𝟬𝟬𝟭.

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Mateo.

Lo estaba haciendo otra vez, ya era costumbre, molestar a Cuauhtémoc López más que un pasatiempo era algo que alegraba mis mañanas, y cuando lo vi solo en la biblioteca muy interesado en leer varios libros para la tarea que nos dejaron, no pude resistirme, me burlé de él y de su novio como siempre, me burlé de su falta de argumentos y la evidente costumbre que tenía de hablar con el corazón y no con el cerebro, lo mío no era homofobia, para nada, era algo personal aunque Temo no lo supiera, y no tenía nada que ver con el favoritismo de Ubaldo hacia mí, pues yo tengo el favoritismo de Elsa, era algo más personal. Me parecía divertido tratar de crear conflictos en su relación, pero más divertido era verlo perder los estribos y dejar de pensar claramente para dejarse llevar por sus argumentos tontos, hasta que escuché esa voz que conocía tan bien.

-¿Es tanta la atención que necesitas Mateo?- Dijo Diego.

Por supuesto, si hubiera sido cualquier otra persona insignificante de las que estaban allí le hubiera contestado directamente, pero preferí insultar al séquito no a él en específico, tratando de ignorar todo lo que podía su presencia, sin éxito. Descarte las respuestas de los demás rápidamente, eran muestras de su estatus y su origen, sin bases sólidas y nada ingeniosas.

-Pero conmigo si te puedes enfrentar Mateo, si te metes con Temo y con Aristóteles te estás metiendo conmigo.- Expresó Diego.

No esperaba que él intercediera de nuevo, mucho menos que defendiera a esos dos, de entre todas las personas a ellos, así que cuando conteste traté de burlarme de eso, y sin querer, deje entre ver que sabía más cosas de las que él pensaba.

-Wow, que padre, el ex defendiendo a la nueva parejita, wow no lo había visto.- Dije.

Diego, molesto, se subió a una de las mesas, y empezó a gritar en medio de la biblioteca.

-Hola, todos, atención aquí por favor, vamos a regalarle a Mateo Symanski toda la atención que necesita. En el fondo, yo creo que le tiene mucha envidia a su hermana Anya, Si se acuerdan ¿no? Cuando anduvo con Thiago y se volvió famosísima cuando subió el video de "Mi novia es Judía".

Al principio del discurso lo único en lo que podía pensar era el "vamos a regalarle toda la atención" pero siguió aventando las palabras como cuchillos, Diego, a diferencia de los tontos de Aristóteles y Cuauhtémoc, sabía utilizar bien las palabras a su favor, tiene también presencia y tiene la suficiente inteligencia como saber en qué lugar exacto es donde más duele, por lo que me desarmó con unas cuantas frases, mis argumentos tirados en el suelo, esto me descoloco así que balbucee la única respuesta que se me ocurría, incluso recurriendo a lo que más odiaba, la salida fácil de criticar a lo más obvio.

-Ya cállate, Diego. Por lo menos yo no tengo un papá que finge aceptarme solo para ganar votos pero en realidad se avergüenza de ti.

Estaba molesto, muy molesto, pero más que nada confundido por lo que había sucedido, era tan fácil ganarle a los demás, tan fácil tener la razón, siempre me había enorgullecido de mi forma de llevar los debates, de que cada palabra que salía de mi boca tenía un propósito claro, bueno o malo, pero siempre tenían un fin, y me había comportado como un tonto.

Me estaba concentrando en repetir mis errores cuando escuche la voz de la bibliotecaria regañándolo y diciendo que iba a llamar a sus padres. Y su tono de voz cuando dijo "No, por favor, solamente háblele a mi mamá, por favor." me descoloco. Y el peso de sus palabras cayó en mi espalda, salí de la biblioteca con una línea rondando mi cabeza, una frase que había escuchado hace tanto tiempo pero que seguía escuchando claramente "Protégelo por mí.". 

Ahogue un grito de frustración y pensé en todo lo que podía hacer para remediar lo que había provocado, revisé mil veces que Ubaldo tuviera su agenda llena y solo pude volver a respirar cuando vi a su madre, Soledad, entrar a la Universidad para hablar con la encargada. Había cosas de las que no podía protegerlo, por supuesto, pero maldito sea, lo iba a intentar. 

𝐼 𝒫𝓇𝑜𝓂𝒾𝓈𝑒 | 𝑀𝒶𝓉𝒾𝑒𝑔𝑜. | TERMINADA. Where stories live. Discover now