Indíla es una prestigiosa profesora de universidad.
¿El secreto de su éxito? Indíla es una "Omega - superior".
Se dice que al ser una "Omega marcada" es capaz de manejar sus feromonas a voluntad, provocando una manipulación en masa entre sus alumn...
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Rose
Miré perpleja a mi Omega tendida sobre el sofá y un vaso de uisquí en cada mano, completamente perdida.
Pero lo peor, tenía a un muchachito todo cariñoso recargado en respaldo del sillón, viéndola muy de cerca con una cara de ensoñación y sirviéndole hielo inmediatamente que lo ocupaba - supongo que la cabeza se me calentó al instante pues todo parecía muy erótico.
El niño pasaba sus ojos por las desnudas piernas de mi chica y mordía su labio al recorrer una lasciva mirada por sus pechos voluptuosos que se asomaban de entre los botones abiertos de su blusa, suspirando a cada milisegundo.
- ¡¿PERO QUE MIERDA?!
...
Momentos antes, después de haber terminado algunos ajustes al plan, incluyendo a Filipp y otros más, el Doctor Vladimir solicitó mi atención nuevamente.
Parecía alterado y un poco fuera de sí. Lo único que me dijo fue que ya había hablado con Indila y que debíamos darle tiempo, para que el momento indicado llegara y pudiera hacer mi parte. Hizo mucho hincapié en no volver a tocar el tema.
- Confía en tus instintos Rose y sabrás que hacer.
Finalizó y desapareció entre los pasillos.
Luego casi inmediatamente la llamada de Anna provoco un movimiento masivo de nuestra querida manada hacia este bar.
Elegante lleno de luces fluorescentes y tenues, buen ambiente, empleados uniformados atendiendo distintas mesas, suficientemente grande como para perderse.
...
Esto en definitiva no era nada bueno. Sobre todo después de haber gritado como histérica detrás de la puerta entre abierta y controlar mis feromonas acecinas.
La mujer Omega en frente de mí apenas y podía mantener la mirada fija en un solo lugar.
El liquido de uno de los vasos le había escurrido en la mano por accidente, de inmediato el camarero con chaleco elegante se arrimó a ella y tomó el recipiente dejándolo a un lado en una mesita, sonrió tiernamente hacia mi chica y le susurró tranquilo y coqueto - ¿Me permite madame? - la mujer asintió con la cabeza y este tomó su mano con suma delicadeza sonrosándose y limpiándola con un pañuelo de tela blanco.
