Capítulo 16

649 51 2
                                    


En el automóvil de camino a casa de John no pude controlarlo más y las lágrimas cayeron. John no dijo nada, me dejo desahogarme, para cuando llegamos a su casa, estaba ya no había lagrimas cayendo de mis ojos, solo una tristeza profunda.

-Se lo que debes estar pensando de mí- digo a John que aún tiene las manos en el volante a pesar de que ya estamos estacionados junto a su casa. Sus nudillos se ponen blancos cuando aprieta el volante.

-No pienso nada malo de ti, Alina, si eso es lo crees- responde después de un momento- es él, el que me enfurece, Kevin me contado sobre él y no cosas buenas. Sé que es un jugador y me enfurece que te haya metido en su juego- termina, yo enrojezco porque él cree que soy una víctima y no es cierto.

-Yo soy tan culpable como él, sabia en lo que me metía- digo, pero me arrepiento de inmediato, sueno como si lo estuviera defendiendo, pero en realidad, no es solo culpa de él. Yo me metí en esto sabiendo que tiene una esposa, y que de hecho ya tenía una amante.

-Estoy seguro que hay muchas cosas que no sabes de él, pero que yo sé porque algunos de sus amigos son clientes, por profesionalismo no te lo puedo contar, pero es un jugador, te aseguro que no eres la primera con la que ha jugado- golpea el volante- ese imbécil está acostumbrado a usar a las mujeres a su antojo- palidezco.

Sabía que Scott no era un hombre perfecto, eso lo tenía claro, pero me empiezo a preguntar si es peor de lo que ya sabía. Talvez no soy la única con la que estuvo en este tiempo, quizás hay más, incluso es posible que siguiera acostándose con Larissa, aunque parece improbable, he estado ahí en el trabajo con él. Me hubiese dado cuenta. ¿O no? En este mismo momento no estoy segura de nada, empiezo a ver a Scott con otros ojos.

-Sé que no soy nadie para ti Alina, pero debes alejarte de el- me aconseja John, miro mis manos entrelazadas en mi regazo y juego con ellas.

-Lo sé- respondo- John- miro hacia él, sus ojos color café verdoso están sobre mí- por favor no se lo digas a Nate- pido avergonzada. El me mira con lastima –por favor- ruego, el no quita sus ojos de mí, finalmente suspira y asiente.

-No se lo diré, pero promete que me dirás si necesitas ayuda- toma mi mano – no estás sola, Alina- trago ruidosamente.

- Yo no...No tienes que preocuparte por mi John- señalo- sé que mi hermano te ha dicho cosas de mí y que mi pasado suele activar en las personas su vena protectora pero no tienes que responsabilizarte de mí, yo...- él pone sus dedos en mis labios silenciándome.

-Alina, me hubiera o no, contado tu hermano sobre ti, igual te estaría ofreciendo mi ayuda, desde que te vi sabía que al final de este fin de semana quería ser tu... amigo- su mano se desliza a mi mejilla y la acaricia con suavidad, me quiero apartar, esto me está poniendo nerviosa – eres... diferente Alina- ¿diferente? Scott en algún momento uso ese término para describirme- tu eres tan distinta a todo lo que estoy acostumbrado, eres sincera y dulce, eres amable y sí produces algo cálido dentro de mí, esta vida te endurece- suspira apartándose- en mi vida hay mucha gente frívola y superficial, Alina, ni siquiera sé si aparte de tu hermano tengo algún verdadero amigo, y tú eres tan distinta, y debo ser sincero me gustas, pero sé que no soy el hombre correcto para ti, tu mereces lo mejor, al mejor, y lamentablemente no lo soy. Pero si tú quieres podemos ser amigos...amigos de verdad, de los que se apoyan cuando se necesitan, y a los que puedes llamar en una emergencia ¿Qué dices? - me pregunta, yo lo miro atónita. Acaba de decir que le gusto, y que no me merece. No creí que yo pudiera gustarle a alguien como John, pero Scott también se había fijado en mí, empezaba a pensar que V tenía razón y la gente no me veía, como yo me veía a mí misma. La psicóloga que me atendió hace tiempo solía repetirme que yo podía convertirme en mi peor enemiga y mi mayor detractor. Y empezaba a pensar que era cierto.

Nada dura para siempreWhere stories live. Discover now