Capítulo Treinta - Promesa.

1K 42 1
                                    

La llamada se cortó y yo rompí en llanto. No podía estar pasándome esto, no podía dejar Londres, no podía dejar a Noah. E incluso por fuera del tema de Noah, no podía dejar mi sueño de venir a Londres por la mitad. Había llegado hacía muy poco tiempo. Solté todo el aire que estaba conteniendo y terminé llorando aun más. ¿Por qué mi mamá era así?, ¿por qué no me dejaba disfrutar las cosas? Por primera vez en mi vida sentía que encajaba en un lugar, por primera vez en mi vida sentía que alguien me amaba tanto como yo lo hacía. Y ahora con esta llamada, todo se derrumbaba.

Noah entró en la habitación y se asustó cuando me vio en ese estado. Reaccionó de una manera muy dulce. Se acercó, no preguntó nada, incluso aunque no sabía lo que pasaba, y en silencio lo único que hizo fue abrazarme. Me rodeó con sus brazos, me corrió el pelo de la cara y me susurró al oído:

- Tranquila princesa, todo va a estar bien.

Seguí llorando. No, no era verdad. Nada estaría bien. Me abracé fuerte a él y dejé que todos los sentimientos fluyeran libremente. Estaba llorando mucho y Noah me abrazaba cada vez más fuerte.  

Cuando estaba lo suficientemente tranquila comencé a hablar, las lágrimas seguían cayendo por mi rostro.

- Noah - respiré hondo -  mi mamá me va a hacer volver. Me voy a ir. Nos está separando.

Me miró confundido, realmente no entendía lo que estaba sucediendo. 

- Pero, no entiendo. - dijo - ¿Por qué?, ¿por qué haría eso?

Yo tampoco lo entendía desde mi perspectiva, pero desde el punto de vista de mi mamá todo esto era lo más coherente que se podía hacer. 

- Mi mamá es así. Tiene que controlar todo. No te conoce, no sabe como sos. Y eso la pone como loca. Ya bastante como loca la pone que yo esté lejos. Me llama todas las noches para saber cómo fue mi día, pero nunca le conté sobre nosotros porque honestamente yo sabía que esto podía pasar. 

Me abrazó de nuevo, yo seguía llorando. Tomó mi rostro con ambas manos y me miró fijamente a los ojos. Pude notar el brillo de las lágrimas en los suyos. 

- Nada nos va a separar. - me dijo, con tono muy firme. 

- Pero Noah, mi mamá ya sacó los pasajes. 

- Nada nos va a separar - Repitió secando mis lágrimas con sus pulgares -  Te lo prometo.

Me acosté sobre su pecho, lágrimas silenciosas recorrían mis mejillas. Noah no iba a poder hacer nada para detener a mi madre. No iba a convencerla. Todo mi mundo se estaba cayendo a pedazos. Mi sueño cumplido pasaba a ser una pesadilla. Pensé en la idea de hacer la Twitcam, pensé en la idea de ir a tomar juntos un helado, en público. Deseé de nuevo tener esa relación en secreto. Porque en secreto significaba que mi madre no sabía sobre el tema, y en secreto significaba que podríamos seguir estando juntos. 

Me quedé dormida sin darme cuenta. Sentí que Noah me llevaba hasta su habitación y me recostaba sobre la cama. Escuché el sonido de la puerta entre sueños. Después de unos minutos volví a despertar. Era imposible dormir tranquila con todo lo que estaba pasando. Por un lado, sabía que mi madre iba a hacer todo lo que estuviera a su alcance y más para traerme de vuelta. Por otro lado, mi única esperanza era la promesa que me había hecho Noah. Lo único que podía esperar era que Noah  haga algo para impedir que me vaya.

Apareciste como un sueño.Where stories live. Discover now