Cpt. 14- Estoy enamorada de Ruggero.

1.9K 144 26
                                    

Narra Ruggero

No me he comprado la jodida moto aún, hoy iré, si o si.

Tal vez lleve a la enana, o tal vez no. No lo sé realmente, pero creo que sí. Será lo mejor, tal vez me ayude a escoger una buena, o tal vez me pida que compre uno rosa.

Bueno... miro mi celular nuevamente, falta dos minutos para que suene la campana de entrada a las clases y aún no llega este huracancito.
Tal vez se retrasó y...

—¡Hola ahí! —oí su voz haciendo que levanté la cabeza para ver como entraba a la clase.

Ella me sonrió mostrando sus dientes, mientras se acerca casi saltando.

Sonreí mientras me quitaba los auriculares y veía como llegaba hacia aquí, quite mi mochila del asiento de mi lado y la puse en el suelo para que ella se siente.

—Hola —murmure cuando se sentó a mi lado.

—Llegue un minuto antes —se río y se quitó la gorra de lana rosa en forma de gato.

—Te quedaste dormida ¿no es así? —pase unos dedos por su cabello enredado.

—Aja, si es así. Tengo hambre —empezó a buscar su mochila hasta que saco una barra de chocolate y un peine rosa—. ¿Puedes peinarme?

—No.

—Por favor.

—Haz tú eso, es tu cabello.

—Porfis —hizo un puchero— Haré lo que quieras.

Suspire mientras tomaba ese peine, hice que se volteara y tome un mechón enredado primero y empecé a peinarla.

Me detuve cuando sentí unas miradas hacia mí y la enana. Levanté la cabeza y vi que la mayoría del salón nos estaba mirando, y las que no, estaban murmurando cosas sobre nosotros.

Escuché unas risas, haciendo que dejara el peine a un lado. Se de donde venía esa puta risa, del equipo de baloncesto.

—Creo que ya está.

—No has terminado, aquí falta —señalo una parte de su cabello.

Mire de nuevo al equipo de mierda y les saque el dedo medio, haciendo que se queden serios.

—De acuerdo, pero harás lo que quiera —tome de nuevo el peine y volví a peinarla, su pelo aún estaba un poco húmedo.

—Sí, ya lo sabes.

—Iras hoy conmigo a comprar mi moto —susurré en su oído.

Reí sonoramente al ver como abría la boca, estaba sorprendida.

—¿Puede ser rosa?

—Es para mí no para ti —deje el peine en la mesa y puse las manos en sus hombros haciendo que gire—. Y ya terminé.

—Esta bien —me sonrió, pasó unos dedos por su pelo y su sonrisa se agrando—. ¿Donde aprendiste a peinar?

—¿Es necesario aprender?

—Sí, creo. Tal vez, no lo sé. Mi padre sabe, de niña me peinaba algunas veces. ¿Tienes hermanas?

—No —le mire extrañado, ¿como es que puede cambiar de tema tan fácilmente?

—Ah. ¿Tienes hermanos?

—Tres putos hermanos.

—Oh. ¿Y donde están? No vi a nadie aparte de ti y tu Nana en tu casa.

Mi Huracán De Felicidad [Terminada ✔] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora