Cpt. 42- Promesa.

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(canción de ahí arriba, sha saben –seria excelente que cuando ahi abajo aparezca la acoplen para no perderse, también está la siguiente ahi abajo, comprenderán cuando lleguen.
Ahora, disfruten…)

Narra Karol

Deseo… deseo… deseo que Rugge sea feliz siempre este o no este yo.

Tiré la moneda aún con los ojos cerrados, recordando la primera vez que lo ví, la primera vez que me sonrió, la primera vez que lo abracé, la primera vez que lo bese y la primera vez que hicimos el amor.

Recordé la primera vez de todo.

Mi vida había sido un cambio de emociones constantes desde que lo conocí.

Abrí los ojos y lo mire, aunque haya bajado un poco de peso seguía estando hermoso y maravilloso a mi vista.

—¿Me pediste una moneda para tirarla? Fue un desperdicio.

—No, pedí un deseo —sonrie más.

Él aún no lo entendía y prefiero que sea así, no quiero que entiendas nada para que luego no le duela más.

Levanto las cejas y yo suspiré. Jamás dejaré de estar enomorada de él.

—No creo en eso pero… ¿qué deseaste? —en sus ojos ví un grillo.

Negue con la cabeza.

—Si no crees en ello ¿para qué te lo digo?

—Porque soy tu novio y quiero saber.

—Si te lo digo, mi deseo no se cumplirá —y quiero que se cumpla.

—De acuerdo, dime que deseaste y te daré otra moneda para que vuelvas a desear lo mismo.

—No funciona así —solte una carcajada, luego me lo pensé mejor— ¿sabes? —tenia una sonrisa triste por dentro— Te lo diré cuando lo crea necesario.

—Pues ahora es necesario.

—¿Por qué no deseas algo tú? —pregunte.

Al menos eso me serviría de alivio, si tira una moneda tal vez no me diría que pidio pero si al menos se le cumpliera, lograría que creyera en cosas buenas.

Pero mis esperanzas se fueron cuando se negó.

—No creo en eso.

—Pero… —el tono de llamada entrante me interrumpio, debe ser Álvaro.

—Voy yo.

Abrí los ojos muchísimo y le di un beso en la mejilla

—No, voy yo.

—¿Karol?

—Sí, hola.

Mire a Rugge desde donde estoy, y sonreí.

—¿Tienes los resultados?

—Sí, Karol… —ese silencio no era bueno— es mucho más grave.

Me mordí los labios hasta que doliera.

—¿Cuantos tiempo tendría que pasar hasta que… muera?

—Me sorprendería que pase de los diez años.

Sentí ganas de llorar, pestañee y volví a hablarle.

—Y si tuviera un hijo…

—Karol, no puedes, es riegoso, tú misma lo sabes, morirás al instante.

Mi Huracán De Felicidad [Terminada ✔] Where stories live. Discover now