Capítulo 9. Diferentes tipos de guerra

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- El derecho a ser Comandante me corresponde a mí, no pienso renunciar, Aden.- ahora fijó su mirada en el joven, tratando que comprendiese a donde les llevaba esto.- Si no renuncias, no nos dejas otra opción.

- Habrá guerra, si es lo que quieres.- concluyó el joven que no se había amedrentado. Lexa le había enseñado demasiado bien.

- Que así sea.- aceptó Lexa, sabiendo que el conflicto ya era inevitable.

Los representantes empezaron a espolear sus armas gritando una única palabra "Guerra, guerra, guerra". Lexa se dio la vuelta para ver a Clarke, que la observaba con terror, sabía que era lo último que quería, pero no había podido evitarlo. Fijó la mirada en ella y vio resentimiento en sus ojos. Se acercó a los skaikru, a partir de ese momento corrían peligro, una declaración de guerra era algo muy serio, desde ese momento eran enemigos y podían darles muerte.

- Tú y los tuyos tenéis hasta la medianoche para abandonar los límites de Polis.- les concedió Aden.- Los skaikru han venido en son de paz a negociar, nadie les hará daño antes de la medianoche.- dijo dirigiéndose a los representantes, que lo aceptaron en silencio.

Lexa asintió agradecida, una de las cosas que le había enseñado a su pupilo era tener honor. Si una negociación acababa mal, lo justo era dar al enemigo unas horas para que pudiera marchar. A pesar que Aden les había dado su palabra de no atacarles, Lexa sabía que corrían peligro y debían marchar cuanto antes. Así que se dio la vuelta y se apresuró a abandonar la sala, junto a los skaikru. Una vez fuera de la sala, Clarke la encaró, estaba totalmente fuera de sí.

- ¿Te das cuenta de lo que acabas de hacer?- preguntó alzando la voz, por un momento estuvo a punto de sacar su espada y amenazar con ella a la rubia con tal de mostrar autoridad. No obstante, ya daba igual, los clanes creían que era débil.

- No me han dejado otra opción, Clarke.- respondió con voz firme la castaña.

- ¡Siempre hay otra opción!- repuso Clarke que ya estaba gritando fuera de sí.- Nos has condenado a todos a la guerra que queríamos evitar.

- ¿Qué querías que hiciera?- esta vez fue Lexa quien alzó la voz, ya había tenido suficiente aquel día como para aguantar la reprimenda de la rubia.

- Podrías haber renunciado a ser Comandante y volver con nosotros a Arkadia.- contestó Clarke con vehemencia.

- Jamás, soy Heda y lo seré hasta la muerte.- dijo Lexa con rotundidad.

- Tu orgullo nos matará a todos.

Fue lo último que dijo antes de marcharse de allí, vio como Bellamy la acompañaba junto a la mayoría de los suyos, solo quedó Kane, al que pidió que preparase a los suyos para marchar de inmediato, tenían que llegar a Arkadia antes de medianoche. Kane parecía superado, era un hombre pacífico y lo último que quería era la guerra, pero aceptó las indicaciones. Lexa le comentó que ella no partiría a Arkadia, trataría de reunir el máximo número de guerreros posibles entre sus apoyos y posicionaría a sus hombres alrededor del campamento skaikru, ya que sabía que ese sería el primer objetivo de Aden y los suyos.

Acto seguido se reunió con Indra, que había abandonado el consejo detrás de ellos y empezó a trazar un plan con ella. También se reunió con el representante del Reino de Hielo, que era fiel a Lexa desde que perdonó la vida a Roan y le hizo rey, y de los trikru, con los que ya contaba al ser su propio clan. Tenía el apoyo de tres clanes, además de los skaikru. Aunque no le gustase, contaba con el armamento de la gente del cielo que era muy superior al que ellos tenían, además del numeroso ejército de Roan. Deberían vencer de manera fácil a Aden y a los otros clanes, no obstante, tenían un hándicap. El Reino de Hielo se encontraba a una larga distancia y Roan tardaría varias semanas en reunir a su ejército y llevarlo hasta el campo de batalla. Mientras tanto, tendrían que reunir al mayor número de guerreros, aguantar y proteger a Arkadia hasta que llegase Roan. Poco después, se dispusieron abandonar Polis, sin embargo, Lexa antes quería pasar a recoger algunos objetos personales en su alcoba. No sabía si volvería algún día a Polis y por si no lo hacía quería llevarse con ella todo lo que significase algo para ella, como el dibujo que le había hecho Clarke. Le hubiese gustado despedirse de ella, pero sabía del temperamento de la rubia y prefirió no hacerlo. Le había dolido sus palabras, creía que la skaikru la entendía, que sabía lo que significaba ser Comandante. No era una opción, era parte de ella y no podía simplemente renunciar. Esperaba poder explicárselo si la rubia aceptaba escucharla cuando se reuniesen en Arkadia.

Un Mundo Nuevo [Clexa]Where stories live. Discover now