Capitulo 3

40.5K 1.9K 171
                                    

- ¿Saldrás hoy?- mi madre me preguntaba recostada al marco de la puerta.

-Ajá.- respondí mientras buscaba la llave del departamento de Arielle.

-¿podrías informarme a dónde vas? Claro, si te place.- Mi madre a veces se resentía sólo porque no le contaba mis cosas, lo cual me molestaba porque yo sé que ella decía eso solo para que respondiera a sus preguntas.

-Voy a casa de Arielle.- pude escuchar el suspiro que mi madre soltó a propósito.

-¿Y qué estas buscando? ¿Algún condón que le tienes a ella o algo parecido?- A veces me daban ganas de estrangular a mi madre.

-¿Cómo puedes decir eso?- exclamé.- Siempre quieres sacarle el más mínimo defecto a ella con tal de que no la vuelva a ver. Supéralo.

-Hija, entiende que quiero lo mejor para ti...- la interrumpí- ¿Y escogiendo mis amistades es lo mejor para ti?- detuve mi búsqueda para mirarla a los ojos.- Mamá, no quiero tener una discusión contigo en este momento. Déjame en paz.

-De acuerdo. Después no digas que no te lo advertí.-Gracias por la advertencia. No sabes cuánto lo aprecio.- respondí antes de que ella se fuera y continúe con mi búsqueda de esa estúpida llave. Arielle me la dio para que cuando fuera a visitarla ella no tuviera que abrirme la puerta porque siempre le daba pereza.

Después de media hora de búsqueda, la próxima vez que tenga que buscar algo, empezaré por mi bolsillo.

Tomé mi teléfono y las llaves de mi carro para dirigirme a la salida. Sentí unas voces en la cocina, seguro mi madre ya estaba contándole el chisme a mi padre. Me acerqué para escuchar un poco, a ver si podía refutar algo.

-No soporto más la rebeldía de esa jovencita. Si lo hubiéramos hecho desde un principio nada de esto estuviese pasando. Nunca quieres escucharme.- Mamá miraba a mi papá con cara de reproche. ¿De qué carajos estaban hablando?

-Nos demoraríamos lo mismo, o quizá más. Igual ya falta poco, cálmate.- Papá con su voz dulce y relajante se acercaba a mamá.

-Tenemos que hacer que esto acabe pronto. Quiero un buen futuro para ella.- ahora estaba más confundida que antes. "Quiero un buen futuro para ella" esas palabras resonaban una y otra vez en mi cabeza.

-Siento que no nos va a perdonar nunca.- dijo papá con algo de nostalgia. ¿Qué era lo que nunca les iba a perdonar? ¿Será esa conversación sobre mi? ¿Y si tengo una hermana gemela? Bueno, pido ser la buena.

Me aparté antes de que se dieran cuenta que yo estaba allí. Decidí seguir con mi camino.

Encendí la radio, en ese momento había dejado de sonar "If i were a boy" y comenzaba "Chloe" no pude evitar sonreír, no era que me sentía demasiado identificada con esa canción, bueno, tal vez; pero no con mi hermana, porque soy hija única; con Arielle, ella es hermosa, todo los chicos la miran a ella para después mirarme a mi, si es que lo hacen. Por eso me sorprendí cuando Michael se fijó en mi, no pude evitar sentirme querida pero a la vez insegura, no tuve que preocuparme después porque Michael y Arielle tratan de llevarse bien por mi. Arielle dice que Michael me quita tiempo con ella y viceversa, pero los dos están alegres de que los tenga, algo confuso, pero agradable.

Llegué al departamento de Arielle. Cuando quise darme cuenta ya estaba abriendo la puerta. Arielle estaba en la cocina haciendo alguna porquería para comer; ella no es que sepa cocinar muy bien.

-¡Hola!- la saludé con un pequeño beso en la mejilla ya que tenía las manos ocupadas en el sartén.

-¿Qué tal?- me preguntó sonriendo. Seguro se vio con Marcus, su novio.

-Yo bien, pero por lo que veo tú estás más que bien.-Le dije con cara de picara.

-Ajá.- Tan indiferente ella cuando quería ocultar algo.

- ¿Ese más que bien empieza con "M" y termina con "arcus"?- pregunté. Las dos reímos como locas.

-¿Qué tal te fue con Michael?- Cambió de tema. Sabía que esos temas respecto a ella le avergonzaba.

-Al principio bien... Michael es tan adorable, pero ya sabes, siempre algo tiene que arruinarlo. O más bien alguien.- susurré más para mi que para ella.

-¿Por qué? ¿Qué pasó?- preguntó algo curiosa. Dejo de hacer cualquier intento de comida que estaba haciendo para poner su atención en mi.

-Verás...- le conté todo lo que había pasado el día que fui a cenar con Michael, le conté que justo cuando iba a contestar su mensaje luego de salir del baño, el amargado empresario me estaba insultando y que después había salido con el descaro de que me estaba muriendo por él. Arielle rió hasta más no poder y no pude estar más seria porque su risa era contagiosa, así que me uní a ella.

-¿En serio? ¿Entonces discutiste con Michael?- preguntó Arielle después de haberse secado las lágrimas debido al ataque de risa que le dio.

-Si.- admití.- Pero la mejor parte fue la reconciliación.- le guiñé un ojo. Le había hecho creer a Arielle que Michael y yo ya habíamos, ya sabes, pero la verdad es que no he dejado que me toque ni un pelo. Sé que está mal mentirle a mi mejor amiga, pero no quería parecer una estúpida sin experiencia delante de ella.

-Oh. Me alegra por ti, amiga.- sonrió dándome un abrazo que pensé que mis pulmones iban a salir por mi boca.

Después de allí nos pusimos a ver unas películas, lo cual no funcionó ya que la mayoría del tiempo no veíamos nada sino que hablábamos tonterías. La comida que había hecho Arielle estaba asquerosa, pero no quería hacerla sentir mal, así que la comí, estoy segura que mañana estaría todo el día en el baño, y no precisamente para hacerle una visita.

-Otro.- Michael sonreía mientras me pedía otro beso.

-Mi, ya.- le decía riendo.

-Vamos, el último. Prometo no pedirte mas.- aseguró seriamente.

-Mi, eso me dijiste como...-Me interrumpió dándome un pequeño y corto beso.- ¿ves? No cuesta nada.- reí por lo bajo. A veces era tan divertido.

Había vuelto a salir con

Michael porque se enteró que había ido al departamento de Arielle y pegó el grito en el cielo. Estábamos esta vez en un sitio informal, el parque.

-Mi, iré a comprar un helado.- me moría por comer un helado, pero Michael no me dejaba.

-No te demores.- me besó un buen tiempo hasta que lo separé o sino nunca me dejaría libre.

-Disculpe, ¿me da un helado de brownie, por favor?- Pregunté de lo más contenta al señor que atendía la heladería que estaba en medio del parque.

No sé porque tuve esa sensación pero, durante el tiempo que estuve con Michael en el parque, sentía como sí me miraban, era frustrante y tenebroso. Michael a veces se daba cuenta pero yo lo negaba, esta es la primera vez que me pasa, espero que sean ideas mías y nadie quiera secuestrarme.

Tic tac, tic tac, tic tac... No pierdas tu oportunidad, corre y escapa antes de que sea demasiado tarde...corre.

Si les gusto, no duden en votar y comentar hermosuras, gracielas muchuelas.

GROSERO ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora