Día de flores: 1 (+18)

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Rose



Era Indila.

Reconocí su delicada figura encogida tras el escritorio, tratando de regular su respiración.

¿Qué la tenía en ese estado? Temía averiguarlo, y ¿si se siente mal? Sin embargo el olor que transmitían sus feromonas decía otra cosa. Al olfatear ese aroma delicioso, en mi mente solo se escuchó un cick bastante escandaloso que bastó para desinhibirme ante ella. Fue como un cambio radical de actitudes. Me recargué del marco de la puerta y me dirigí a ella con toda tranquilidad, como si toda la energía regresara a mí con su sola presencia.



- Hola preciosa

Ella reaccionó al instante. Me miró con los ojos cristalinos y las mejillas ardiendo en rojo. El pensamiento dentro de mi cabeza solo podía maquilar entorno a esa linda mirada que ahora tenía un brillo diferente.

- ¿Q, que haces aquí?

Su cuerpo se estremeció a tal grado que la vi temblar, mientras que mi cuerpo vibraba de emoción.

- ¿no recuerdas? Le prometimos a Ana que estaríamos a tu lado a partir de ahora – sonreí ladina – y créeme amor... - me acerqué con pasos lentos y tortuosos - no pienso desaprovechar una oportunidad como esta.

Llegué al escritorio donde se encontraba, ya para entonces estaba repleta de ideas atrevidas que moría por probar justo en esa mesa de la profesora. Rayos, ¿Qué pasa conmigo? En lo más recóndito de mí ser, la voz de mi conciencia se asomaba, pero era muy tarde ya.

- lo recuerdo... entonces vámonos.

Se levantó de la silla, observando la puerta. Sabía lo que estaba pensando, al igual que yo, hacía uso de todas sus fuerzas para ignorar sus instintos...

Que linda

De inmediato sentí como a sus piernas flanquearon, lo que provocó un desvanecimiento entero de su cuerpo. La tomé en brazos envolviéndola, antes de que impactara con el suelo – le daba seguido eso de caer al piso últimamente - . Pensé que estaba a punto de desmayarse, pero solo se encontraba realmente mareada.

- Indila, hermosa ¿estás bien?

- Amm, si. m, mierda no puedo ha,hablar – dijo casi en un susurro.

- Tranquila, entraste en pree celo, ¿no es cierto?

- M, me temo que si, ah. Con un demonio... tengo que, tengo que tomar medicamentos... inhibidores... ahora...

- NO

¡rayos! Eso sonó casi como una orden.

- Por favor... tengo que tomar medicamentos...

Sus ojitos se ponían acuosos. Tenía que pensar rápido. No podía seguir mintiéndome.

La quiero

La Danza De Indila (Gl)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora