Veinte

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Olor a brotes de hierva en primavera,ese era el olor de aquel muchacho que le resultaba un humano.Un humano algo distinto a los demás. Siempre supo que había alguien que se oponía al dios Black,pero imaginaba que era otra deidad. Podía oler la fragancia de ese adversario,en las prendas del dios oscuro Un olor que le hacia pensar en la renovación,en la esperanza. Ese joven en cambio se le hacia muy diferente a la impresión de su arona. Se veía triste,cansado y muy silencioso. Como un conejo que es agredido por un zorro.El animal no dejará de salir de su madriguera para alimentarse,pero será más cauto, más tímido,mas callado.

Los escucho hablar de los refugiados,de la escasez de alimentos y otros problemas que ella no entendía. La conversación fue breve,pues pronto él reparo en ella y se le acercó para saludarla.

-Su nombre es Sora,dice que se cayó en las montañas-le explico Mai-La herida en la pierna es de cuidado. Necesita sutura y antibióticos.

-¿Cómo están los demás?-le pregunto Trunks.

-Ella es la única que necesito atención médica en el grupo recién llegado.

-La llevaré con mi madre,ella guarda algunos antibióticos además sabe como suturar. No te preocupes Sora,vamos a cuidar muy bien de tí-le dijo y la levantó en brazos para salir del almacén hacia una calle llenas de escombros.

Mai los acompañó cargando un arma,de hecho muchas personas allí portaba armas y algunos vestían de forma muy similar. Ese joven de nombre Trunks corría sigiloso entre las calles y callejones,parando de vez en cuando para buscar algo en el cielo. Tras casi media hora llegaron a un edificio en decadencia donde entraron con la misma cautela que tuvieron durante el camino. Corrieron por los pasillos hasta llegar a un sótano donde había una mujer de bata blanca y cabello del mismo color que el que tenía ese jóven. Él la llamó madre y ella les pregunto a que se debía su visita, le dijo que no era prudente ir ahí.
Pero cuando esa mujer se fijó en Sora,su semblante de regaño se esfumó. La miro con ternura y le hizo una caricia en el rostro para luego painarle el cabello con la mano.

-Pobre muchacha-le dijo-De seguro has sufrido bastante para llegar hasta aquí,tuviste suerte de que te encontrarán y no lo hiciera ese malvado de Black.

Sora no hizo comentarios. Más que todo porque la caricia de esa mujer le fue muy grata. Ella olía a metal,pero también leche;una mezcla muy peculiar. Les pidió ir a otra habitación,una donde la recostaron en un sofá,mientras la mujer llamada Bulma buscaba algo entre una pila de objetos.

-Sólo me quedan tres de estas. Es todo el antibiótico que pude encontrar,espero que sea suficiente con solo una dosis. Pero antes debemos saturar la herida. Lamento tanto no tener anestesia,esto te va a dolor bastante.

-Esta bien-le dijo Sora-Puedo aguantar.

-Esa es la actitud.Eres una muchacha muy valiente-le dijo la mujer.

Tras quitar la venda y limpiar la herida,comenzó con su labor, esperaba que la muchacha comenzará a quejarse,Mai se sentó junto a ella para confortarla y contenerla,pero Sora apenas si hacia uno que otro gesto de dolor,algo que desconcertó bastante a Bulma y al propio Trunks.

-Ya está-dijo Bulma al acabar-Con esa herida sería mejor que no te movieras hasta que podamos retirar las puntadas.

-Puede quedarse conmigo-dijo Mai-Hay espacio suficiente para dos en el lugar que descansó.

-La verdad no hace falta,yo quiero  volver a las montañas-le dijo Sora.

-¿Por qué?¿Tu familia se quedó allá?-le pregunto Bulma.

-Yo no tengo familia. Sólo que nunca he estado lejos de las montañas y además...

-Seguramente estas alterada con todo lo que está pasando-la interrumpió Bulma-No te preocupes aquí estaras a salvo. Mi hijo Trunks,aunque no lo parezca es muy fuerte,el venció a los androides 17 y 18,ademas está joven que vez aquí es la líder de la residencia humana contra el malévolo de Black...

-No hace falta que lo digas de ese modo...-la interrumpió Trunks.

-Pero si eres muy fuerte y estoy segura de que lograrás derrotarlo...-la mujer continuo hablando y aquel joven parecía algo apenado.

Sora los miraba con curiosidad, sobre todo al muchacho.

-No esperes muchas comodidades en este lugar,pero la comida,el agua y la buena compañía no faltan-le dijo Mai acariciendole  el cabello.

Aquel muchacho la cargo de nuevo en sus brazos para llevarla a otro sitio,una casa (o lo fue alguna vez) donde sólo habían dos habitaciones intactas.En la que la dejaron habían dos grandes sofás. Mai y Trunks hablaron un poco,estaban a una distancia prudente,mas ella oía perfectamente. Decidió ignorarlos porque no era asunto suyo. La muchacha volvió con ella y le dijo que la ayudaría a limpiarse,que le daría algo de ropa suya para que se pusiera (tenían la misma estatura) y también le daría algo de comer, que tal vez podía conseguirle unas muletas para que pudiera caminar sin forzar la herida y otras tantas cosas. Sin dura Mai era una persona muy amable,
pensaba Sora y de esas,esta era la primera que conocía.

De alguna parte Mai trajo un balde con agua y unas toallas, dejando ver sus intenciones y la muchacha se quitó la ropa sin ningún pudor. Su cuerpo estaba sucio con marcas de sangre y tierra. Mai se subió las mangas para hundir una de las toallas en el agua y comenzar a limpiar ese cuerpo pálido y delgado. Al primer contacto,Sora se estremeció.

-Lo siento,pero no tenemos agua caliente más que para cocinar-le dijo Mai.

-Esta bien... Sólo fue muy repentino-le dijo la chica y no volvió a hablar.

Sora cerro los ojos.Ese contacto helado era tan agradable. No recordaba una sensación semejante en su piel,era tan delicada la forma en que esa mujer la limpiaba...Ella nunca vio a su abuela,pero en ese momento su memoria le trajo el recuerdo de su tacto por tantos años dormído.

En la cabaña Zamasu estaba sentado disfrutando un té, mientras Black lo miraba fijamente con una expresión algo oscura,recargado en el barandal.

-Si quieres té,preparalo tú mismo-le dijo Zamasu.

-¡No fastidies!-le gritó Black con unos ojos de fiera.

Se fue volando entonces. Zamasu quedó a solas y con una mirada serena poso sus ojos en el cesto que Sora llevaba al bosque y que fue lo único que encontro de ella.
Black fue hasta el lugar donde dejo las flores del pantano y las miro con rabia terminando por cortarlas con su espada de ki,la misma con la que terminó cortando algunos árboles.

Los ojos de la inocenciaWhere stories live. Discover now