Doce

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¿Qué le causaba esa mujer? Era tan blanca que le provocaba querer ensuciar su alma,su espíritu. Ese que no pudo ser alcanzado ni por el más ruin de los actos que los humanos le hicieron. Quería corromperla  mas le despertaba también el deseo de ampararla,
como hizo con la flor del  pantano.

Una humana que era un ejemplo a seguir para todos los demás y ninguno de ellos la veía asi ¿Qué hacían en lugar de emular su conducta? Atacarla despiadadamente.La lastimaron y humillaron. Sora era tan digna,tan noble,tan inocente que no tolero que esos sujetos la tocaran ¿Realmente queria corromperla o se trataba de otra cosa? Tenía que averiguarlo porqué esa incertidumbre le estaba atormentando.

Ese día Sora disfruto de la nieve como una niña y Zamasu la acompañó con una actitud casi paternal,advirtiendole de más peligros de los que en verdad había y señalando que no era bueno que estuviera demasiado tiempo expuesta al frío. Al primer estornudo de la jóven, Zamasu dió el "juego" por terminado y la llevó dentro. La chimenea ardía y el suave aroma del té, inundaba la sala mientras Sora disfrutaba de las palabras de Zamasu que le explicaban cosas respecto al clima.

Esa noche la muchacha durmió feliz entre las suaves mantas de esa cómoda cama. Podía parecer algo tonto en los oídos de quienes veían,vieron o verían a esos dos,pero para Sora los dioses le habían dado algo que no recordaba haber tenido: un hogar cómodo y confortante.Mas no olvidaba lo que sus señores hacían cuando se ausentaban, guardaba la esperanza de que vieran, allá a donde fueran, algo digno en los humanos que los hiciera cambiar de idea. Ellos no se le hacían dioses malvados. El dios Black era irascible y algo mal humorado,pero no malvado y de mal ella,sabia bastante. El dios Zamasu había cambiado bastante (ella no veía su influencia en aquel cambio) era ahora más cálido y conversador, aunque a veces fruncia el ceño por cosas sin importancia,a su juicio.

Al día siguiente de la primera nevada,Sora no se levantó temprano y Zamasu había ido a explorar el planeta supremo de ese universo en busca de material de lectura,eso dejo a Black libre para entender eso que llevaba por dentro. Pero había un problema,Sora no salía de la habitación así que fue a verla. La puerta estaba entreabierta asi que la pudo apreciar a un acostada,eso era extraño. Se asomó a ver y luego ingreso por completo a la habitación.

La llamo en tono grave y ella despertó. Tenía los ojos vidriosos y una expresión de cansancio ajena al letargo. Ella lo miro y se disculpo por haber dormido hasta tan tarde,se sentó en la cama para levantarse y al intentarlo se fue hacia delante. Con algo de búsquedad,Black impidió que se fuera de bruces al suelo.

-¿Qué te pasa?-le pregunto.

-No me siento muy bien,mi señor.

Black la miro detenidamente un tiempo. Estaban solos,lo que le pidiera a esa muchacha ella probablemente lo haría sin demasiados cuestionamientos. Bastaría con que le dijera que no le contara a Zamasu y sería suficiente,pero si se enteraba ¿Qué es lo peor que podía pasar?

Conocía el comportamiento humano bastante bien como para entender perfectamente,lo que iba a pedir y porqué. Como dios le resultaba indigno,como ese ser que estaba entre hombres y deidad,podia permitírselo aún cuando no dejaba de parecerle una completa estupidez,que lo que sentía se relacionara a algo tan mundano,tan de la vulnerabilidad humana.

-Sora,quiero que me complascas en algo-le dijo Black-Dime ¿lo harás?

-Usted ordene,mi señor-le respondío ella sin sospechar la magnitud de la petición.

-Ven a mi lecho-le dijo directamente.

Ella lo miro guardando sus pensamientos fuera del alcance de ese dios de mirada dura,critica y reprobatoria.

-¿Cree usted que este cuerpo es digno de ser tocado por un dios?-le pregunto para sorpresa de él.

La muchacha se desabotono la camisa enseñándole así la parte superior de su cuerpo, que causó en Black una impresión inesperada que aumento cuando ella descubrió el resto. Su abdomen,su pecho izquierdo,sus piernas;su cuerpo lacerado, mutilado,quemado.

-Mi cuerpo ha sido mancillado demasiadas veces.Le han arrebató toda su pureza como para ser tocado por un dios...Sin embargo aquí está,después de todo estos vehículos de carne nos han sido brindados por ustedes y pueden disponer de ellos-le dijo la muchacha.

Black la miró,no apartó la vista de ese cuerpo que le era tan,pero tan incompatible con esos ojos sin juicio que lo veían con un candor que le hizo entender que lo que ella le inspiraba,si bien pasaba por eso que le era tan ajeno,involucraba algo más. Algo que pensó que no tenía,que estaba desprovisto de ello,que por eso veía a los humanos sin fé,ni paciencia,sin tolerancia... Todo eso que Gowasu le enseñó provenía de un solo sentimiento o eso le enseñó su maestro.

Fue un descubrimiento aturdidor y sintió vergüenza de si mismo al estar frente a ella,al haberle solicitado algo como eso de forma tan vulgar,propia del más ruin de los hombres ¿Tanto influia la carne sobre el alma? ¿Fue justo pagar con su divinidad el poder para ejecutar su magno plan? Pero si su plan no era más que una ironía. Que ridículo, que absurdo.

-¡Cubrete!-le dijo al fin.

-Lamento no tener algo mejor que ofrecer,mi señor-le dijo la muchacha poniéndose el camisón otra vez.

Él la miró nuevamente. La miró suavemente y dió una pasó hacia ella.

-¿Cómo lo haces?-le preguntó Black-¿Cómo puedes lograr ser tan impermeable al mal de este mundo? Dime Sora...¿Cómo lograste permanecer tan pura,tan inocente aún conociendo el peor lado de los humanos?

Sora lo miro confundida y quedó aún más desconcertada cuando él la abrazo con ternura...

Los ojos de la inocenciaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt