llorar;

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Mark, pegó su oído en la puerta de la habitación, aún si Kunpimook le dijo que era estúpido hacer eso, ya que sin esfuerzos podían oír la discusión.

La conversación podía ser oída incluso por algunos de los médicos y pacientes del lugar. Ninguno se atrevía a preguntar, pero todos podían saber con claridad lo que pasaba.

El menor por un instante sintió miedo, aquella discusión le recordaba a sus padres. No era algo nuevo verse inmerso en ese tipo de situación, en esa misma discusión, tal como cuando su padre le pidió el divorcio a su madre.

Quería llorar por la impotencia. Era como tener las manos atadas, no podía decir ni hacer nada, era estúpido siquiera intentarlo.

Y el último gritó apagó toda la discusión, Mark resintió aquellas palabras. Era aterrador pensar en aquella idea, el saber que la persona que amaste toda tu vida de un momento a otro dejó de quererte como si nada.

No podía explicarse como JinYoung no tuvo la más mínima descendencia para esperar a que estuviera mejor, para que pudieran hablarlo, entrar en detalles y no hacerlo tan miserable para Lim.

Parte de este suceso era culpa de Kunpimook, de eso estaba seguro, porque sino fuera por su insistencia de tener a ese tipo ahí nada de eso hubiese pasado.

Escuchó pasos a través de la puerta, y corrió a su lugar, se acomodó y fingió que estaba entretenido en algo mucho más interesante.

La imponente imagen de JinYoung se posó ante sus ojos, y se miraron solo un par de segundos, ambos sabían que este estaba enterado de la situación. No se molestó en decirle algo, solo lo miró con asco, como si Mark fuese el culpable de la infidelidad de sus esposo, era extraño y hasta cierto punto estúpido.

Lo miró irse, incluso si mantenía una imagen pulcra algo dentro de él lucía desordenado y acabado. Observó su imagen desaparecer por el pasillo del hospital y apenas lo vio irse quiso entrar de inmediato a ver el estado de su profesor.

Escuchó sollozos desde el otro lado de la puerta, y estuvo a nada de entrar, pero una mano sobre su hombro lo detuvo. Miró a BamBam, quien con esa simple acción lo detuvo y esperó por una explicación.

-No creo que sea bueno, no le gusta que lo vean llorar.

Apretó los labios, no le parecía una gran idea que en un momento así estuviera solo.

—deja que llore un rato— insistió—, no lo hizo en todo este tiempo, así que necesita sacarlo todo.

Asintió, y regresó a su asiento junto con Bhuwakul, miró al suelo y sintió una pequeña ansiedad crecer dentro de su pecho. No quería dejarlo solo, ese hombre necesitaba a alguien a su lado, un soporte, mejor que nadie sabía eso.

La culpa de aquella tarde donde le contó la situación entró de nuevo, se juró que nunca más volvería a dejarlo solo en un momento de vulnerabilidad. No eran amigos cercanos, pero era alguien que apreciaba mucho, lo admiraba como persona y profesor. El verlo tan roto y vulnerable apretujaba su pecho al punto de hacerlo llorar también.

No podía quedarse sentado todo el rato, no podía dejarlo así, no de nuevo.

—¿Quieres un café?

Eso llamó su atención. Atrapó la mirada de Kunpimook y solo asintió con una mueca, le parecía increíble que en esta situación quisiera algo de tomar.

Kunpimook pensó que con su advertencia todo estaría bien, así que lo dejó q su suerte, y ambos esperarían el tiempo necesario para poder reunirse con él.

Mark lo dejó ir, y apenas su imagen desapareció de su campo de vista supo que tenía que entrar.

Entró sin previo aviso, y se encontro con los ojos de JaeBeom quién ni siquiera le importó que el menor estuviera ahí.

Sentado sobre la cama, puso notar que forcejeo para liberarse de aquel sostén que elevaba su pierna herida, su mano libre de cualquier daño había cubierto esos ojos llorosos.

Le rompió el corazón verlo así.

Se acercó a él, ninguno dijo nada y Mark se colocó a altura del otro. Hincado frente a él, sus manos empezaron a limpiar aquellas lágrimas.

Cuando menos lo esperó Lim lo atrajo para abrazarlo, era obvio que en realidad necesitaba a alguien a su lado para llorar. Al mayor no le importaba quién era, no le importaba saber si era un médico o una enfermera, si era Bhuwakul o su alumno, necesitaba un abrazo, pensar que de alguna forma todo estaría bien.

Lloró como un niño pequeño, hasta el punto de quedarse sin lágrimas, Mark todo el tiempo acarició su cabeza, quería mostrarle que había alguien ahí para el.

Le dolía verlo de ese modo.

—Todo estará bien —susurró en su oído.

—Prométemelo.

Su voz tenía ese toque de autoridad, fuerte, demandante. Mark solo pudo apretar su agarre y asentir.

—Lo prometo.

Sintió su llanto de nuevo.

Odiaba tanto la situación, JaeBeom era un hombre bueno, alguien que no merecía ese trato tan deshumano. Era una persona, y como se humano no merecía ese trato por parte de su ahora ex-esposo.

Era la primera vez que lo veía frente a sus ojos, deshecho, y eso le molestaba en gran medida, pero le tranquilizaba el poder estar ahí para él.

Solo lo dejó llorar, hasta que ya no tuviese ganas de hacerlo, hasta que su ser se sintiese un poco mejor, hasta que el agua de sus ojos dejará de existir, lo dejó hacer lo que quisiera pero nunca se alejó de él.

engáñame; jjp; markbeom [reescribiendo]Where stories live. Discover now