— Ya veo…—dije muy sorprendido.

Al final, hacerle caso Belfegor había resultado más beneficioso de lo que podía imaginar. Sin duda, la próxima vez que lo viera necesitaba agradecerle todo lo que me había dado.

Después de un rato, el hombre terminó de examinar todo lo que le había llevado y pude regresar a casa. Ya estaba anocheciendo, por lo que no tardé demasiado en cenar y poco después me fui a mi cuarto para ponerme el pijama y echarme en cama a dormir. No obstante, justo cuando estaba a punto de tumbarme y cerrar los ojos alguien llamó a mi puerta, por lo que me levanté a regañadientes y abrí.

— ¿No pensabas saludarme o qué? —dijo Gun apoyada en el marco de la puerta, esbozando una sonrisa maliciosa.

Me sorprendió verla allí: Chain me había dicho que había salido y no la había oído volver, así que pensaba que no iba a regresar hasta mañana.

— Creía que estabas fuera… —me excusé.

— Sí, sí… no intentes disculparte. Me he tenido que enterar por Regin de que habías vuelto, me siento herida —me interrumpió haciendo gestos dramáticos—. Pero dejémoslo, no me apetece discutir.

Quise decir algo, pero simplemente me quedé parado mirándola. No sabía muy bien qué decirle: ¿Por qué quería hablar conmigo? ¿Tendría que ver con nuestra última conversación?

Gun chasqueó la lengua.
   
— Bueno, si no piensas invitarme a pasar me invitaré yo misma —dijo entrando en mi cuarto y echándose sobre la cama de salto—. Quiero que me cuentes tus hazañas como superviviente de El Palacio, oh, gran Aiden.

Al oír aquella dramatización exagerada me destensé inmediatamente y reí mientras cerraba la puerta para sentarme al borde de la cama, junto a Gun. Ella rió conmigo, y por un momento parecía que éramos simples ciudadanos sin preocupaciones y no dos personas que volvían a verse después de embarcarse en viajes casi suicidas.

    — Si tan interesada estás supongo que no tengo más remedio que contártelo todo —bromeé.

    — Vaya, vaya… Has recuperado la vena humorística —rió Gun dándome un golpe en el hombro.

Sonreí vergonzoso y vi que Gun se sentaba en posición india mirando hacia mí, esperando que empezase mi relato. La notaba feliz, sonriente, sarcástica y dramática… La Gun de siempre, y eso me provocaba una sensación de calidez y comodidad, pero a la vez un sentimiento de nerviosismo constante. Siempre que estaba cerca de mí mis sentimientos se volvían un caos, pero intenté hacer caso omiso de aquello y comencé a contarle a mi compañera lo que había vivido durante mi viaje al Palacio.

Durante todo el tiempo ella pareció muy interesada: me miraba con aquellos ojos grandes, brillantes y curiosos.... unos ojos que no parecían esconder ya ningún tipo de carga ni preocupación, unos ojos que no creía haber visto nunca antes en ella. De nuevo, como solía suceder cuando la observaba, se me aceleró el pulso.

— Tierra llamando a Aiden —dijo Gun agitando una mano frente a mi rostro—. Te he preguntado si sabes cuanto dinero te sobrará tras todas tus transacciones.

Sacudí la cabeza y me disculpé:

    — Perdona, es solo que te ves bastante… ¿normal? —reí.

    — ¿Qué se supone que me estás llamado? — preguntó ella arqueando una ceja.
   
    — No, me refiero a que pareces estar de muy buen humor.

Ella sonrió ampliamente y se dejó caer de espaldas en la cama con un suspiro:

— Podría decirse que me he librado de un peso que llevaba encima desde hacía muchos años y ahora por fin me siento libre.

I'm (Not) A Hero (Pausada Hasta Nuevo Aviso) Where stories live. Discover now