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JI YONG

Mi carácter altanero, posesivo e incontrolable siempre me ha servido para cerrar millonarios contratos, para crear una marca de éxito, para tener una gran fortuna y para todo aquello que esté relacionado a la obtención de mucho poder, incluso para afrontar los juegos retorcidos a la que la vida nos expone, había creído que era mi mejor cualidad y había disfrutado la satisfacción de siempre sentirme ganador, sin embargo con Zoe, además de explotar como una bestia, me convierto en el ridículo perdedor incapaz de manejar el dócil y tranquilo carácter de ella.

¡No tiene sentido!

Pero estoy aquí, esperando en la entrada de una pequeña casa en un humilde barrio de la ciudad, vestido de la manera más elegante que alguna vez mi esfuerzo haya hecho y sujetando con fuerza una pesada caja cuyo contenido es la más cara de las casas para princesas en versión limitada que pertenecerá a una niña de cinco años, quien es la agasajada porque de ella es la fiesta de cumpleaños a la que se refería Zoe.
Y me vine a enterar después de que Zoe saliera furiosa de mi oficina lanzando la puerta y desestabilizando algunos cuadros en la pared.

Llamé a Daesung para que me recibiera y a los pocos segundos la puerta se abrió y en cuanto lo miré me di cuenta de que, efectivamente, había exagerado en mi manera de vestir.

— ¡Wow! No está en la semana de la moda, Señor presidente — lo dijo con sarcasmo luego de barrerme con la mirada.

Daesung estaba vestido como un vagabundo, con unos pantalones de deporte, una camiseta que acentuaba sus malditos músculos y calzaba unas horrendas sandalias domésticas. Creí que siendo un diseñador no perdería el estilo ni la necesidad de vestirse con clase, por lo menos cuando va a trabajar luce como un diseñador decente. Aunque, ahora que lo recuerdo, Zoe una vez me dijo que el sueño de Daesung no fue específicamente convertirse en un creador de moda y tendencia. Lo que pasó con él fue que era demasiado bueno para trabajar con la materia prima que los diseñadores usan. Telas. Esa capacidad, sus ideas y que dibujaba malditamente bien lo llevaron a escoger la carrera que le ayudaría a sacar adelante a su familia.

— Ya te dije que no me digas así, y menos en tu casa.

— Cuando me doy cuenta de la diferencia no puedo dejar de hablarte con respeto.

— ¿En serio desencajo demasiado?

— Mmm... Creo que igual desencajarías si estuvieras vestido con ropa sencilla.

— ¡Oish! Mocoso — hice el ademan de querer golpearlo pero me esquivó.

— Mejor te ayudo a llevar esa caja que parece pesada, dudo mucho que puedes cargarla — se burló y esta vez no se escapó de un buen coscorrón.
Le quité la caja y me adelante para demostrarle que, aunque no lo parezca, si hago ejercicio y mucho.

Ni bien ingresé a la casa ubiqué a Zoe en un esquina un poco lejos de mí, sin embargo estaba junto a Annie, quien hacia un poco incomoda la visita por toda la mierda que ocurrió en nuestra época universitaria, aun así no podía detenerme por el encuentro con... ¿Cómo lo diría? ... una chica que fue un buen prospecto de conquista, también es la principal causa de mi alejamiento con la persona que consideraba mi mejor amigo.

Rayos, ahora que lo pienso, nuestra situación es bastante incomoda. Pero como es esta vida de desgraciada, me vine a enamorada de una mujer que idolatra a Annie, no solo eso, prácticamente la tiene en un altar. Tomando eso de referencia tuve que inclinar mi cabeza para saludarla muy educadamente y comprobar, una vez más, que por Zoe haría cualquier maldita cosa. Incluso perder el orgullo.

Después miré a Zoe para reconfortarme un poco y su cara de sorpresa me hizo olvidar de la incomodidad de antes. Adoraba esa cara incrédula y sorprendida. Dios... la amaba a ella.
Le guiñé un ojo medio coqueto y me dejé llevar por
Daesung para saludar a su madre y luego tenia pensado llevar a Zoe a un lugar privado, si es que lo hay en esta pequeña casa, y me cobraría los besos que no me ha dado desde dos días atrás.

Stay with me ¤ Ji Yong [Finalizada]Where stories live. Discover now