37. ¿Qué estás dispuesto a dar, Alpha?

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— Por favor Alpha. — Volvió a murmurar su Omega, prometiendo silenciosamente que haría lo que él pidiera, y lo complacería porque lo merecía.

— Sabes que si no les muestro lo que soy capaz de hacer, intentarán hacerte daño otra vez. — Él no pensaba parar no cuando sabía que algunos intentarían tomar venganza incluso y él no pensaba darles la oportunidad.

Ella se volteo hacía los Alphas y algunos de sus familiares cercanos que esperaban por su destino, rogándole a su diosa Luna, que interviniera en el corazón del Alpha, y que salvará sus vidas.

— ¿Piensan volver? — Preguntó la Omega aún intentando detener a su Alpha.

— No, Luna. — Unos cuantos se arrodillaron mostrando su respeto.

— ¿Ves Alpha? Todos en paz. Déjalos ir, por favor. — Lo miró con esperanzas, ella sentía un poco de empatía hacía la beta embarazada, sabía que esos cachorros en su vientre no tendrían la culpa de sus padres.

— Tawny no seas ingenua. — Hizo que su Omega lo soltara para caminar con decisión al resto.

— No quiero dejar cabos sueltos. — Ella volvió a seguir a su Alpha poniéndose frente a este, porque no pensaba dejar que asesinara a una beta embarazada.

— Quítate. — Miro seriamente a su Omega.

— Alpha. Por favor. — Puso esos pequeños ojos que lo harían cambiar de opinión en cualquier otra situación.

— Tawny muévete. ¡Ahora! — Él intentó usar su voz con ella, pero simplemente lo ignoró.

— No. Alpha. Sobre mi cadáver vas a matarlos. — Lo detuvo viéndolo mal.

— Si tú lo dices. — Exclamó con molestia. Sujetó a su hermosa Omega del cuello. — Duérmete.

Su voz lo suficientemente fuerte como para que su Omega se encogiera en su lugar, sus hermosos y lindos ojos pesaran lo suficiente y se desvaneciera mientras él la sujetaba para que no cayera al suelo y se lastimara.

Se molestó con solo pensar en que había ensuciado el atuendo de su Omega con sangre ajena.

— Jared. — Este y Alana se acercaron para llevar a una dormida Omega en brazos hasta su nido.

— Haz que le quiten los supresores. — El odiaba no poder sentir el aroma perfecto de su Omega del todo. Los servidores que estaban tras su Luna entrando al castillo asintieron.

— Por favor Alpha. — Fue lo primero que soltaron cuando su última oportunidad para escapar había desaparecido dormida tras una puerta.

— Les daré a escoger. — Pensó cruzándose de brazos. — Piensen en quién regresará con su manada y quién va a morir por la suya. — Pidió.

Entre los Alphas no solo había Lunas sino hermanos, o hijos. Ellos tendrían que escoger, si querían que el Alpha los dejará escapar. ¿Alphas o sus familias?

— Mátame a mí, pero deja a mi padre en paz. — Pidió la hija beta de un Alpha, dando un paso al frente pensando más en su manada que en su propia vida, porque sabía que la manada estaría perdida sin un Alpha.

— No. Ella es mi hija Alpha, sé justo. Yo ya he tenido lo que tenía que vivir. — Cole asintió y esperó a los demás.

— Déjala vivir a ella. —

El Alpha que esperaba cachorros iba a sacrificarse por su beta embarazada. Espero al resto de Alphas, a los cuales a un par sus padres e incluso hermanos se ofrecían como sacrificio.

Hell ©Where stories live. Discover now