15. El viaje será largo.

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— ¿Cómo demonios te atreves a decirme eso ahora? — Estaba muy enojado.

— ¿Qué crees que van a hacer cuando sepan que es un hijo mío el que llevas ahí? — La miró mal, con solo pensar que estuvo expuesta todo ese tiempo sola.

— Hubiéramos salido de aquí antes Tawny. —

Sabía que corrían riesgo atravesando la región, a él le daba igual exponerse. Pero cuando su Omega cargaba un cachorro no, porque sabía que si el resto de las manadas se enteraban intentarían matarla antes que el cachorro naciera.

Y él no iba a permitir que la tocaran.

— Yo es que... Yo quiero tenerlo Cole. — Él suspiró y la observó detalladamente, sus labios carnosos estaban rosas, esas mejillas con pecas estaban ligeramente sonrojadas, y sus enormes y lindos ojos avellana se veían un poco tristes.

Ese vestido de algodón le sentaba bien con su embarazo, más bien parecía que el embarazo le sentaba bien. Se había puesto duro con solo olfatear su aroma a Omega, y verla con ese vientre abultado era el éxtasis.

Suspiró nuevamente, su instinto le decía que tenía que anudarla cuanto antes, había estado lejos de ella, y de su aroma a hogar, así que podría sentirse expuesta o el cachorro podría tener complicaciones al verse envuelta de tanto estrés.

— Está bien. Ven aquí. — Ella dejó que él la envolviera entre sus brazos. Paso una de sus enormes manos sobre su cadera. Y luego se agachó a olfatear su vientre, estaba bien, estaba tan malditamente bien. Su Omega, suya. Esperaba un cachorro suyo. Besó con ternura el vientre.

— ¿No estás molesto? —

— ¿Por qué? ¿Contigo? — Ella asintió. — No lo voy a negar, no esperaba un cachorro. — Admitió, y ella gimoteo un poco. Se paró a besar sus tiernos y lindos labios.

— No porque no lo quisiera Tawny, claro que lo quiero, pero ¿Si sabes que ahora corres más peligro? ¿Qué crees que van a hacerte cuando se enteren que una Omega espera el cachorro del Alpha maldito? ¿Crees que van a celebrarlo? — Ella tragó fuerte.

— No me importa el resto del mundo. Quiero saber si tú... — Él rodó los ojos aún molesto, pero atrapó los labios de su omega entre los suyos, robandole un par de jadeos y suspiros más.

— Yo estoy bien, pero tú no. Tú lugar no es en un hostal barato de una manada cualquiera, me lo hubieras dicho antes, me hubiera gustado saberlo antes. — Gruño aún molesto. Ella sonrió con su corazón más feliz, al saber que su Alpha, si quería tener al cachorro.

— ¿En serio? —

— Claro. Ahora...— Ella lo abrazo con fuerza, desde que cumplió la mayoría de edad y tuvo su celo con él supo que quería que la embarazará aunque hasta hasta hace poco, había sido su sueño frustrado.

— ¿Qué tal si nos quedamos un poco más de tiempo, Alpha? ¿Mmm? — Y sin querer comenzó a emanar un poco de feromonas haciéndolo gruñir ligeramente.

— Tawny Vam... —

— Alpha. — Susurró tan lentamente, que sabía que era una de sus debilidades.

Comenzó a besarlo ligeramente, había querido tener sus dientes enterrados en su piel, y su nudo en su interior desde la noche anterior. Él la detuvo cuando notó su intención de seguir liberando feromonas, que estaba seguro le haría perder el control y terminaría arrancándole ese vestido.

— Nos vamos. Ponte algo cómodo, el viaje será largo. — Ella hizo una mueca con molestia porque había ignorado a su Omega por completo. Ella solo volvió a ponerse los abrigos, y si definitivamente no se notaba.

