Otro mundo [Libro 1][Eldarya][Nevra][COMPLETA]

Capítulo 50: El escondite

– Lo sé, y entiendo cómo se está comiendo la cabeza de esa forma. Si esto me pasara a mí con Karenn estaría destruido...– besó mi mejilla con suavidad y me acarició el cabello.

– Mañana iré a hablar con él...

– Necesita nuestro apoyo.

– Lo sé – besó mis labios. – Anda vamos a dormir.

Era muy afortunado de tener a esta mujer a mi lado, su cariño y su amor era realmente incondicional y adoraba estar con ella. Me dormir abrazándola por la espalda de forma dulce.

A media noche sentí que se levantaba de mi lado, vi cómo se ponía el abrigo y salía de forma sigilosa de la habitación. Algo me decía que tramaba algo, por lo que me levanté y la seguí. No sé cómo, pero ella siempre lograba presentirme mientras iba de camino hacia su destino.

La vi que se dirigió hacia la playa y me escondí detrás del acantilado mirándola y observé que en la roca estaba esperándola Leiftan. ¿Qué estaba pasando entre esos dos? ¿Por qué quedan juntos a altas horas de la noche? Y encima solos... No evité ponerme celoso pensado cosas que no habían ni pasado. Pensando en ese sueño que había tenido y no me quería contar. ¿Se hará realidad ese sueño? No, ella no es así.

– Pensé que no te vería...– dijo ella al ponerse a su altura.

– Se lo que has podido ver...– Leiftan habló con voz apagada.

– ¿Y que he podido ver Leiftan?

– Dímelo tú...

– No, dímelo tú, quiero que me digas de una vez que eres en verdad y de qué lado estás... Te he encubierto... – ¿Encubierto? ¿Qué quiere decir?

– Yo... Joder...es tan difícil...Eli...entiéndeme...

– Entiéndeme también a mí... Mi vida está en juego, el mundo entero está en juego...

– Yo no quiero que eso pase...Bamet me ha estado engañando y utilizando. – ¿Bamet? ¿No era el Daemon que vio Elizabeth en la mente del druida? ¿Será Leiftan el Daemon de Eel?

– ¿Y qué quiere un Daemon de un lorialet? Si es que eres un lorialet...

– Agradezco que no dijeras que me viste, pero...No puedo...

Leiftan se alejó de forma rápida de Elizabeth, pero ella lo detuvo rodeándole con su humo paralizante. Estaba realmente furiosa y confundida.

– Pero ¿Qué?

– Sé que no me quieres decir lo que eres de verdad...Así que lo voy a buscar yo misma.

– ¡No Eli! ¡No lo hagas! – Leiftan le gritó de forma desesperada a Elizabeth.

– Lo siento Leiftan, pero tengo que saber la verdad...

Le puso la mano en su rostro y sus ojos se pusieron en blanco, pude oír como Leiftan seguía suplicándole que no lo hiciera.

Después de un rato la oí gritar.

– ¡Leiftan llévame a ese recuerdo! – hubo una pausa, estaba realmente aterrada – ¡Me lo debes! ¡Llévame ahí o te juro que lo buscaré yo misma!

Cuando salió de su mente estaba temblando totalmente. Leiftan no dejaba de llorar y ella lo miró llena de pánico.

– ¿Cómo es posible que lo conozcas? – le gritó.

– ¿A quién?

– A ese hombre... El de la cicatriz en la cara...– comenzó a temblar y a gritar envuelta en pánico.