Trece

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Harry 

Adam no quiso regresar a Emma lo que, para ser honesto, estaba muy bien para mí. Yo tenía cosas que hacer —como tratar desesperadamente de encontrar una manera de salir de mi situación. Entré en Internet y busqué adopción, acogida, Melanie Dyson y las pruebas de paternidad. Parecía que papá estaba en lo cierto acerca de la adopción —sería sangrientamente difícil, si no imposible, sin el consentimiento de Melanie. Buscar información sobre la acogida fue aún más difícil. De la información que me las arreglé para encontrar, acoger parecía más probable que adoptar, pero incluso eso estaría implicado y complicado. Había sitio web tras sitio web sobre convertirse en un cuidadoso criador, pero muy poca sobre poner a un niño en lugares de acogida. Aparentemente tenían que estar involucrados todo tipo de trabajadores de la salud y trabajadores sociales. Más personas para presenciar el desastre que había hecho. Y parecía que la gran mayoría de niños eran llevados a lugares de acogida debido a sus padres, y no llevados a centros de acogida por sus padres.  Cada página que escaneé sobre crianza me hizo sentir más y más sub-humano. Se suponía que era mi niño, mi hija, y aquí estaba yo buscando la manera de deshacerme de ella. Pero no estaba pensando solo en mí, juro que no era así. Quiero decir, ¿qué tengo yo para ofrecerle a un bebé? A pesar de lo que papá dijo, estaría mucho mejor sin mí. Pero primero lo primero. No tendría un pie en lo legal hasta que de una vez por todas descubra si el bebé era realmente mío. Lo que significaba una prueba de ADN. Pero, ¿cómo podría obtener una de las que se realizan sin tener  uno de esos programas donde la gente le dice a la nación entera su vida privada sólo para ser aleccionados y arengados por el anfitrión antes de que los resultados del ADN sean producidos? No se lo imaginan —en absoluto. Busqué en Google pruebas de ADN, no esperaba mucho. Para mi sorpresa, había un montón de organizaciones  en línea que llevaban a cabo pruebas de ADN para establecer la paternidad. Examine los detalles. Se veía bastante claro. Si les daba la mayor parte de mi bien ganado dinero, me enviarían un kit de ADN. Tenía que limpiar el interior de mi boca para sacar células de la mejilla  —lo que ellos llaman un hisopo bucal— con lo que parecía un bastoncillo de algodón. Y tenía que hacer lo mismo con el bebé, entonces enviar los hisopos. Cinco días después me iban a enviar los resultados y sabría de una vez por todas si era o no, el papá del bebé. No es que no le creyera a Melanie exactamente, pero podría haber cometido un error. Ella debe de haber cometido un error, a pesar de lo que dijo. Era posible. Tenía que saberlo con certeza. Ninguna otra cosa podría suceder hasta que lo supiera de una manera u otra. Llamé al número proporcionado por el sitio que parecía más pulido y profesional que todos los demás. Bajando la voz, así sonaría más... madura, le di a la mujer en el otro extremo de la línea mis datos y el número de mi única tarjeta de débito. La cuota era más de la mitad de todo el dinero que tenía en el mundo, pero si el resultado fuese el que yo quería, eso sería un pequeño precio a pagar. Cuando terminé en mi computadora, me dirigí hacia las escaleras. Adam estaba exactamente donde lo había dejado. Cuando entré en la habitación, me sonrió, susurrando —Todavía está dormida. Papá ya tenía un plan de acción que él estaba siguiendo y Adam estaba dispuesto a aceptar. Los dos estaban nadando. Yo era el único  que me ahogaba. Me desplomé en la silla junto a Adam y vi cómo cargaba al bebé de una manera natural, como si no fuera nada del otro mundo, como si hubiera estado haciéndolo desde hace años. Como si fuera la cosa más fácil del mundo. —Ella es hermosa —dijo Adam suavemente—. "Eres muy afortunado. —¿Afortunado? —¿Estaba bromeando? —Sí. Tienes la oportunidad de ser amado incondicionalmente —al menos hasta que Emma se dé cuenta de lo cabeza sucia que eres, lo que probablemente va a ocurrir cuando ella sea adolescente. Ahí es cuando la mayoría de los niños se dan cuenta que sus padres son una mierda. —¿Ah, sí? —le dije secamente—. Sabes mucho a pesar que eres la mitad de un chico de dieciséis años. —Podre ser más pequeño, más delgado y más joven que tú, pero en todo lo demás, soy más grande.

Emma [H.S]Where stories live. Discover now