— No te alejes de mi. — Asintió. Él llevaba su maleta con calma, varios Alphas de su manada los esperaban fuera. Pero también Mitchell y otros Alphas de la manada Bloom.

— Vamonos. — Ordenó, y Jared todavía estaba muy distraído hablando con Alana. Tawny sonrió, el momento destinado de ellos dos había pasado, pero tenían que esforzarse para estar juntos, porque uno tendría que ceder.

— ¿Vas a quedarte? — Le preguntó Tawny a Jared cuando ambos se acercaron. Él tenía la cabeza hecha un revuelo. — ¿O quieres venir con nosotros? — Vio a Alana.

— No creo que al Alpha le agrade. — En realidad le daba terror ir a la manada Hell. No le daba pánico, no quería ir porque decían que la gente ahí eran esclavos del Alpha maldito.

— A él no va a importarle. —

— Hagan lo que quieran, pero quiero irme ya, no pienso dejar que anochezca, son tres días de viaje si no paramos. — Reclamó con molestia, ahora poner a su Omega a salvo era lo único que tenía en mente.

— Yo... — Alana realmente tenía miedo hasta de su destinado.

— Quedate, si quieres podemos hablar luego. — Jared entendió el miedo de la Alpha, se había acostumbrado a las miradas de miedo, solo por pertenecer a esa pequeña manada, que no le asombraba que su Mate lo rechazara. Pero Jared estaba feliz en Hell.

Tenía una vida un poco agitada a veces, un jefe y Alpha muy demente, pero fuera de eso el territorio era el paraíso, la gente más amable de lo que cualquiera pensaría, para tener un Alpha maldito, tenían una manada bendita, y le agradaba su vida, no iba a obligar a nadie a seguirlo al lugar que todos temían.

— Iré con ustedes. —

— No vas a ir. — Negó su hermano. Cole se puso frente a su Omega, pero sin demostrar lo mucho que le desagradaba que hubieran tantos Alphas alrededor de su Omega en cinta.

— Si ella quiere regresar luego que lo haga, y cuando quieran podremos recibirlos en la manada. — Habló Cole una última vez. — Pero es tiempo de irnos, Tawny sube al Jeep. — Ella asintió con rapidez, haciendo lo que su Alpha le pedía.

— ¿Vas a conducir o... ? — Cole le mostró las llaves del Jeep a Jared. Y este asintió tomándolas de inmediato.

— Hasta luego. — Se despidió de su hermano con un muy buen abrazo, y él entendía a Alana.

— Llama siempre. Y si quieres regresarte me llamas e iré a traerte. — Ella asintió con una sonrisa.

Ella viajó un tiempo en el pasado, pero ningún otro lugar le llamaba la atención tanto como Hell, leyendas y cuentos tenebrosos que se contaban, pero también ahora quería ir con su Mate, y con su ahora también amiga.

— El viaje será largo. — Advirtió Jared, y Alana asintió con una sonrisa.

— Contigo estará bien. — Tawny sonrió.

— Fue bueno que vinieran entonces. — Habló Tawny.

— Pon en marcha el auto ya. — Murmuró Cole aún molesto, interrumpiendo el aire romántico que tenía la pareja de adelante. Por el retrovisor, Jared, y Alana se preguntaban si ya se lo había dicho.

— Ya le dije. — Afirmó Tawny sin querer leyendo sus pensamientos. Cole volteo a ver a los otros dos.

— ¿Ya lo sabían? — Ella volvió a asentir, haciendo sentir nerviosos a los otros dos cuando clavó su mirada fría en ambos.

— Ambos me aconsejaron que mejor te dijera. — Dijo con una sonrisa cuando él puso una de sus manos sobre su vientre, se acercó a olfatearla otra vez, y a escuchar con curiosidad el latido, era un latido muy lento, pero estaba ahí. Suspiró, no quería que su Omega se ilusionara, pero cabía la posibilidad de que su cachorro naciera con algún tipo de maldición también. 

Hell ©Where stories live. Discover now