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Diego.

No lo podía creer, no podía creer que esas palabras salieran de la boca de quien consideraba mi mejor amiga, Carlota Cervantes no sólo me había traicionado sino que había agarrado la confianza que le tenía y la había pisoteado múltiples veces, no había excusas, no necesitaba excusas.

Se había acostado con mi papá, más allá de meterse en el matrimonio destruido de mis padres se había hecho mi amiga sabiendo lo que pasaba. Carlota sabía nunca había descubierto lo de Andy y yo pero bien sabía que eramos amigos, ella había sido la que había estado para mí cuando él murió aunque nunca había comprendido que tan profundo era mi dolor, nos llevamos bien antes de vivir juntos, antes que ella estuviera con mi papá.

Lo peor de todo es que se había saltado las reglas de la amistad: nunca sales con un familiar directo de tu amigo, nunca te acuestas con su papá, punto.

Muchas cosas tenían sentido, como el documental que estaba haciendo y como pasaba mucho tiempo en su campaña. La respuesta a todo estaba enfrente de mi y no la podía ver o tal vez no la quería ver. La verdad es que el matrimonio de mis padres estaba mal desde siempre, pero eso no le daba el derecho a nadie de meterse en él, las cosas no se iban a arreglar y yo tenía que decirle a mi madre pero no me sentía con las suficientes ganas.

Tenía que escapar de allí.

Lo que más me había dolido era Temo, está bien Aristóteles no me debía lealtad, las cosas entre él y yo siempre habían estado mal y aunque últimamente hemos coincidido más, realmente no esperaba nada de él (y se lo dije) pero de Temo, Dios santo, de Cuauhtémoc lo esperaba todo.

Y me había traicionado.

Había tirado nuestra amistad de años por una de meses, por una persona nueva, cuando yo había estado allí para él siempre, a pesar de que me había roto el corazón, a pesar de que el amor de mi vida había muerto y él no se había enterado, yo había estado allí desde que se dio cuenta que era gay, desde que se dio cuenta que quería hacer algo por las personas, desde que se dio cuenta que estaba perdidamente de Aristóteles. Había ido desde Toluca a Oaxaca por él. Literalmente lo había dejado todo y él ni siquiera tenía el valor de decirme las cosas.

Me sentía físicamente y emocionalmente devastado, había perdido tanto en tan poco tiempo. Había una sola persona con la que quería hablar y esta muerta. Y había una sola persona en la que confiaba pero era muy noche como para encontrarlo despierto. Aún así le mande un mensaje:

"Sr. D, hoy siento como si mi vida ya estuviera perdiendo el sentido. Hoy siento que realmente no vale la pena seguir vivo y que tal vez, sólo tal vez, tal y como Andrés ahora está descansando yo podría descansar junto a él. Al fin y al cabo ha sido la única persona en la que confíe y nunca me ha traicionado. Tal vez mi error es no haberme dado cuenta antes y partir con él."

Le doy vueltas a la idea de las pastillas, a aventarme al tráfico a cualquier cosa que pueda quitarme este sentimiento. Guardo el teléfono y avanzo para alejarme de allí cuando veo a Mateo y a Thiago. Por primera vez no me importa lo guapo que sea Thiago ni lo poco que realmente conozco a Mateo, allí mismo me pongo a llorar porque es la única forma en la que mi cuerpo puede sacarlo.

Thiago dice "Diego, Diego por favor dime que no paso nada malo otra vez, si" él por supuesto se precupa por Carlota, como todo el mundo, porque ella al parecer es la víctima en todo esto.

No puedo aguantarme y suelto "No, no es eso, literal siento que mi vida se esta desbaratando, hasta siento que me cuesta trabajo respirar" Mateo no despega sus ojos de mi, parece preocupado "Bueno, te podemos ayudar en algo" y en ese momento se que en la única persona que puedo confiar es en él.

𝐼 𝒫𝓇𝑜𝓂𝒾𝓈𝑒 | 𝑀𝒶𝓉𝒾𝑒𝑔𝑜. | TERMINADA. Where stories live. Discover now