Cpt. 43- Gruñidos.

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Narra Ruggero.

—Mirate, que hermoso quedaste —dijo mirando al gato.

—No te encariñes, le buscaremos otra casa luego.

Mi Huracancito hizo un puchero y luego me miro.

—Pero… miralos ¿y si los tratan mal?

—No es mi problema.

—Que amargado eres —susurro mirando al puto gato.

—Pues así me quieres —me cruce de brazos.

Ella volvió a mirarme y me saco la lengua, dejo al gato con su madre y el otro gato pequeño.

Leonardo se había llevado a los cachorros para darle algo que comer.

¡Joder! No quiero animales en mi puta casa, a las justas aguanto al animal de Leonardo como para aguantar a unas mascotas.

—Por favor —me abrazo.

—Te vas a enfermar —le señale mi camiseta mojada.

—Pues sacatela.

Puse los ojos en blanco y me quite la camiseta para luego tirarla al piso.

Sus ojos inmediatamente fueron a los moretones que aun seguían ahí.

—¿Cómo te los hiciste?

—Ya lo sabes —puse los ojos en blanco— te fueron con el chisme.

—No, tanto así no —toco uno de los moretones— ¿Te dolió?

Recuerdo que en ese momento no sentí dolor alguno por los golpes, me dolía que ella se haya ido así como si nada. Se que yo tuve la culpa porque le grite y jodidamente no deje que se explicara pero la rabia me hervía la sangre y eso jodió mucho. Luego lo que le dije, literalmente, la insulte.

Juro que iría al pasado si pudiera para darme un golpe y no cometer ese error, porque verla llorar también jode mucho ¡y no me gusta que llore por mi culpa! ¡Pero siempre la hago llorar!

—No —susurré.

—¿Has ido a esas… peleas que me contaste?

Hice memoria, sí, le había mencionado algo sobre eso.

—Sí —¿para qué mentirle?

—Y luego te fuiste a tomar…

—Son unos chismosos —gruñi.

—Quieren tu bien —me acaricio el hombro y sonrío.

Reí, eso era ridículo.

—¿Mi bien? Mi bien eres tú, joder ¿y que esta haciendo la basura esa de Francisco? ¡Te esta ligando porque te quiere apartar de mi jodido lado!

—Tiene a Del…

—¡Ha terminado con ella! ¡Joder! No soy un maldito ciego, veo como te ve, en cada momento te mira como si fueras suya ¡pero eres jodidamente mía! Y se lo hice saber a la mierda esa, porque con lo mio nadie se mete.

Mi pecho subía y bajaba, mi respiración se había acelerado y ella seguía perfecta.

—Te quiero —susurro abrazandome—, te quiero solo a ti —me miro— Y si… y si en todo caso él… ¿gustara de mí? —fruncio el ceño— yo no le haría caso, no de esa manera porque mis ojos y todo mi yo son solo para ti, ¿sí? —espero a que asintiera, cuando lo hice, continuó—: te quiero con toda mi alma y lo sabes, debes dejar ese miedo de que me iré con otro porque jamas va a suceder, ya tengo todo lo que quiero contigo, no quiero nada con nadie.

Mi Huracán De Felicidad [Terminada ✔] Where stories live. Discover now