dio la vuelta a la cama y se sentó a lado de su amigo. Tú jamás tomas más de la cuenta. ¿Qué pasó?

Christopher se sentó masajenádose las sienes - Lorena, ella pasó. - Dio un quejido de dolor. Alfonso no dijo nada y esperó a que su amigo continuara. - Hace tres días fui a su casa, o al menos eso creo, no estoy muy seguro de que día es-.

- Jueves - le aclaro Alfonso.

- Entonces fue hace una semana. No estaba, así que decidí llamar a su oficina para ver si estaba ahí, y en efecto, ahí estaba. Pero no estaba sola estaba revolcándose con el viejo raboverde de su jefe - en su voz, la furia iba en aumento - y cuando me vio, la muy zorra, todavía me dice que ella no quería, que él la obligó.

- ¿Así que la señorita presumida al fin se destapó? - dijo meditabundo - ¿Por eso estás así?-.

- ¿Y cómo quieres que esté? Era mi novia. Es más, mira - abrió uno de los cajones de su buro, sacó una cajita negra de terciopelo y se la aventó a Alfonso - hasta le compré un anillo de compromiso. Iba a llevarla a cenar para dárselo y ella me pone los cuernos.

- Lo mejor que te puede pasar, Chris, es que no te pase. Ella no es para ti y lo descubriste justo a tiempo, antes de verte encadenado a una mujer así toda tu vida -.

- Todas las mujeres son así, Alfonso. ¿No lo ves? Todas son unas interesadas -.

Seduciendo A Un CaballeroWhere stories live. Discover now