Capítulo 17

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Mientras terminaba de apuntar en la bitácora el peso de los ratones, no pude evitar percatarme de una escena particular. Julieta estaba ahí a unos cuantos metros de mí con Jorge, en la mesa contigua a la nuestra en el laboratorio, hablaban demasiado cerca y la forma en la que se miraban y sonreían demostraba claramente que se están coqueteando. El lenguaje corporal de Julieta lo está diciendo todo, cómo nerviosamente se arregla los lentes, como se enrolla con el dedo índice el largo mechón de cabello que se ha agarrado y cómo moja sus labios sutilmente. Por otra parte, tenemos a Jorge que intentaba tocarle la mano con cualquier pretexto, ¿qué está pasando ahí? ¿Acaso Julieta gusta de Jorge? ¡Y viceversa! ¿O por qué últimamente pasan tanto tiempo juntos?

—¿Qué fue eso? —Le pregunto, una vez que él la deja sola—. ¡Estaban coqueteando descaradamente!

—¡Ay no! ¿Cómo crees? Jorge se ha convertido en mi mejor amigo. Aparte yo sigo siendo novia de Eric, ¡¿cómo crees que voy a tener algo con Jorge?!

—Yo solo dije que estaban coqueteando, no que tenían algo.

—Pues no Ann, no tenemos nada ni estamos coqueteando, somos amigos. Es como si te dijera que coqueteas con Oliver.

—Bueno, eso es imposible porque Oli es gay, pero Jorge no lo es. —Le guiño el ojo, tomando mis cosas—. Solo digo.

Julieta se negó con la cabeza, pero creía conocerla lo suficiente como para saber que algo pasaba. La forma en la que mira a Jorge es la misma con la que miraba a Eric hace unos meses cuando fuimos a jugar boliche juntos, además he notado que ha empezado a usar más perfume y llega mucho más temprano para encontrárselo casualmente en el bioterio y así quedarse platicando. Julieta gusta de Jorge, aunque intente ocultármelo.

—En fin, no me digas nada. —Musito, sonriéndole—. Me daría mucho gusto que salieras de tu relación tóxica con Eric y empezaras a salir con Jorge, se ve que es buen chico.

—Anette...

—Voy a sacar los cálculos de la dosis, voy por mi calculadora.

Julieta se negó con la cabeza y yo no pude evitar sonreír, cualquiera que tenga ojos en este lugar se daría cuenta de que ese par no ha dejado de coquetearse desde hace semanas, pero ella no lo va a aceptar, lo sé. Abrí mi mochila y busqué la calculadora hasta el fondo de ella, sintiendo como mi celular vibraba en el bolsillo de mi bata, al sacar el teléfono me di cuenta de que Tristán me escribió.

Tristán Ayala: Salí temprano, ¿a qué hora sales tú?

Anette Ibarra: En una hora y media. ¿Por?

Tristán Ayala: ¿Quieres ir a comer conmigo?

Conocía mi respuesta. Sí, era obvio que quería ir a comer con él, verlo siempre es una buena idea. 

Acordé de verme con Tristán en la sucursal de La Casa de Toño que está cerca de la Alameda del Sur

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Acordé de verme con Tristán en la sucursal de La Casa de Toño que está cerca de la Alameda del Sur. De hecho, al pasar por ahí, no pude evitar pensar en Ingrid apenas pasé por el parque. Recordé cuando aquella tarde lluviosa Gabriel le rompió el corazón y la dejó ahí, con el corazón hecho trizas y cómo fui a recogerla aquel día, cómo paso la noche llorando hasta quedarse dormida... Ahora es ella quien va a dejarlo a él y no puedo sentirme más orgullosa.

Solo te quiero para que juegues conmigo [2]Where stories live. Discover now