Treinta y nueve

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El plan cero humanos continuó su curso y entre ellos no volvió haber otra disputa o discusión.
No eran los mejores amigos ni nada por el estilo cuando de algo ajeno al plan se tratase,mas mientras fuera en causa de este podían llegar a ser una espada y un escudo tremendamente fuertes.

De tanto en tanto,en solitario, visitaban aquel túmulo en el bosque. Cada vez con menos frecuencia hasta que dejaron de hacerlo. La habitación al fondo de la cabaña un buen día fue cerrada y no volvió a abrirse,el cuaderno en que ella escribía,la última mañana fría de primavera alimento el fuego y aquel nombre no volvió a ser pronunciado ni en la soledad íntima de cada uno. Pero no la habían olvidado,ni lo harían.

A Veces Zamasu creía oír su voz y su cristalina risa en la cocina,se precipitaba a encontrarla,pero... Sólo se estrellaba en el vacío.En ocasiones,cuando leía en el sofá, le parecía que alguien se asomaba a ver su libro,como ella lo hacía. Cuando estaba en la terraza una mariposa rosada se posaba en el barandal y cada vez que la pensaba,el fantasma de su ausencia se materializaba y jugaba con su mente.

A Black le pasaba lo mismo. De vez en cuando la veía,por lo que dura un parpadeo,correr hacia al bosque y desaparecer entre los árboles. A Veces la oía cantar a media voz. Una noche creyó verla sentada a los pies de la cama mirándolo con tristeza. Aquella visión fue tan nítida que estiro hacía ella las manos creyendo que podría tocarla,pero no...Y a medida que su corrupción aumentaba la visita de ese fantasma blanco,fue desapareciendo hasta que un día no la vio más y en lugar de sentir alivio por liberarse de su acoso, se sintió desolado por un tiempo. Decidió entender que Sora desaprobaba su actuar y en un momento de furia le reclamó a la nada. Sólo el silencio respondió.

La primera vez que Black se transformo en super Saiyajin rose fue precisamente ese día. En la soledad del pantano,frente a la flor blanca en forma de copa. Más tarde le enseñó a Zamasu está nueva forma y al ver el color que el cabello de su contratarte,se sonrió y dejó la taza de té en la mesa para decir medio grave medio en mofa:

-¿Estás tratando de homenajear a alguien?

-Sólo se me hizo un color apropiado eso es todo-le respondió secamente Black tras volver a la normalidad.

...

-¿Por qué todos los vestidos que me da son rosa,mi señor?

-Dijiste que te gustaba ese color ¿No?-le señalo Zamasu.

-Sí,me gusta bastante.

-¿Puedo saber por qué?-le pregunto el dios mientras le servía el té a la muchacha.

-Porque es la mezcla del rojo y el blanco. El rojo siempre se relaciona a las pasiones y el blanco a la pureza,así que este color es para mí algo entre los dos. Diría que es el color de las pasiones blancas-le dijo la muchacha.

...

Zamasu recordó aquello como algo muy lejano. Suspiro y continuo con lo que hacía,para no volver a pensar el ella otra vez.

La historia siguió el curso que todos conocen. No vale la pena relatarles esos acontecimientos, salvo tal vez por el momento en que Gowasu trato de persuadir a Black para que se detuviera. Allí en en el azotea de aquel edificio ellos tuvieron un pequeño diálogo mientras,Zamasu exterminaba a los últimos humanos de la tierra,que se ocultaban en aquel almacén.

-... Zamasu ven conmigo... comencemos de nuevo juntos y arreglemos todo esto-le dijo Gowasu.

-¿Me pides eso ahora? Es demasiado tarde-le respondió Black y sonó seguro,pero en su interior titubeo por un momento.

Dudo al oír las palabras de su maestro y ver tras él la imagen de Sora,cuyos ojos azules parecían suplicar que aceptará. Hace tanto que su fantasma no lo visitaba,que verlo allí lo desencajo un poco.

-El plan ya se puso en marcha,no hay vuelta atrás-continuo Black.

