43. Quiero una eternidad contigo.

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El Alpha estaba molesto al principio, odiaba cuando su Luna estaba tan lejos de él y sus feromonas lo llamaban, le molestaba porque sabía que su Omega era irresistible y estaba seguro que si había otro Alpha o Beta que no fueran sus cachorros cerca iba a matarlos.

— Alpha. — Soltó un pequeño jadeo y susurró al verle saltar al balcón, sus ojos pararon frente a la enorme forma humana de su esposo. Extraño que saliera en medio de la noche y regresará sudado, agitado y con mucha agonía en su interior.

— Ahí estás. — Soltó el Alpha aliviado de verla parada frente a él. No quiso contenerse y abrazarla con fuerza, porque no estaría tranquilo hasta sentir su tersa piel junto a la suya. No hasta notar el fuerte latido del corazón de su Omega.

Ella sonrió avergonzada cuando su Alpha se agachó hasta su pecho para escuchar el fuerte latido de su corazón. Eso quería escuchar, casi sólo eso bastaba para él. Ella rió cuando escuchó el suspiro de alivio de su Alpha.

— ¿Qué pasa? ¿Te asusté? — Río avergonzada por haber manipulado a su Alpha sin querer con sus feromonas a través de la conexión.

— Eres un problema Omega. — Ella río.

— Sólo te quería de vuelta en el nido pronto. — Admitió abrazándolo con fuerza dejándose envolver por ese saco de instinto y muerte. Dejó que envolviera su cadera con sus brazos y con una hermosa sonrisa unió sus labios a los de su Alpha dejando que devorará su aliento.

— ¿Porque estás sudado y sucio? — Preguntó con una pequeña sonrisa al sentir al tacto la piel de su Alpha perlada en sudor.

— Salí a hacer una diligencia. — En los ojos de su Alpha observó una imagen resplandeciente y la Luna con forma humana desnuda. Tawny empujó a su Alpha en ese mismo instante, molesta.

— ¿Estabas con la Luna? — Se sentía hasta ridícula preguntando esa estupidez, pero tal vez eso explicaba el que la Luna no estuviera en lo alto de la noche. Su Alpha carcajeó un poco y eso sólo la hizo molestar más.

— ¿Crees que es una broma Alpha? ¿Te dejaste seducir por la Luna? — Pregunto incrédula, porque siempre pensó que ella era todo lo que él necesitaba.

Él sólo volvió a reír, su Omega molesta era preciosa, cerró los ojos queriendo disfrutar de las feromonas y aroma picante de su Omega en ese momento.

— ¿Me estás ignorando? Pedazo de idiota. — Estaba por golpearlo, ella no iba a aceptar eso, cuando su Alpha detuvo su mano y casi la sostuvo con fuerza ambas manos, la hizo quedarse quieta.

— Me deshice de ella. — Ella lo vio sin saber de qué hablaba.

— ¿Qué? —

— Está muerta Tawny. Si esa era una diosa no quiero preguntar que pasa con los demás dioses. — Se río un poco, mientras su Omega no lo terminaba de asimilar.

— ¿De qué diablos estás hablando? — Preguntó.

— Ya no hay diosa de Luna. ¿Si? Ya no va a molestarnos. — Decía su Alpha sujetándola por las caderas dispuesto a celebrarlo en la ducha y terminarlo en el nido. Porque ahora sólo quería un buen merecido premio y qué mejor que con su deliciosa y exquisita Omega.

— ¿Se puede asesinar a...? — Ella estaba sin habla.

— Yo lo hice. — Dijo su Alpha sin más, con una sonrisa, orgulloso, porque él no entendía lo asombroso de aquello.

— ¿Te das cuenta de que es lo que hiciste Alpha? —

— ¿Qué hice? — Pregunto depositando a su Omega en la mesa del lavamanos mientras comenzaba a quitarse el cinturón dispuesto a quitarse los pantalones que pronto estorbarían.

Hell ©Where stories live. Discover now