5. Se suponía.

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— Entonces ¿Cómo lo conociste? — Tawny hizo una mueca. Y decidió maquillar un poco la verdadera historia.

— Digamos que él y yo crecimos juntos. Mi familia trabajaba para la suya. — Alana asintió prestando atención.

— Una manada enemiga atacó una noche y redujo nuestra manada a la mitad, su padre apenas salió ileso, pero su madre murió. — Tragó fuerte al recordarlo.

— Al igual que toda mi familia. Recuerdo que él me hizo esconder en su escondite secreto, y se quedó conmigo todo el tiempo. Cuando todos se fueron y se llevaron lo que querían mi manada parecía no tener esperanzas. Pero... — La voz de Tawny se quebró al recordar.

— Luna hizo un trato con el Alpha. Quería un alma pura. — Alana se afligió al recordar los relatos y leyendas que se contaban de esa manada del infierno.

— Su padre le ofreció la de su hijo. Por eso es que él no está ahora precisamente cuerdo, y su fuerza no es la de un Alpha normal. — Alana tragó fuerte.

— ¿Entonces tú Mate trabaja para ese Alpha de esa manada? — Tawny se reprendió y desvió la atención de sí misma. Había aún cosas que no quería que Alana supiera, no porque no confiara en ella. Sino porque quería mantenerla a salvo.

— Si. De hecho me dieron a un amigo de la familia como obsequio, me enamoré de él y pues, ya sabes con lo sanguinario y la poca empatía que tiene el Alpha de la manada hacia los demás. Ordenó que mi pareja se casará con otra persona, solo por algo llamado "Naturaleza". Porque mi pareja estaría mejor con otra persona que no fuera yo. — Alana aún veía un poco de miedo en los ojos de Tawny.

— Tranquila aquí no van a encontrarte. — Ella sonrió.

— No estoy huyendo del todo Alana. — Admitió a su amiga. — Simplemente no quiero alterar el orden de las cosas. —

Aunque ella ya lo había hecho, en realidad Tawny desafiaba a la propia Luna con cada latido de su corazón, porque Tawny no debería estar viva, no debería estar tan cómoda en ese momento.

— Pero yo no podía ni quería quedarme a ver algo que me niego a aceptar. — Admitió.

— Dime algo ¿Tú sabes bien la leyenda del Alpha de esa manada? — Tawny enarcó una ceja, pero asintió. — ¿Podrías contarme? —

— La Luna hizo un trato con su padre, ofreciéndole un Alma pura. —

— ¿Fue la de su hijo? —

— Ayreh Coleman Hell. Si. — Asintió Tawny, queriendo retorcerse con solo decir su nombre. — El actual Alpha de la manada. —

— ¿Está loco? — Tawny hubiera reído, pero decidió seguir el juego a las leyendas que se contaban fuera de la manada.

— No tan cuerdo como debería. — Asintió, porque aquello era cierto.

— ¿Es cierto que es extremadamente fuerte? —

— Es parte de su maldición. — Asintió Tawny. Aunque aquello le gustaba del Alpha, todavía recordaba la manera tan fácil en que podía cargar con ella.

— ¿Huiste de esa manada, cierto? ¿Te torturaron, verdad? — Entonces Tawny no pudo evitar reír. Y Alana la vio muy confundida.

— Algunas leyendas no son ciertas Alana. — Admitió finalmente con una sonrisa. — Ese Alpha, está desquiciado. Tal vez maldito. Pero es un Alpha después de todo. Hace su trabajo bien con la manada. —

— ¿Cómo? — Alana de verdad no entendía. — Pero ¿Y los cuerpos empalados al inicio de su territorio? — Tawny quiso reír otra vez.

— Es un Alpha con unos métodos bastante eficaces para infundir miedo en sus enemigos. Desde que tomó el cargo ni una sola otra manada se ha atrevido a cruzar nuestros territorios, aunque lo han intentado no son capaces de entrar del todo. —

— ¿Entonces la gente no se quiere ir? — Tawny negó de inmediato.

— No realmente, puede que sea una manada pequeña. Pero hasta donde sé viven bien dentro de la manada. —

— ¿Tú vivías bien? — Le preguntó Alana, y Tawny suspiró.

Vivía bien la verdad, siendo consejera, servidora y también su mejor amiga. Claro que vivía bien. Pero no podía decir a los 4 vientos que tenía una marca, no podía decirle a todo el mundo quién era su pareja.

— Cómodamente. — Admitió recordando su hogar, una pequeña cabaña cerca del castillo y mansión principal del Alpha.

— Entonces este Alpha... — Tawny le prestó atención otra vez. — ¿No puede tener hijos porque está maldito? — La Luna declaró y pidió que el Alpha no pudiera tener hijos, si eso fue parte de su maldición. Tawny asintió.

— Se suponía. — Susurró más para sí misma.

Para Alana aquello tenía sentido. ¿Como el maldito infierno iba a tener hijos? Nadie querría seguro, de hecho todas las manadas enemigas temían porque algo así llegará a suceder.

— Eso está de locos. — Dijo con una mueca.

La verdad es que muchos le rezaban a Luna que por favor. Ese Alpha sanguinario muriera antes que su sangre llegará a perpetuarse en la tierra. Porque tenían miedo de él. De que sus hijos fueran igual de invencibles y poco cuerdos. Pero casi aseguraban que no, él no podría reproducirse, no cuando todas las betas, Alphas y Omegas temían de él. Excepto una Omega. 

Hell ©Where stories live. Discover now