12. 𝗙𝗨𝗘 𝗦𝗡𝗔𝗣𝗘

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Ante esas palabras, Hermione agarró los binoculares de Hagrid, pero en lugar de enfocar a Harry comenzó a buscar frenéticamente entre la multitud.

—¿Qué haces? —gimió Ron, con el rostro grisáceo.

—Lo sabía —resopló Hermione—. Snape... Mira.

Lucy no los escuchaba, ya que estaba al otro lado con Dean, observando a Harry con preocupación.

—¿Hermione, sabes sí...? —Lucy no terminó de preguntar, ya que cuando giró a ver a su amiga. Hermione ya no estaba.

Lucy se acercó a Ron , el cual miraba por los binoculares en dirección a Harry.

—¿Y Hermione? —preguntó Lucy.

Ron señaló las gradas de Slytherin con el dedo y le pasó los binoculares. Lucy logró enfocar a Snape.

—Es Snape, le lanza un hechizo a Harry —explicó Ron.

Lucy se quitó los binoculares con rabia.

—Ese maldito... —murmuró.

—Hermione fue a detenerlo.

—¿Sola? —preguntó Lucy preocupada.

—Sí —respondió Ron asintiendo.

Lucy se mordió el labio con preocupación y volvió a enfocar a Harry con los binoculares. La escoba vibraba tanto que era casi imposible que pudiera seguir colgando durante mucho más tiempo. Todos miraban horrorizados, mientras los Weasley volaban hacia él, tratando de poner a salvo a Harry en una de la escobas. Pero aquello fue peor: cada vez que se le acercaban, la escoba saltaba más alto. Se dejaron caer y comenzaron a volar en círculos, con el evidente propósito de atraparlo si caía. Marcus Flint agarró la quaffle y marcó cinco tantos sin que nadie lo advirtiera.

—Vamos, Hermione —murmuraba desesperado Ron.

Lucy gruñó al ver lo ridículo y desvergonzado que era Flint al anotar los puntos cuando un jugador estaba en peligro.

De la nada, Lucy vio a Snape saltar de su asiento y desviar su mirada. Fue suficiente. Allí arriba, súbitamente, Harry pudo subir de nuevo a su escoba.

Lucy soltó un suspiro de alivio y sonrió.

—¡Neville, ya puedes mirar! —dijo Ron. Neville había estado llorando dentro de la chaqueta de Hagrid aquellos últimos cinco minutos.

Harry iba a toda velocidad hacia el terreno de juego, Lucy pegó un salto de la emoción al ver la recuperación del azabache, hasta que llevó su mano a su boca, como si fuera a vomitar. Tosió y algo dorado cayó en sus manos.

—¡Tengo la snitch! —gritó Harry, agitándola sobre su cabeza; el partido terminó en una confusión total

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—¡Tengo la snitch! —gritó Harry, agitándola sobre su cabeza; el partido terminó en una confusión total.

—¡El tiene la snitch! —gritó Lucy con orgullo saltando y abrazando a Ron. Ambos pelirrojos festejaron ante el triunfo de su amigo.

—No es que la haya atrapado, es que casi se la traga —todavía gritaba Flint veinte minutos más tarde. Pero aquello no cambiaba nada. Harry no había faltado a ninguna regla y Lee Jordan seguía proclamando alegremente el resultado. Gryffindor había ganado por ciento setenta puntos a sesenta. Pero Harry no oía nada.

Tomaba una taza de té fuerte, en la cabaña de Hagrid, junto a Lucy, Ron y Hermione.

—Era Snape —explicaba Ron—. Hermione, Lucy y yo lo vimos. Estaba maldiciendo tu escoba. Murmuraba y no te quitaba los ojos de encima.

—Tonterías —dijo Hagrid, que no había oído una palabra de lo que había sucedido—. ¿Por qué iba a hacer algo así Snape?

Harry, Lucy, Hermione y Ron se miraron, preguntándose qué le iban a decir. Harry decidió contarle la verdad.

—Descubrimos algo sobre él —dijo a Hagrid—. Trató de pasar ante ese perro de tres cabezas, en Halloween. Y el perro lo mordió. Nosotros pensamos que trataba de robar lo que ese perro está guardando.

Harry dejó caer la tetera.

—¿Qué saben sobre Fluffy? —dijo.

¿Fluffy? —preguntó Lucy confundida.

—Ajá... Es mío... Se lo compré a un griego que conocí en el bar el año pasado... y se lo presté a Dumbledore para guardar...

—¿Sí? —dijo Harry con nerviosismo.

—Bueno, no me pregunten más —dijo con rudeza Hagrid—. Es un secreto.

—Pero Snape trató de robarlo.

—Tonterías —repitió Hagrid—. Snape es un profesor de Hogwarts, nunca haría algo así.

—Entonces, ¿por qué trató de matar a Harry? —gritó Lucy.

Los acontecimientos de aquel día parecían haber cambiado su idea sobre Snape, al igual que en Hermione.

—Yo conozco un maleficio cuando lo veo, Hagrid —dijo Hermione—. Lo he leído todo sobre ellos. ¡Hay que mantener la vista fija y Snape ni pestañeaba, yo lo ví!

—Les digo que están equivocados —dijo ofuscado Hagrid—. No sé por qué la escoba de Harry reaccionó de esa manera... ¡Pero Snape no iba a tratar de matar a un alumno! Ahora, escuchenme los cuatro, se están metiendo en cosas que no les concierne y eso es peligroso. Olvíden a ese perro y olviden lo que está vigilando. En eso sólo tienen un papel el profesor Dumbledore y Nicolás Flamel...

—¡Ah! —dijo Harry—. Entonces, hay alguien llamado Nicolás Flamel que está involucrado en ésto, ¿no?

Hagrid pareció enfurecerse consigo mismo.

Hagrid pareció enfurecerse consigo mismo

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MARATÓN #3

✓ DRAGONS, harry potter [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora