Solo te quiero para que juegues conmigo [2]

Capítulo 21

—¿En serio?

Miré a Oliver apagar la caminadora para limpiar la pantalla y agarraderas velozmente con una toallita húmeda, mientas tanto, yo bajé la velocidad de la banda para poder hablar con él.

—¿En verdad me vas a dejar por irte a coger?

—Lo siento hermosa, pero coger es coger. Es mucho mejor cardio que esto.

—Es la segunda vez que me lo haces.

Oliver se acercó para darme un beso en la frente, definitivamente va a abandonarme de nuevo.

—Te veo el sábado en el bar de Raúl para mi fiesta de cumpleaños.

—Sí, sí, no se me había olvidado.

—Bueno, con eso de que has estado ocupadísima con todos tus asuntos del laboratorio, no está de más recordártelo. En fin, me voy a bañar rápido, te amo. ¡Sigue corriendo, tú puedes!

Lo miré bajar de la caminadora tomando sus audífonos y su toalla. Tomé mi celular y le di play de nuevo a la canción, regresándola para disfrutarla como se merece, Rockstar de Post Malone comenzó a sonar y yo subí la velocidad de la banda a 10.9 para comenzar a correr y correr, últimamente se ha convertido en una de mis actividades favoritas. Y es que es cierto que he desarrollado una relación mucho más estrecha con el gimnasio ahora, suelo venir incluso los fines de semana y me he enamorado de los ejercicios en poleas y de cargar bastante pesado en los días de glúteos.

Debo aceptar que echo de menos a Ingrid, desde aquel día que la dejé en su casa no hemos vuelto a hablar y ella no regresó al gimnasio. Se acabaron los entrenamientos juntas y las pláticas que teníamos en la escaladora y en el vestidor, en verdad que extraño mucho verla diario. Extraño tenerla presente en mi vida, pero entiendo que la he cagado por completo, ¿cómo no fui capaz de contarle? Se supone que es mi mejor amiga, se supone que no nos juzgamos y que deberíamos tener la libertad de contarnos todo. Y sé que rompí ese acuerdo, estoy consciente de que yo la regué. He arruinado muchas cosas desde el verano del 2018, pero hacer sentir mal a Ingrid es algo de lo que me arrepiento mucho.

Así que, tuve que aprender a hacerlo todo sola. Éramos yo y mis audífonos contra el gimnasio, con los entrenamientos a solas y en silencio. Y realmente no puedo quejarme porque he visto cierto progreso con mi cuerpo y con mi fuerza, cada día se siente mejor y realmente me siento orgullosa cada que me veo al espejo, cada que veo mis piernas más torneadas, mis brazos más tonificados, mis glúteos un poco más grandes.

Y aunque Oliver esporádicamente entrena conmigo, ya me estoy acostumbrando a entrenar sola, a hacer todo por mi cuenta.

—No puede ser...

Apagué la caminadora para observar mejor la foto de la historia de Elián, se encontraba en el mismo lugar en el que estaba Ingrid en su historia de Instagram, ambos la subieron casi al mismo tiempo... ¿Será que...? ¡Pero si hace tan solo unas semanas no podían ni verse en pintura! ¿De qué me estoy perdiendo ahora que Ingrid y yo no nos hemos hablado? Vaya que es cierto eso de que nada está escrito, en ningún momento me hubiera podido pasar por la mente que ese par estaría hoy disfrutando de una exposición en el Soumaya, ¡qué vueltas da la vida!