CAPÍTULO 23 EN DIFICULTADES

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Laura lo miró acercarse, se veía imponente y más con aquella mirada fría, que traspasaba todo su cuerpo, no pudo evitar encogerse en su lugar, quiso bajar la mirada y esconderse de la ira de ese hombre que tenía delante de sí, pero no lo hizo y pudo darse cuenta del preciso momento en que su actitud cambió, su mirada se suavizó y un suspiro de alivio salió de su pecho.

Él llegó hasta donde ella se encontraba y hablo con voz calmada.

_ ¿Estás bien? - preguntó mirándola de arriba a abajo examinando si estaba lastimada.

Ella asintió con su cabeza. Estaba temblando no sabía si por el frío o porque ese hombre le imponía, o quizás por las dos cosas.

_ Lamento mucho lo que ha sucedido. - se disculpó él poniéndose a su nivel y mirándola a los ojos.

Ella negó con la cabeza, él se arrepentía de haberle hecho pasar un mal rato, pero no se arrepentía de haber dado muerte a ese hombre. Seguía sin entenderlo, pero se alegraba de que estuviera ahí rescatándola, se dio cuenta de que era la segunda vez que él daba la cara por ella y se sintió avergonzada, después de todo ahora le debía algo, quizás su vida y eso la hizo sentirse más miserable todavía.

_ Sé que no me perdonas. - volvió a hablar él. _pero te aconsejo que pienses las cosas que hagas de aquí en adelante. Soy yo el que te molesta y a quien no soportas.

_ Yo... - iba a protestar.

_ No lo puedes negar. - la interrumpió. _pero fui yo quien te falló, no Damián, ni mi mujer. - dijo refiriéndose a Elizabeth que se había quedado muy angustiada. _ ni cada uno de los hombres que están aquí y los que están repartidos por todo el rancho buscándote. Todos nos preocupamos por ti y queremos que estés bien, no por Damián, él es mi hermano y lo amo y no sé qué relación tienen tú y él, pero esto es por ti, porque tu vida vale, porque mereces regresar y retomar tu camino y lamento de verdad que después de lo que pasaste, todavía tengas que ver cosa que no tenías por qué ver. Solo recuerda, yo no soy los demás y nadie tiene que pagar por lo que hice o haga en un futuro.

Ella lo miró sorprendida sus palabras le hicieron sentir que de verdad le importaba, a su manera le estaba llamando la atención, y su disculpa era sincera, lo veía en su mirada y por primera vez entendió a Elizabeth. ¿Quién podía resistirse a ese hombre? Si eso hacía por ella, una total desconocida ¿Que no haría por la gente que amaba? Elizabeth era afortunada y no... Ya no la juzgaba.

Laura se dio cuenta de que él estaba muy cerca de ella y sin más la levantaba en brazos.

_ Regresemos a casa. - dijo levantándola sin esfuerzo.

_Yo puedo caminar. - se resistió.

_Sé que puedes hacerlo - dijo él. _pero en tus condiciones nos tomaría todo el día regresar al rancho.

Él tenía razón, sus extremidades seguían adormecidas, todo su cuerpo se sentía agarrotado, por el frío, por la tensión, ya no sabía porque, pero él tenía razón.

Sin protestar se dejó llevar, aunque no se sintiera, cómoda, lo que si sentía, era un profundo agradecimiento por ese hombre, a pesar de que ella había sido grosera con él, despreciándolo, él lo hacía todo por ella, no por ser amiga de su hermano, se lo había dejado claro, ella le importaba y por primera vez en muchos años sintió una sensación de pertenencia, de calor fraternal, el sentimiento de que no estaba sola, cuando menos había dos hombres que se habían preocupado por ella en esos pocos días, y estaba Elizabeth, quien igual que ellos la había recibido con los brazos abiertos, sin preguntar nada, solo dando, sin recibir nada a cambio.

Caminaron por varios minutos sin pronunciar palabra, hasta que llegaron a un lugar elevado, desde ahí se podía ver y escuchar el río, se veía imponente con sus aguas turbulentas y turbias por la crecida que habían provocado las lluvias de esa noche.

PERDIDO EN SU MIRADA No. 4️⃣ //SERIE HOMBRES DE LA SIERRA. Where stories live. Discover now