-Te equivocas,cualquiera puede formar un nuevo camino para si mismo-le dijo Gowas-¡Ven! Reconoce tus errores y vamos a diaculparnos juntos con Zen Oh Sama...Vamos,toma mi mano por favor Zamasu.

Black miró un instante aquella mano extendida amorosamente hacia él. El rostro de Gowasu se ilumino al ver que la mano de su alumno iba al encuentro de la suya,mas este apartó la mano del viejo kaio-shin y le dio una estocada con su espada de ki que lo atravesó cual si fuera una barra de mantequilla. La imagen de Sora apartó el rostro con horror y se desvaneció.

Quería olvidarla,deshacerse de ese fantasma que le rondaba la conciencia y ese acto de repudio, rabia y desprecio le pareció efectivo para alejarla para siempre de sus pensamientos.
Creyó que lo había logrado finalmente.

No,ningún acontecimiento cambio y Zamasu al final tuvo que enfrentarse a la destrucción absoluta de mano de Zen Oh Sama. Como fusión pudo tal vez superar a los Saiyajin que viajaron del pasado a enfrentarlo,pero de ninguna manera podía siquiera huir del Rey De Todo. Sus copias y él mismo cayeron en pánico,vio a su maestro y al Supremo Kaiosama del universo siete escapar y esa máquina del tiempo desaparecer en el aire, probablemente de vuelta a esa línea del tiempo donde esos malditos humanos estarían a salvo,él en cambio se quedaba a enfrentar su destino.

Cada acontecimiento que lo llevó hasta ese momento pasó por su cabeza. Cada acción parecía, ahora el delirio de un demente. Esa media sonrisa socarrona le bailó en el rostro y se quedó quieto esperando el fin cuando una mariposa rosa translúcida se cruzó frente a sus ojos.A la primera mariposa siguieron otras decenas y luego unos brazos tibios le abrazaron desde la espalda y una voz femenina clara,dulce le susurró al oído dos palabras que desataron sus lágrimas: Mi señor.

Un viento cálido lo envolvió y el rostro de Sora apareció frente al suyo. Su blanca alma nunca lo dejo,siempre estuvo ahí junto a él y en un principio Zamasu podía sentírla,luego decidió ignorarla para entregarse a su afán delirante.Pero ahí estaba de nuevo la calma que le daban esos ojos azules insondables en los que podía sumergirse sin temor a ahogarse. Ahí estaba de nuevo la sensatez y la mesura,la cálida sonrisa llena de ternura y el amor amplio,puro y devoto de quien no guarda rencor,de quien perdona y no juzga,de quien no deja que el mal lo corrompa.

-Mi señor-repitió la muchacha amorosamente envolviendo el rostro del díos decadente con su blancas manos.

Zamasu nunca supo si Sora sintió por él algo semejante al amor que tanto anheló,sin embargo,en ese último instante al ver su alma allí frente a él entendió que de alguna forma,muy probablemente no como él quería,ella lo amo ¿Hubiera podido tener mejor final que verse en los ojos de Sora dónde se veía menos terrible, acariciado por esas manos y dejar de ser el corrupto solamente con mirarla? Eran un premio inmerecido que ella vino a darle.Por última vez ella le brindaba ese consuelo sin juicio que todos anhelan y él pudo tener.

-Te amo Sora...Perdóname-le dijo con voz cortada.

Aquel frágil espíritu pego su frente a la de él y sus párpados se cerraron al mismo tiempo,para entrar juntos a la oscuridad.

Gracias por todo,mi señor.

Fueron escaso los segundos en que estuvieron juntos,pero para Zamasu fueron minutos que terminaron en un silencio abismal. La absoluta destrucción de la existencia que daba lugar a un vacío que sólo Zen Oh Sama podía habitar.De la cabaña,el lago,el túmulo no quedó ni siquiera un recuerdo. De Zamasu y Sora nadie jamás volvería a hablar. Su historia jamás sería contada de no ser porqué una mano inmortal rescató sus almas de la extinción y las llevó a otro mundo,en otro tiempo y les dio otra forma para que volvieran a encontrarse.

Fin

Los ojos de la inocenciaWhere stories live. Discover now