18. No pareces muy feliz.

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— ¿Te sientes mejor? — Tawny asintió dejando ser mimada por su Alpha mientras le lavaba el cabello en la tina.

— Mucho mejor. — Admitió con una sonrisa.

Su Alpha comenzó a lavar su espalda con calma también y paseó sus manos enjabonadas sobre su vientre cuando tuvo la oportunidad. Dejó un beso en su oreja con ternura.

— ¿Crees que esté bien? — Le preguntó Tawny mientras él le repartía un par de suaves caricias.

— Eso espero. — Tawny sabía por su tono de voz que no estaba muy convencido.

— No pareces muy feliz. — Él sonrió y comenzó a verter un poco de agua sobre el cabello de su Omega.

— No lo estoy. — Admitió. Tawny se removió incómoda, terminó de lavarse el cabello lo más rápido que pudo y salió de la tina con aún más rapidez sola. Fue a buscar su ropa interior, y se puso una pijama cómoda.

Cole salió de la ducha al poco tiempo. Y ella llevaba su almohada y una de sus propias camisetas con intención de dormir en otro cuarto del espacioso lugar.

— ¿A dónde vas? — Cole alcanzó a llegar a tiempo con una toalla puesta en la parte inferior de su cuerpo a penas.

— Iré a dormir con Alana. — Dijo suave, el tono de voz de Tawny le hizo saber que no estaba molesta, pero muy contenta con él no estaba.

— No vas a dormir con otro Alpha. -—

— Alana tiene a Jared. — Lo miró mal.

— Tawny ve a la cama. —

— No. — Ella sostuvo su mirada de brazos cruzados.

— Tawny. No te molestes. — Ella suspiró.

— No estoy molesta. —

— Pues feliz no estás. —

— Pues más que tú sí lo estoy. — Dijo obvia acariciando su vientre con cariño sobre la pijama holgada.

— No me hace feliz porque tú podrías estar en peligro, incluso te has puesto a pensar ¿Si nace con algún tipo de maldición? ¿O si no nace quizá? — Eso fue suficiente para que Tawny comenzara a gimotear muy asustada. Su lado Omega no soportaba pensar eso siquiera. — Lo siento. Mira relájate. —

— No. — Lo miró mal.

— Tawny. Duérmete. — Ordeno. Sus ojos pesaron y ella no tuvo más opción que sentir sus ojos pesar y desvanecerse entre los brazos de su Alpha con aroma a hogar.

— Imbécil. — Él sonrió. Tan hermosa como siempre.

A pesar de ser todavía la tarde, Tawny durmió hasta el siguiente día. Se molestó al ver la cama vacía a su lado, aunque sonrió al sentir el aroma de su Alpha sobre sí misma, sabía que la había abrazado toda la noche seguramente.

A la hora vestirse fue un martirio, no encontraba algo que ponerse que no fueran suéteres y a pesar de que le encantaban no hacía suficiente frío como para usarlos y recordó amargamente que su cabaña había sido incinerada, de hecho se acercó a comprobarlo por sí misma desde el balcón de la habitación de Cole.

Optó por una discreta y holgada camisa con un short. Y una mascada que siempre usaba dentro del castillo para que nadie notara la marca en su cuello. Bajó con mucha calma.

— Buenos días. — Se sintió mal de inmediato al no haber ayudado a ninguna beta el día de ayer, aunque ella siempre se había encargado de pocas cosas en el lugar. Casi solo eran cosas que tenían que ver con Cole.

— Buenos días. — Sonrió Alana, saludándola desde el comedor, y comiendo aún su desayuno.

— ¿No es muy tarde? — Preguntó Tawny avergonzada.

— Justo a tiempo. — Cole apareció a su espalda, la abrazó besando su sien y con su mano izquierda quitó la mascada de su cuello para que todos vieran una de las muchas marcas que él había puesto sobre su cuerpo. Demostrando así que era suya.

El par de servidores que estaban ahí, casi abren los ojos asombrados. Sabían que esos dos se conocían desde pequeños también habían escuchado los rumores que él la había marcado ya, pero realmente no creían que él se portara así con ella o que de verdad estuviera marcada. Aparte de sentir miedo de ella ahora, sentían lástima por ella.

— Cole es vergonzoso. — Murmuró Tawny. Jared sonrió mientras le servía a Alana un café.

— Para nada Alpha. Creo que ahora Tawny no tiene porque ocultar su marca. — Alabó Jared recibiendo una mirada de molestia de Tawny.

— Así es como debe ser. — Ellos siempre se habían escondido.

Habían ocultado lo que sentían por el otro. Había sido difícil para ellos y aunque Cole sabía que lo más difícil estaba por venir no iba a inmutarse por nada del mundo.

— ¿Qué quieres para el desayuno? — Le preguntó con una sonrisa su Alpha, ella sabía que solo intentaba distraerla del enojo que había tenido el día anterior.

— Creo que desayunar en la habitación habría estado bien. — Le murmuró a su Alpha suavemente haciendo que sus mejillas abultadas se tornarán de un rosa manzana.

Estar envuelta en su aroma varonil era como el éxtasis para ella, sabía que aún tenía su olor sobre su piel, pero quería sus mordidas, quería sus suaves caricias, sus miradas lascivas y llenas de cariño también.

— Yo aún puedo desayunar en la habitación. — Murmuró Cole de vuelta, haciendo que sonriera ligeramente.

— Creo que ya no podremos. — Tawny rió al casi ver la decepción de su Alpha en los ojos.

— Estoy empezando a creer que lo que quieres hacer es ordenarme otra vez que regrese a tu cama. — Murmuró Tawny riendo, haciendo que él sonriera embobado causando más conmoción en los servidores presentes en la cocina, porque ellos no lo habían visto sonreír.

— Pues no puedes culparme. — Ella sonrió y él llevó a su Omega al comedor.

Jared por fin estaba a gusto, ya no tenía que levantarse a buena mañana corriendo a buscar a la Omega de un furioso, desquiciado y un poco demente Alpha.

— ¿Cómo se llama el mejor médico de la manada? — Preguntó Cole cuando Tawny comenzó con su desayuno, y él apenas terminaba el suyo.

— Creo que ese es Stolen. ¿Porqué? — Preguntó Jared extrañado.

— Tawny va a ir a consulta. — Y ella casi se encogió en su asiento. Ella realmente no quería ir, por un lado intuía que le darían malas noticias, y si eso era así estaba segura que querrían quitarle a su bebé.

— No quiero. — Murmuró bajo.

— Vamos a ir. — Fue lo único que dijo Cole.

No quería estresarla, pero él tampoco estaba a gusto, no sabía si él mismo había puesto una abominación en su Omega. El desayuno fue tenso, sobre todo por parte de Tawny, su olor se había vuelto cítrico en el aire, y todos sabían que ella se sentía apesadumbrada. 

Hell ©Where stories live. Discover now