II

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—Ven aquí.

Kibum es tomado con rudeza del cuello de su camisa y arrastrado sin remordimiento por TaeMin hasta el interior de la casa.

—¿De nuevo tú?
—Estoy cansado de tí y tus malditas lágrimas, Kibum— respondió el chico dejándolo un momento para abrir una puerta — Estoy cansado de que pases cómo alma en pena toda la vida, así que —le tomó de la mano y lo adentró a la habitación para cerrar tras de él — vas a sentarte ahí y vas a tocar algo.

Kibum se quedó de pie observando el enorme piano que su hermano señalaba. Unos momentos después, JinKi apareció desde otra puerta sosteniendo un violín junto a su arco.

— ¿Que pasa aquí? —Preguntó Kibum sin moverse de su lugar.
—TaeMin y yo estamos fastidiados de tus penas—Respondió JinKi — Así que, pensamos que sería bueno recordar los viejos tiempos y tratar de calmarnos todos un poco.

TaeMin lo llevó a empujones hasta el piano y lo sentó ahí para después tomar asiento frente al arpa que había en aquella sala.

—¿Y que tocaremos?— preguntó confundido. TaeMin se encogió de hombros.
— Lo que tú quieras. Nosotros te seguiremos.

Kibum comenzó a tocar el piano con la primer melodía que se le vino a la mente. Inmediatamente TaeMin y JinKi comenzaron a tocar sus respectivos instrumentos.

Y Kibum pudo transportarse en su memoria a hace algunos años...
... Un aproximado de 700 años atrás, tal vez. Pudo observar aquella sala con ellos tres riéndo.

—Te has equivocado de nuevo, Kibum—decía divertido TaeMin.
—Mis dedos no son tan largos para alcanzar la tecla hasta allá—se defendió Kibum.
—Toma el violín —Ofreció JinKi — Yo tocaré el piano. Así tal vez al fin salga.
—Acepto.

Kibum intercambió su instrumento con Jinki y de nuevo comenzaron a tocar. Ésta vez, la melodía fue interpretada de manera excelente y los tres chicos se vieron felices por ello.

—Chicos — El llamado de su padre les alertó — Vayan a dormir. Es tarde.
—El sol no está ni cerca de salir—Se quejó TaeMin.
—Claro que lo está. Deben descansar después de haber pasado todo el día practicando esa hermosa canción.
—¡El último que llegue a la habitación duerme de cabeza!

Gritó JinKi al momento que extendía sus alas y echaba a volar.
Los dos jóvenes hicieron lo mismo para comenzar una persecución para tratar de llegar a la habitación.

—¿Entonces quién duerme de cabeza?—preguntó JinKi divertido.
— Nadie— respondió Kibum aún riendo—Hay tres camas, cada quién a la suya.

Y cuando la melodía acabó, Kibum abrió sus ojos y sonrió con nostalgia.

—No hemos perdido el toque —Dice JinKi con egocentrismo.
— Claro que no, tantos años no fueron en vano— responde TaeMin levantándose— Ensayamos noches enteras.
—Chicos —Kibum llama y sonríe desde su lugar—Han alegrado mi noche, muchas gracias a ambos.
—No empieces con cursilerias — responde JinKi girando los ojos— Guardatelas y trata de no causar problemas las siguentes noches.
—No— TaeMin interviene—Las noches dan igual... No seas una molestia en los días. Deja dormir.
—Buen punto —apoya el mayor de los tres— Cerremos las cortinas y vayamos a dormir.

JinKi y TaeMin salieron de aquella habitación dejando al rubio dentro.
Éste no se molestó en absoluto, sólo se quedó sonriendo antes de levantarse y cerrar las cortinas.

No podía molestarse con sus hermanos... Hace tiempo que ellos no podían sentir algo en realidad.

Kibum lo sabe y lo entiende... Por que hace unos cuántos siglos... El había sido igual.

My nocturnal serenade.Kde žijí příběhy. Začni objevovat