Una esperanza de muerte: 1

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Indila abrió los ojos, uno después del otro parpadeando lenta y perezosamente para distinguir el cuarto de paredes anchas amplio en el que se encontraba, de colores cálidos y cremosos. Llevó una de sus manos a sus globos y talló para desempañarlos, distando una gran ventana cerrada a su derecha, cuadros sencillos colgados de la pared que no desentonaban en lo absoluto y luces tenues en el techo de la casi inmaculada habitación. A su izquierda, una cortina enorme que dividía en dos el cuarto.

Una cabeza se asomó tras la cortina, se trataba de su enfermera personal uniformada de rosa, que entró al cuarto como donjuán por su casa concentrada en la tableta digital. Ignorando a la paciente por unos segundos, hasta que esta reclamó su atención.

- Amm, ¿señorita?

La chica dio un pequeño saltito, mirando de inmediato a la paciente que había estado veinticuatro horas completamente noqueada. Que hasta muerta parecía.

- Ho mi dios! Ya estas despierta - la mujer parecía emocionada - dame unos segundos para avisarle al doctor.

- ¿¡doctor!? - la voz le salía rasposa - no, yo no quiero ver a ningún doctor - las ideas se mesclaron dentro de su cabeza, sin dejarla pensar claramente - ¿Qué hago aquí? ¿Quién es usted?

Inquieta miró a su alrededor con más detalle se incorporó de una cama, fijándose en las maquinas a las que se mantenía conectada gracias a cables, bastantes cables y tubos transparentes. Ella ya reconocía esos aparatejos, ese tipo de sabanas y la horrorosa bata que vestía.

Estoy en un jodido hospital.

...

- Señor

Mariana la asistente del profesor se acerca al grupo de personas en la sala de espera, interrumpió un interesante juego de ajedrez entre Rose y Vladimir, en el que se pretendía más que matar el tiempo, distraer el alma para no causar estragos durante este lento, lento, pasar de las horas. No había nada que hacer para apaciguar sus mentes, sin poder comer o conciliar el sueño, tan solo esperar.

Igual de entretenidos Charlotte, Draco y Anna se dedicaron a planificar su siguiente movimiento contra los Donovan. Tomaron distancia de su amiga rosada puesto que ya había tenido demasiada acción sangrienta el otro día y no querían que se les fuera de las manos. Sin embargo el Alfa macho no podía esperar para cobrar su venganza contra aquellos que habían dañado tanto a su adorado, amigo... amante... crush... o lo que sea que fueran a estas alturas.

Todos miraron expectantes a la mujer que traía toda la intención de ocultar su animoso estado.

- La paciente Indila ha despertado y requiere de... - a lo lejos se escucha como algo se quiebra y unos gritos invaden los alrededores. Mariana cierra dos ojos y evita una mueca de sufrimiento, traga seco y continúa - requiere de su "muy" delicada atención.

En el acto, Vladimir se levanta y todos los demás siguen sus pasos.

Recorren los silenciosos pacillos a grandes zancadas, por no decir que estaban corriendo para no infringir las leyes del hospital, llegaron al cuarto donde se escuchan gritos de los enfermeros y cosas rompiéndose.

Rose se encuentra en su límite e intenta entrar. Pero el profesor le detiene firmemente de un brazo. La chica lo mira con recelo pero este se observa en control total.

- Dejen que sea yo el que la vea primero.

- Pero nosotros... - Rose intenta replicar.

- Tranquila, es peligroso que todos entremos al mismo tiempo. Les aseguro que en cuanto controle la situación les aré pasar. ¿tenemos un trato?

La Danza De Indila (Gl)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora