Capitulo 53

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Mmmmm. Sí, definitivamente Dulce estaba teniendo un sueño muy agradable. Un sueño en el que unas suaves, fuertes y calidas manos la estaban recorriendo, pasando por su espalda con delicados movimientos, por su vientre, hasta llegar a sus muslos y explorarlos por completo antes de volver a subir pero esta vez una de las manos se quedaba acariciando el corazón de su sexo: abriendo los suaves, rosados y húmedos pliegues de su feminidad; mientras que la otra mano seguía y seguía hasta llegar a sus pechos para acariciarlos hasta que sus pezónes se ponían duros de la exitación. Su espalda se arqueó al sentir un casto beso en su cuello, seguido de la sensación de una legua recoriéndola hasta que sintió un leve mordisco en el lóbulo de su oido. Ella se volvió a retoser con las caricias que las manos volvían a proferirle sobre todo el cuerpo.

- Si no dejas de moverte no me hago responsable de mis actos.... - escuchó que decía un voz a lo lejos, pero ella se dejó llevar por las sensaciones.

Ahora sintió que los besos le recorrían los hombros y la espalda, mientras las manos le acariciaban los pechos y el vientre. Y mientras los besos iban bajando cada vez más, al igual que las caricias, Dulce iba tomando más conciencia de lo que estaba pasando. Al sentir nuevamente que la besaban en el cuello abrió lo ojos.

- ¿Qué estás haciendo, Chris? - preguntó con una mezcla de sorpresa y placer.

- Despertarte - fue lo único que dijo antes de volver a besarla en el cuello.

- Sí, eso ya lo note. Y ya lo conseguiste. ¿Por qué no te has ido a tu casa?

Chris se separó instantaneamente de ella y la miró seriamente, bueno lo más seriamente que podía mirarla estando completamente desnudo en su cama. - ¿Esperas a alguien más o solo tienes prisa porque me vaya?

- ¿Qué? Yo no estoy esperando a nadie. Solo te lo estoy diciendo para que no te metas en problemas: Alfonso...

- Alfonso - la interrupió - se casó ayer, por si ya lo olvidaste y se va de luna de miel, así que no tenemos nada de qué preocuparnos por un mes entero. Entonces dime por qué tanta urgencia en que me vaya.

- Porque tengo una cita - las facciones de Chris se volvieron frías -. No, dejame explicarte antes de que des algo por sentado. No me voy a ver con ningún hombre... bueno sí es un hombre, pero es para una cita de trabajo: es para ver una galería, para ver si puedo exponer mis cuadros.

- ¿Y por eso querías que me fuera? - le preguntó incrédulo.

- Pues te lo iba a contar hasta que todo fuera seguro, no quería decirtelo y a la hora de la hora parecer una tonta porque nada funcionó como yo esperaba.

- ¿Quieres que te acompañe? - le preguntó muy servicial.

- Sí, me encantaría, pero antes de irnos, ya que tu me hiciste el favor de despertarme que te parece si yo te lo devulevo bañandote - le dijo guiñandole el ojo.

En una exótica danza de sonrisas, besos y caricias llegaron al baño. Los dos estaban completamente desnudos, así que no hubo necesidad de perder el tiempo quitandose la ropa. Dulce preparó el agua para que saliera a una temperatura agradable, pero mientras esperaba Chris la llamó.

- Ven aquí - la tomó de la mano y la jaló junto a él frente al espejo. Ella tenía el cabello despeindao, al igual que él, pero era mucho más evidente en ella. - Me gusta como te ves así, pareces una mujer recién salida de mi cama.

- Sí, pero es mi cama en la que estuvimos.

Chris la abrazó y ella recargo su cabeza en su hombro, mientras él depositaba un beso en su hombro, y miro el espejo nuevamente. - A mi me gusta como nos vemos así.

Chris levantó la cabeza y giro hacia el espejo. Vio su reflejo, los brazos de Dulce alrededor de su cuello y su cabeza apoyada en su hombro, y sus brazos al rededor de su cintura. Los dos radientes, felices y desnudos.

- Sí, nos vemos bien juntos, pero ahora es hora de bañarnos antes de que se nos haga tarde para llegar a tu cita en la galeria.

La jaló para que fuera junto con él al chorro de la regadera. Y muy para la sorpresa de ambos si se dedicaron a bañarse, al menos al principio, se lavaron el cabello mutuamente y se enjabonaron el uno al otro entre un intercambio de besos inocentes y miradas apasionadas.

- Bueno, ya que estamos listos, tal vez podríamos dedicar unos minutos a nosotros, ¿no crees? - le pregunto Chris a Dulce, todavía con el agua callendo sobre ellos.

Y entonces los besos inocentes se terminaron. El deseo y la pasión corrieron por el cuerpo de ambos y ni siquiera el agua fría iba a poder calmarlos.

Chris la aprisionó rápidamente entre la pared y su cuerpo. La besó apasionadamente introduciendo su lengua dentro de la calida y dulce boca de ella. Mientras ella se retorcía de deseo contra la pared.

Él levantó una de sus piernas e hizo que le rodeara la cadera para así tner más acceso a su vagina. Tanteó la entrada de su sexo con su miembro erecto haciendo una deliciosa agonía para Dulce que no podía esperar a recibirlo.

Se clavó en ella de forma fuerte, rápida y dura. Los dos soltaron un gemido de placer después de la penetración. El vapor que los rodeaba hacia una atmosfera cargada de sexualidad que tenía que ser llenada con gemidos y gruñidos de placer.

Y así lo hicieron las envestidas de Chris solo clavaban a Dulce contra la pared y su sexo se dilataba y se humedicía cada vez más. Chris le susurraba palabras tiernas y perversas promesas al odio mientras la tomaba con todo su ser marcando a esa mujer como suya.

En ese ambiente calido, lleno de gemidos y el agua callendo sobre ellos Dulce alcanzó el orgasmo mientras él la penetraba, y Chris no tardó en alcanzarla.

Los dos se quedaron un rato, Chris sosteniendo a Dulce y él apoyado en la pared abrazandola. Y el agua seguía callendo sobre ellos.

Seduciendo A Un CaballeroWo Geschichten leben. Entdecke jetzt