reconciliación;

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Azotó la puerta, con un extraño enojo atorado en la garganta, nunca pensó que algo con tan pocos argumentos haría un remolino de ideas fragmentados en su cabeza.

Confiaba en JinYoung, ¿Debía dudar? No tenía el valor de imaginar qué podría pasar si aquello era cierto.

Dejó caer su cuerpo en el sofá, al tiempo que su vista estaba pegada a un punto incierto con la mente en blanco quizá podía dejar de pensarlo, pero incluso aquellas palabras que lo dejaban más tranquilo se sentían como una alerta, pero no sabía exactamente a qué.

Negó, estaba siendo un idiota celoso, todo gracias a Kunpimook, estaba seguro que solo estaba haciendo esto para fastidiarlo cómo era su costumbre.

Bhuwakul, aquel amigo de años era un tipo de una dudosa reputación, que le era divertido hacer bromas algo pesadas y llevarle la contra en la mayoría de las cosas que le gustaban hacer.

Recordó sin muchos detalles aquellas bromas que le hizo alguna vez, como un día antes de su boda intentó decirle que JinYoung le fue infiel, cosa que fue mentira y lo hizo decir la verdad, su amigo era un caso especial cuando se trataba de JinYoung.

Sacó su teléfono, y con el ceño fruncido marcó el número de su amigo, esperando obtener una confesión a esa broma de mal gusto que en ese momento le estaba dando un dolor de cabeza innecesario.

—Oí que viniste —fue su saludo—, ¿Por qué no fuiste a saludarme? Yo siempre estoy al tanto de ti.

JaeBeom a primera reacción puso los ojos en blanco, no estaba de ánimo para oírlo.

—¿Estás contento?

Un silencio por un par de segundos que se sintieron como una eternidad y luego escuchó por la línea un suspiro.

—¿Pasó algo que deba saber?

—BamBam, quiero que dejes de hacerme este tipo de bromas —fue severo—, no es algo con lo que puedas jugar.

Se escuchó un sonido en forma de brula, seco, sin emoción, más que cierta molestia.

—¿De verdad crees que estoy jugando con esto?

—Ya lo hiciste una vez, dos veces no sería descabellado —replicó—, ¿Por qué me odias tanto?

Se quedó en silencio la línea por un momento, Lim no supo qué tan fuerte fue el poder de sus palabras, pero supuso que no debió decir algo así a Kunpimook.

JaeBeom y él se conocían desde que Kunpimook apenas tenía quince años, y fue acogido por su madre para que siguiera sus estudios en el país, durante todo ese tiempo su relación siempre se veía afectada por una u otra situación, pasaban de estar bien entre los dos a llevarse como perros y gatos, era difícil poder averiguar en qué situación se encontraban.

BamBam sintió un nudo en la garganta, como si quisiera gritar a través de la línea, pero algo lo detenía, lo ataba, y el dolor de oír algo así de JaeBeom, quién siempre lo considero importante en su vida fue un poco extraño, como un golpe en seco.

—¿Por qué si se trata de las cosas que me hacen feliz siempre me haces dudar?

—Buenas noches JaeBeom —no quiso responder más y prefirió terminar la llamada.

El mayor de ambos dejó un par de segundos el teléfono descansar sobre su oreja, pensando un poco en lo que dijo.

Nunca decía cosas que pasarán la línea, se mantenía cuerdo y dejaba que las cosas pasaran, excepto si se trataba de su esposo. Solo explotó sin pensar en las consecuencias, pero era algo que tenía pensando desde que salió de la empresa, era como si BamBam odiase su relación con Park, como si estuviese enamorado de JinYoung y quisiera que se separasen.

La tensión creciente de su estado actual con Park y la escuela no le dejaban un buen sabor de boca. El estrés se acomulaba, sin dejarlo pensar demasiado, y llegando a conclusiones y acciones que realmente no quería.

No quería ser ese tipo de pareja, qué dudaste por cada acción de Park.

Cada que lo pensaba, su mente se dividía en dos, y prefería solo dejar de pensar en ello, no deseaba darle vueltas al asunto y se resignaba con una sonrisa al abrazar a su esposo, olvidar por completo esas pequeñas dudas.

Era un hombre que prefería confiar, no discutía, no reclamaba, tranquilo en todo el sentido de la palabra, al menos cuando se trataba de él.

Podía recordar cuando lo conoció, la emoción emergente en su pecho que parecía querer explotar en cualquier momento, era impresionante; esa sonrisa, amabilidad, JinYoung era un chico único en su especie.

Al anochecer la puerta se abrió, después del sonido del auto de Park estacionarse como siempre, y luego lo vio entrar, no parecía estar orgulloso de sí, en realidad parecía culpable.

—JaeBeom...¿Podemos hablar?

Lim lo ignoró, no estaba seguro de querer hablar ahora.

—Vamos amor, hablemos —rogó— sé que me porté como un idiota.

—¿Apenas te das cuenta? —respondió, aun si quería arreglar todo seguía molesto por esa actitud tan prepotente.

Observó a su pareja quién se colocaba a su lado en el sofá que adornaba la sala de estar. Sus manos se acercaron a las del contrario, las tomó y las apretó con fuerza, captó su atención, se miraron a los ojos por un par de segundos, y Lim no supo descifrar lo que había detrás de esos ojos color caova que parecían delatar culpa, eso por instinto hizo sonreír a JaeBeom, acercándolo a sus brazos para luego besarlo con dulzura.

—lo lamento —habló su esposo—, estos días los siento demasiado agotadores, y reaccioné de la peor manera posible.

—Lo entiendo —asintió—, a todos nos pasa en algún momento de nuestra vida, pero creo que no debías tomar esa actitud conmigo.

—Lo sé, perdóname.

—Te amo JinYoung.

Este sólo asintió y sonrió con delicadeza. 

engáñame; jjp; markbeom [reescribiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora