Cap. 22: Moretones.

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El canto de algún pájaro fuera de la ventana desde algún sitio lejano, quién sabe cuánto, despertó su curiosidad al llenar sus oídos con una dulce música. Las cortinas de la ventana estaban entreabiertas y permitían a la habitación exhibirse con tan solo una tenue y pequeña luz mañanera. James bebió un poco de su taza de café y la revolvió meciéndola al sentirlo amargo. Casi no había dormido, y cuando se dio el lujo de acostarse y cerrar sus ojos ya era extremadamente tarde; a la vez que extremadamente temprano.

Suspiró. No necesitaba mirarse al espejo para notar sus profundas ojeras y su rostro de cansancio. Observó su reflejo en la taza de café y soltó un pequeño suspiro. Estaba bien, no podía esperar dormir con todo lo que había sucedido últimamente. En realidad, eran los peores días para dormir, a ese punto le sonaba algo directamente imposible. Además, se alegraba el haberse quedado despierto tanto tiempo, había podido ayudar a alguien más. Sonrió despacio mientras observaba con sus ojos caídos la cama donde descansaba el cuerpo dormido de Phoenix.

Sus cabellos negros caían delicados sobre la almohada blanca, rozándola como en una suave caricia. Su piel ahora limpia lucía mucho más lisa, aunque seguía siendo adornada por heridas rojas, moradas y azules, que recorrían despacio partes de su frente, mejillas e incluso labios. Sin embargo, su expresión era apacible, como si llevase mucho tiempo sin descansar en tanta tranquilidad. James tomó otro sorbo a la taza, éste sí estaba dulce. Junto al rostro lastimado, descansaban ambas manos con actitud rendida, como cansadas de horas y horas de trabajo. Se veía tranquilo. Tranquilo de una vez por todas. Generalmente al detective se lo veía muy sereno, parecía controlar con calma las situaciones y no estresarse, pero... de algún modo James sabía que eso no podía ser. No se podía estar tan calmado en tantas situaciones tan espantosas, y de alguna forma ahora le parecía que descansaba en realidad. Como nunca antes lo había hecho.

No se imaginaba lo que le había sucedido y se lo había estado preguntando desde el inicio en que lo descubrió rondando desorientado y débil por la carretera. De todos modos, había dado lo mejor de sí para arreglar esas marcas y moretones. Eran millones de golpes, uno tras otro. Era de veras sospechoso, no es la cosa que sucede por caer de las escaleras de algún lugar. No. Se veía mucho más grave, mucho más peligroso.

Como si hubiera sido atacado.

Recordaba que lo había subido al auto y lo había traído hasta su casa. Una vez allí había curado lo mejor posible sus heridas. Había limpiado la sangre de la piel y había desinfectado cada una de ellas. En serio estaba curioso ante qué le había sucedido, a la vez que preocupado. Terriblemente preocupado. Tenía magulladuras en todo el abdomen, al igual que su rostro y espalda. ¿En qué problema se había metido? ¿Lo hacía comúnmente? James volvió a tomar otro sorbo de su café. ¿En qué clase de líos solía meterse? ¿Eran como ése?

Suspiró observándolo, pensando en si le respondería esas preguntas.

¿Quién era Ethan Phoenix?

Despacio, sin dejar de mirarlo, dejó la taza de café sobre una silla y caminó hacia la mesa. Le dolía la espalda, lo poco que había dormido había sido en el sofá. Observó con ojos perdidos su computador abierto y leyó un poco de lo que estaba escrito en la página que encontró antes. Había buscado el nombre de Phoenix en internet, deseando encontrar algo que lo acercara más a su personalidad. No sabía del todo bien por qué lo había hecho, sólo lo hizo. Fue uno de esos movimientos psicológicos que la vida de pronto causa, en que de una manera casi inconsciente, se atrevió a escribir el nombre de Phoenix en el buscador, deseando encontrar algo que lo hiciera comprender más su personalidad. Lo cierto es que no halló mucho; apenas su información de trabajo en un sitio llamado el Centro de Investigaciones Galloane, que era conocido como el departamento donde se encontraban los mejores investigadores y había sido bautizado en honor a Gerard Galloane, nombrado el mejor detective del mundo y fundador del lugar. Notable, verdaderamente notable. Decía que Phoenix era de los rangos más altos, líder de su propio equipo de investigaciones, en el cual se aceptaban las personas más jóvenes del lugar. Decía que había participado en más de 64 casos durante toda su carrera, y que de ésos, 52 habían sido resueltos por él. Increíble, sin duda admirable, pero no le decía nada de su personalidad.

[PAUSADA] Si Estoy Loco, Es Gracias A Ti. *Yaoi*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora