Seis

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Sora despertó abruptamente. Le habían lanzando un balde de agua fría en cima. No gritó, pero quedo jadeante en la cama. Miró al responsable que la veía como si ella fuera su peor enemigo. Zamasu dejo caer el balde metálico con violencia en el piso y tomándola por el brazo la llevó hacia la cocina.

-¿Cómo te atreves a irte a descansar sin haber terminado tus deberes?- le dijo Zamasu- Limpia este desastre inmediatamente.

Había solo una taza sucia, pero al quedar empapada Sora dejó una huella de agua por el pasillo. La chica no protestó.

-¿Puedo cambiarme antes?- preguntó tímidamente.

-No- respondió Zamasu y se retiró.

Era su castigo por haber cuestionado al dios, pensó Sora. Cierto era que no estaba de acuerdo con él, pero criticar a los dioses no era algo que los humanos debían hacer de modo que debía aceptar esa circunstancia. Se secó un poco y lavó la taza para luego limpiar el pasillo después. Hacia frío y la ropa mojada empeoraba las cosas. Cuando terminó y pensó que podía ir secar su cama, en lugar de eso el dios Zamasu le ordenó hacer algo de comer y que lo llevará al comedor. Allí estaba también el dios Black quien la miró con menos hostilidad de lo normal. Sora se retiró apenas terminó de servir, aunque fue llamada de regreso.

-Dígame mi señor ¿Qué se le ofrece?

-Necesitamos leña para la chimenea. Ve y corta un poco, sierva- le dijo Zamasu no de la forma más agradable.

Él se había propuesto hacer de la vida de la muchacha una miseria y apenas estaba empezando. El cambio de actitud fue bastante evidente para Black quien le preguntó que le sucedía con la muchacha.

-Eso no es asunto tuyo -le Zamasu respondió bruscamente.

-Si no estas conforme con ella,
trae a otra. No hace falta que andes repartiendo tu mal carácter por ahí- le dijo Black.

-¿Vas a decirme que te preocupas por esa humana?

-Y si lo hiciera ¿qué?

-Harías el ridículo-le dijo Zamasu con una sonrisa de burla- Se supone que estamos aquí para destruir a los humanos y tú, te estás encariñando con una. Si quieres una mascota hay muchos animales en el bosque, pero eso de domesticar a los seres salvajes no es más que otra prueba de la soberbia humana que busca someter todo de lo que pueden obtener beneficios.¿Qué sucede? ¿Ese cuerpo te está contagiando los vicios y males del hombre?

-Este cuerpo es solo una herramienta. Mi esencia divina sigue intacta en su interior- manifestó Black con orgullo- Solo me desagrada no tener paz en nuestro refugio, así que no atormentes a la muchacha innecesariamente- le exigió y se paro disponiéndose a salir.

-¿A dónde vas?-le preguntó Zamasu.

-Después de tu desagradable espectáculo quiero algo de aire fresco-le dijo y salió volando.

-Cretino...-murmuró Zamasu.

Sora entró en el bosque a buscar leña. Solo pondría su hacha en troncos muertos. Caminó casi una hora antes de encontrar uno y levantó el hacha que hayo en la cabaña para comenzar su labor. Su barbilla temblaba, sus manos estaban pálidas, los dedos estaban rígidos producto del frío que estaba sintiendo, empero se afano en su labor. No era algo nuevo par ella y por tanto sabía muy bien como emplear esa herramienta, sin embargo, sus manos estaban torpes y el hacha por poco se le cae de las manos, sino es porque el dios Black lo evitó tomándola antes que escapara de sus dedos endurecidos.

-Ten cuidado-le dijo.

-Lo lamento...

-Siempre te estás disculpando, es algo molesto ¿sabes?

Los ojos de la inocenciaOnde histórias criam vida. Descubra agora