Rompe y reconstruye

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Tomé un avión y desaparecí. Me prometí no volver la vista atras...





Al terminar de relatar su historia, la Omega queda mirando a la nada. Su semblante reflejaba a la perfección aquellos recuerdos perturbados.

La dejaron reposar un rato, no sabiendo cómo reaccionar ante aquella confesión.

Indila había pasado por mucho. Era un verdadero milagro que haya salido con vida de aquella tragedia.

Lo extraño fue que, en un momento dado, Indila parecía soltar sus tenciones. De rodillas en las mullidas colchas su cabeza empezó a bajar, sus brazos y piernas a destensarse. Ésta inconscientemente dejó ir las nubes que cubrían la habitación de un frío efecto desgarrador para dar paso a la presencia de un apenas perceptible olor frutal.

La Omega sentía su cuerpo ligero. La gran carga que poseía había desaparecido de sus hombros. Haber hablado con alguien y abrir su corazón puede que hayan sido las llaves para apartar el dolor, el odio, el rencor que sentía hacia todo su pasado. Incluso de si misma. Sin embargo, le era difícil y complicado. Sus recuerdos se sentían frescos, su dolor aun quemaba la piel.

En frente de todos se encontraba solo un ser humano, cansado. Su rostro aun reflejaba aflicción, pero, era una leve melancolía. Las obvias cicatrices del pasado.

Las lágrimas empezaron a rodar por sus mejillas.

- Se lo que están pensando, soy yo el verdadero monstro cierto? ... ¿Qué clase de Omega se desase de su propio Alfa? ... ¿ahora me tienen miedo? – el pensamiento era un tanto divertido, no logró atemorizarlos como maestra, pero como persona... estaba claro que llegaba a ser perturbadora. los chicos se miraron entre si extrañados, en desacuerdo con los pensamientos internos de la Omega – soy la maestra del diablo después de todo... si, lo soy – reafirmó en tono lúgubre. No esperaban que supiera de su sobrenombre.

Resignada, Indila dejó caer su cabeza entre sus piernas, rodeó las rodillas con sus brazos haciéndose una bolita temblorosa.

- Ni siquiera merezco tener lastima de mi misma... Debería morir – admitió en un susurro.

Se odia a sí misma – pensó Rose – se parece tanto a mi... - apretó los puños.



Estaba claro que la perspectiva de Indila había roto las paredes que existían entre todos ellos. Cual bola de demolición. Su realidad y la de todos quedaron al descubierto. Un verdadero sacrificio, exponer las heridas del alma. Ahora la pequeña manada se sentía unida a la Omega y a su vez, muy (pero muy) en el fondo, ésta también. Era inevitable después de todas las molestias que se habían tomado para mantenerla segura y resguardada.

Ellos no la culpaban por sus actos... Ok si, tampoco estaban de acuerdo con la muerte. Asesinar personas era claramente algo que no estaba bien, no natural pensando en que era casi un suicidio viniendo de una Omega enlazada.

Pero ellos la comprendían. Sabían lo que era estar entre la espada y la pared. No tener salida, ni a nadie con quien contar.

Tampoco era como si ese evento no la hubiese marcado de por vida. Ella claramente estaba sufriendo por sus pecados.

Primero Rose siente un impulso por lanzarse a consolarla. Pero Charlot se le quiere adelantar y la detiene bruscamente, hay un leve choque de miradas, un par de Alfas en conflicto.

¿Qué demonios significaba esto? Charlot se veía con los pensamientos nublados ¿trataba de ganar terreno sobre Indila?

Ambas reaccionan cuando Dodó aprovecha para lanzarse contra ella desasiendo su nudo de tristeza y tirarla en la cama abrazándola. La decepción en el rostro de ambas era clara.

La Danza De Indila (Gl)Where stories live. Discover now