—Allí es —dijo el hombre señalando una columna sin cartel.

Lucy se detuvo en seco confundida, mientras que los tres avanzaban hacia la pared. ¿Qué?

Frunció su ceño confundida, y Sara le hizo una seña para que los siguiera. Lucy salió de su trance y fue hacia ellos, empujando el carrito.

—Es fácil —comenzó Marcus, explicando a Lucy—, sólo debes correr hacia la pared y llegarás al andén 9 3/4 -dijo el hombre señalando la pared.

Lucy asintió, aunque no estaba muy conforme con la rápida explicación del hombre. ¿Y si chocaba? ¿O esa no era la pared indicada? ¿O qué tal si justo pasaba alguien y chocaba contra él o ella?

Tenía demasiadas dudas. Pero la mirada paternal que le regaló el señor McGregor la alivió y decidió confiar en él.

—Muy bien, tú puedes, Lucy —murmuró la pelirroja para sí misma. Dándose apoyo moral.

—¡Eso es, tú puedes, Lucy! —gritó Sara, avergonzando a la pelirroja.

«¿Qué más da? Sí choco y muero por romperme el craneo, me libraré de esta vida y de esta loca». Pensó Lucy, encogiéndose de hombros.

Y tras ese pensamiento no lo dudó, corrió hacia la pared y ni se inmutó al cruzar los ladrillos.

Lucy era una resignada a la vida, no tenía algo que le diga que tenga que seguir con vida. Sophie era lo único que tenía, pero no sabía que iba a hacer una vez que la adolescente se fuera. Después de todo, Sophie se iría antes que ella, eso era seguro.

Sophie es amable, Lucy odia todo; Sophie es bella, a Lucy no le importa lo más mínimo su belleza o su fealdad; Sophie es inteligente, a Lucy le cuestan las matemáticas; Sophie siempre fue la social, mientras que Lucy prefería quedar encerrada en su habitación mientras jugaba sola con sus peluches y muñecas.

Sophie tendría un hermoso futuro por delante, y Lucy sólo era un obstáculo.

Pero una chispa de vida se prendió en ella en cuanto pasó por ese muro, quedó embobada viendo a cada uno de los alumnos con sus familiares despidiéndose, el expreso estaba allí era enorme. Jamás había estado en un tren, la preocupación volvió al imaginarse vomitando en su primer viaje en tren.

No sintió en cuanto sus tres acompañantes aparecieron atrás de ella.

—Jefa —habló Sara, sacándola de sus pensamientos. Los tres estaban caminado hacia el tren—, ¿viene? —preguntó.

Lucy asintió y volvió a empujar su carrito, yendo a la par con Sara.

—Tienes un compartimento reservado, cariño —dijo el Sr. McGregor.

Lucy seguía despistandose con todo a su alrededor. Un niño—,que se encontraba con una mujer,—estaba lloriqueando y decía algo sobre un sapo. Lucy lo ignoró y siguió caminando, mientras los escuchaba a sus acompañantes.

—Subiré sus cosas —informó Andrew agarrando las cosas de ambas niñas.

—¿Subir mis cosas? —preguntó Lucy mirando a Sara con confusión.

—Sí, irás en mi compartimento —dijo Sara, y Lucy abrió sus ojos a no más poder.

No, no lo soportaría.

Pero cuando estaba por discutirlo, Andrew desapareció por el tren con sus cosas.

Esa niña le sacaría de sus pocas casillas.

El claxon del expreso sonó, informando a todos que ya era la hora de subir al tren.

—Bien, deben subir —dijo Marcus y miró a su hija, inclinándose y colocando sus manos en los hombros de su hija—. Sara, recuerda que no puedes tener todo lo que quieras. En Hogwarts debes disfrutar y ser... no tan tu misma —dijo el hombre y Lucy asintió dándole la razón, Sara parpadeó un par de veces confundida—, cuídate, no te comportes mal, estudia y diviértete —Sara asintió con emoción. Los dos se abrazaron.

✓ DRAGONS, harry potter [#1]Where stories live. Discover now