Mi Huracán De Felicidad [Terminada ✔]

Cpt. 45- Fotos.

Narra Ruggero

—¿Me vas a bailar? —pregunte riéndome.

—No —nego con la cabeza.

—Entonces ¿por qué pones música? —me senté en la cama.

—Porque sí —se encogió de hombros y volteo a mirarme cuando dejo el celular en una repisa baja.

Sonreí cuando empezó a tararear la melodía de la canción mientras movía la cabeza de un lado al otro.

—Ay, yo no sé de poesía —empezo a susurrar— Ni de filosofía —me miro— Solo sé que tu vida, yo la quiero en la mía —sonrio.

Negue con la cabeza, mi Huracancito cada vez estaba más loca… y eso me encantaba, joder.

—Te has puesto en modo cantante últimamente.

—Canto hermoso.

—Claro que sí —asenti.

—¿Cómo hacer pa’ no quererte?

Me amas.

—Tú-tú, nadie como tú-tú —empezo a mover su cuerpo.

Y no… no de la forma sensual que cualquiera hubiera esperado, no, fue de la forma más natural posible.

Joder, y mentiría si digo que eso no me exicta… bueno, todo de ella me excita, hasta la más mínima sonrisa.

—En un rato te busco, voy y te acurruco.

Sonreí.

—¿Quieres acurrucarme?

Ella asintió con una sonrisa y cerro los ojos.

—Sí.

—Pues ven, abre las piernas y acurrucas a mi po… —me calle cuando la ví dejar de bailar.

Sus mejillas se volvieron de ese tonito rojo muy bonito que me encantaba.

—¿Por qué eres así? —hizo un puchero.

—Mi polla te extraña —murmure mirando mi entrepierna.

—¡Rugge!

—¿¡Qué!? Es cierto, joder. Tú tienes la culpa, Huracancito.

—Yo no hice nada —susurro.

—Te empezaste a mover así, ¿qué esperabas? No soy de piedra.

—¡Lo hicimos hace unas horas!

—Cuando llegamos del Insti, es mucho tiempo.

—Noooo, fue hace cuatro horas.

—ESO es mucho.

—No.

—Sí, punto.

—Pero…

—Dejalo, tú sigue bailando, me encanta.

Se puso más roja.

—Porque yo me acurruco solo contigo —canto volviendo a moverse.

Sonreí de medio lado y me levanté.

—¿Vas a bailar conmigo? —me abrazo.

—No, sólo vine a tocarte el culo —baje mi mano a su espalda baja.

—Eres un tonto —susurro contra mi pecho.

Reí y le bese la frente.

—Te quiero.

Tú me amas.

—Yo también, Huracancito, yo también.

—¿Cómo hacer pa’ no quererte? —me miro a los ojos.