Capítulo 32

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¿Qué estaban haciendo ellos aquí en mi heladería y con qué derecho?

-¿Qué estás mirando?-Preguntó el grosero al ver lo distraída que estaba.

-¿Yo? Yo nada. Sólo estaba pensando.

No muy convencido asintió y yo relajé mis músculos. Como se diera cuenta que ellos estaban allí, se iba a armar la grande.

Afortunadamente, llegó la chica que atendía para recoger nuestros pedidos. Así que mientras lo traían, la niña brillos hablaba por doquier de las especies de brillos que existían.

¿Acaso todos no cumplían la misma función?

-Estás muy pensativa.-Puso un mechón de cabello que se me había salido de la cola de caballo que traía.

-¿Qué? No. No.

-¿Qué te preocupa?-Levantó mi mentón para que lo mirara a los ojos.

-No, nada importante. Ya sabes, La Paz mundial. Me ha tenido estresada en estos días.

Sí, no era muy buena mintiendo.

-De acuerdo-dijo un poco tenso.

Ay, no, no lo estropees, Megan, por favor.

Antes que pudiera decir una palabra más, llegó la chica que atendió nuestros pedidos, con los helados en una bandeja.

Helados. Mmmm. Qué delicia.

Cuando le dieron el helado a Amy, ella literalmente lo devoró.

Calma, niña, el helado hay que disfrutarlo.

De vez en cuando miraba hacia la mesa en donde estaba Arielle y Michael, de una manera disimulada que el grosero no se diera cuenta y ellos tampoco. Aunque dudo mucho que no se den cuenta, con el escándalo que tiene la niña brillos por el vaso ese que brilla, quién no.

-¿Tío Kyle?-Le llamó Amy con la boca toda sucia de helado.

-Dime, princesa.-Le sonrió él, mientras le daba una cucharada a su helado.

Mmmmm. No sé cual de los dos quería probar, si sus labios o su helado.

Esperen, otra vez le llamó princesa a la niña esa. Uggggggggghhhhh.

¿Qué? No porque sea hija de mi cuñada tiene que caerme bien. No hay un cartel que diga: "debes amar a las sobrinas de tus novios(o lo que sea que tengas), para que te quieran más"

-Tengo muuuuuchísima sed, tío Kyle.

Eso te pasa por comer muuuuuuuuuchísimo helado, niña.

El grosero llamó a la misma chica para que trajera tres botellas con agua.

Por otro lado, Michael y Arielle estaban haciendo una escenita de su amor puro en frente de todos. No sentí nada viéndolos comerse de esa manera. Nada.

La camarera llegó con las tres botellas y Amy rápidamente tomó una y también acabó con ella como lo hizo con el helado.

Yo pensé que el grosero había pedido tres botellas con agua para los tres, porque era de lógica, ¿no? No. Resulta que las tres botellas era para la señora Brillos porque el helado siempre la dejaba muy sedienta.

Aún sigo arrepentida de haberla traído.

-¿No crees que es mucha agua para ella?-Le susurré al grosero.

No era porque me preocupaba que se pudiera intoxicar, sino porque yo me estaba muriendo de la sed también y esperaba que dejara la última botella para mí.

GROSERO ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora