Cap. 42: Daria.

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Entonces, estaban los tres solos.

Solos mirándose a los ojos, James sintiendo que el tiempo se había congelado.

Quiso decir algo, lo que fuera. Algo para que la voz de Ethan contestara, volviéndolo a la realidad. Quería ver su rostro helado, quería regresar a la realidad del Ethan que no se acuesta ni abusa de muchachitas pequeñas, quería verlo a los ojos y encontrar al hombre que amaba, el hombre de siempre. Pero no consiguió que emergiera el más ínfimo sonido de sus labios. Pensó directamente en que ni quiera sabía qué decir. Supo que si intentaba hablar acabaría balbuceando tonterías, en especial porque su cerebro estaba en un blanco tan vacío que ni sus músculos podían moverse.

¿Por qué? ¿Por qué?

Ethan, un prodigioso y respetable detective de Galloane, el mismo Galloane... rompiendo la ley de una forma tan horrible como aquella. Con una muchachita tan joven en su casa, tan infantil en su actuar, con un estado mental tan débil... y abusando de aquella inocencia sin el menor dejo de empatía... no era el Ethan que conocía. Lo había visto tan preocupado por la justicia anteriormente... tan celoso respecto a sus investigaciones y tan preocupado de vengar a las víctimas... entonces, ¿por qué? ¿Qué sucedía? ¿Qué pasaba con Ethan?

James tenía un vacío en el corazón. La garganta se le había hecho un nudo; pronto no podría respirar. Ya no sabía qué esperar de aquel hombre.

Supo entonces que no tenía idea de quién era Ethan Phoenix.

Las lágrimas amenazaron con salir desde adentro suyo mientras veía la expresión indiferente del detective, pero se obligó a retenerlas, diciéndose que debía permanecer serio. Lo invadían la angustia y la decepción; de pronto Ethan notó su presencia e hicieron contacto visual, pero la muchachita pelirroja interrumpió esto saltando entre ambos y corriendo a abrazar a Ethan.

-¡Eth! –Gritaba-. ¡Eth!

Él no le hizo mucho caso, incluso se dio ese lujo: se limitó a depositar las bolsas de su reciente compra en el suelo.

La niña se lanzó encima suyo pero su peso no logó moverlo de su lugar, por muy débil que siguiera el detective a causa de la operación. James vio con dolor cómo ella levantaba los brazos y le rodeaba el cuello con éstos, apretándose contra él, y peor aún fue cuando Ethan respondió a aquel gesto rodeándole la cintura con la mano izquierda todavía sin siquiera mirarla, y acomodando las bolsas. Finalmente extrajo algo de una de ellas y se lo entregó a la muchachita.

-¿Fue esto lo que me pediste, Daria? –Le preguntó, sin soltarle la cintura.

Daría deshizo su abrazo y tomó el paquete, examinándolo minuciosa. Finalmente sonrió con alegría y pegó un saltito.

-¡Sí, sí! –Dijo.

En aquel momento Ethan se volvió hacia James, con la misma expresión apagada de siempre. El doctor se preguntó qué estaría pensando, y si acaso temería porque él lo hubiese descubierto. Se sorprendió de no ver cambio alguno en su actitud, de hecho, y aquello le pareció ciertamente siniestro; ¿por qué diablos lo miraba como si nada hubiese pasado?

Parecía que se burlaba de él.

Como si acaso se regocijara en la idea de hacerle más y más daño.

-¿Qué tal, James? –Le dijo el detective, alejando por fin su mano de la cintura de la jovencita y acercándose a él. Así como si nada hubiese pasado. James se preguntó si acaso disimulaba, si acaso esperaba que él no hubiese notado lo que evidentemente sucedía allí, y estuviese intentando fingir que la situación era de lo más normal.

[PAUSADA] Si Estoy Loco, Es Gracias A Ti. *Yaoi*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora