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Luego de varias entrevistas, los chicos al fina habían quedado libres, claro que a una hora muy tarde, lo que, para la mala suerte de la capitana, significaba que lo más probable es que la bebé y su hermano estarían durmiendo... aún que... ¿Era eso tan malo? Después de todo, tendría a Clarke para ella sola... Definitivamente no había sabido que sentir o pensar en esos momentos, lo único que sabía con certeza era que moría de hambre, así que pasó a una pastelería de camino al hotel y compró toda clase de dulces, incluidas unas galletas de dinosaurios para su pequeña. Cuando volvió al hotel ya todos estaban durmiendo, así que no le quedó de otra que ponerse su pijama y dormir todo lo que pudiera, pues al día siguiente tenían que practicar mucho, y así fue exactamente, pero su mañana la pasó con su familia comiendo delicias en la cama más grande y jugando y riendo con ellos. Lamentaba profundamente el no poder estar con ellos por mucho rato en este viaje.

Estaban a minutos de comenzar con la final del torneo, como siempre todos estaban muy nerviosos, pero ganaran o perdieran, los patrocinadores, contratos y fama les lloverían, pues ya eran uno de los mejores equipos a nivel mundial, y había sido mucha la suerte para poder llegar tan lejos la primera vez que participaban en algo así.

Sé que querrán saber detalles de cómo fue aquella partida, pero no vamos a entrar en detalles, pues ninguno de nuestros jugadores favoritos la pasó muy bien que digamos. Fueron derrotados por el equipo contrario, el cual ya era dueño de cuatro copas consecutivas, pero sí les contaré que perdieron de una forma muy digna, lograron aguantar y dar batalla por más de 50 minutos, poniendo varias veces en apuros a sus contrincantes, pues les había faltado muy poco para explotar su nexo, pero los habían exterminado, y, en ese lapso pequeño de tiempo, lograron tirar abajo las pocas defensas que les quedaban y ganar el juego.

Ninguno estaba decepcionado, pues todos habían dado lo mejor de sí, y, si habían llegado tan lejos en su primera vez, en donde además a último momento se sumaron dos chicos con los que en sus vidas habían jugado, estaban seguros de que el próximo año ganarían. No tenían duda alguna sobre eso, ahora solo les quedaba seguir entrenando y mantenerse activos en el mundo de los e-sports. Ya eran conocidos como, por lejos, el mejor equipo, aunque hubiesen perdido en el último juego.

Aquella noche todos se fueron a un restaurante y ordenaron sólo platillos típicos de Francia, incluidos algunos postres. Todos disfrutaron mucho aquella velada.

Era el último día en Francia, pues en dos horas más tendrían que ir al aeropuerto para volver a sus vida normales en los Estados Unidos, pero pronto se volverían a ver, pues la siguiente semana sería el cumpleaños de Clarke y todos se juntarían en casa de las chicas para celebrarlo, se habían vuelto una verdadera familia.

-Mamá, Bell molesta.- Le dijo la pequeña llegando a su lado con un puchero.

La castaña la tomó en brazos y esta se escondió en su cuello.

-Ven, vamos a castigarle, ¿Te parece?- La bebé negó sin salir de su escondite.- ¿No? ¿Por qué no?- Pero no hubo respuesta, lo que indicaba que se había quedado dormida. Miró a su novia y llamó su atención.- ¿Ahora qué hago yo así?-

-Aguantarte, sabes que llorará si la dejas en la cama.- Le contestó Clarke con una sonrisa, le encantaban aquellas imágenes.

-Esto será algo difícil pero... me gustan los desafíos.- Le dijo acercándose con una sonrisa traviesa.

Se dieron un pequeño beso y siguieron empacando. Estaban en un silencio casi total, pero no era algo que las molestara, pues estaban en compañía de la otra y haciendo algo tan cotidiano como lo es doblar ropa.

Una vez que habían terminado con la misión y guardado todo en las maletas, despertaron a la más pequeña, pagaron todo lo extra que había que pagar y salieron del gran hotel, subiéndose a una camioneta que los llevaría al aeropuerto.

Opuestos Dispuestos. (Clexa)Where stories live. Discover now