28.

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Lexa Pov.

Mis manos sudaban y sentía toda clase de animales corriendo como si no hubiera un mañana en mi estómago, estaba realmente nerviosa por lo que haría, lo que tenía nervioso a mi amigo también, ya que él era quien me iría a dejar al lugar. Se supone que iría a casa, pero le dije a Clarke que no podría, que las cosas se habían complicado un poco con un grupo de músicos creídos y mimados, a lo que entendió bastante bien y me dijo que nos veríamos allá, y que por favor intentara hacer algo por mi imagen antes de irme. Ahora estaba a minutos de llegar al lugar, quería que todo saliera perfecto.

-Bien, pequeña, llegó la hora.- Dijo Roan, llamando mi atención.- Suerte.- Sonrió.

Suspiré y me quité el cinturón de seguridad.

-Gracias por todo, barbas.-

-No hay de qué, sólo te pido que me inviten a la boda.-

-Eso ni lo dudes.-

Me despedí, me bajé del auto y me acomodé el saco. Respiré hondo y entré al restaurante. Habían muchos candelabros elegantes en el techo, todo se veía muy delicado y refinado. Busqué a mi familia con la mirada hasta que los encontré, todos estaban muy elegantes, incluso mi pequeña Octavia, la cual estaba usando un vestido que la hacía ver un poco más grande (yo sé que Clarke la había obligado o algo así, porque ella enserio los detesta). Me acerqué con una sonrisa a la mesa y saludé a todos los presentes, para luego sentarme al lado de mi chica.

-Vaya, que elegante estás, amor.- Me dijo mirándome de arriba a abajo.

-Tú no te quedas atrás, estás preciosa.- 

-Gracias, fui la que menos se demoró en casa.-

-¿Cómo lograste que Octavia usara algo que no fuera una camiseta tres veces su talla y pantalones deportivos?- Le pregunté admirada.

-Fácil, le dije que si no se vestía bien para hoy, no podría ir  por un mes con el equipo de boxeo, accedió de inmediato con eso.-

-Vaya, vaya, al fin aprendes algo de mi.-

-No siempre puedo ser la madre permisiva y buena onda, a veces tengo que poner más reglas, no queremos que sea como tú cuando tenías esa edad.-

-Ya te gustaría que tu hija sea como yo.- Le dije en tono engreído.

Comenzamos a charlar entre todos, Bellamy nos contaba sobre la posible residencia que había conseguido en el hospital de veteranos de Phoenix, Jake hablaba de cómo es que soportaba a tantos idiotas adinerados que prácticamente querían que les regalaran los repuestos de sus autos, y Raven y Jasper hablaban de cuanto deseaban ser lo suficientemente buenos para estudiar en el MIT.

Las velada avanzaba junto con las conversaciones, pero hubo un momento en especial en que me arrepentí de mi plan. Vi a mi hermano menor y me emocioné, él siempre ha sido un chico al que le cuesta un poco socializar, siempre la que tenía toda la atención era yo, pero, en estos momentos, él era la estrella del lugar, su sonrisa lo decía todo, nunca lo vi tan a gusto mientras hablaba con alguien que no fuera papá o yo. Si le pedía matrimonio a Clarke ahora, él pasaría a segundo plano, y no quiero eso para mi pequeño Bellamy, quiero que pueda disfrutar siendo la estrella del día al menos por una vez en su vida que no sea para su cumpleaños.

Para el momento de ordenar el postre lo noté algo complicado.

-¿Qué pasa, Bell?-

-Es que... mm... no sé por cual decidirme...-

-¿Cuales tienes en mente?-

-El pastel de chocolate, el brownie con helado y salsa de chocolate o la tarta de manzana.- Dijo serio mirando el menú.

Opuestos Dispuestos. (Clexa)Where stories live. Discover now