Capítulo 13

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Las lágrimas caían por mis mejillas mientras conducía, no sabía a donde ir, no quería ir al departamento, porque él podría encontrarme ahí, aunque no estaba segura que le importara siquiera, era claro que me había engañado acerca de su relación con su esposa, la imagen de ellos besándose se repetía claramente en mi mente.

Sollocé y las lágrimas nublaron mis ojos, me detuve junto a la carretera, necesitaba tranquilizarme antes de continuar. Mi celular empezó a sonar en mi bolso, me estire a buscarlo apurada. Nate. Suspire decepcionada. Por un momento creí que era Scott. Intente tranquilizarme antes de contestarle a mi primo/ hermano.

Aunque no quería hablar con él en este momento, cuando llamaba el sobreprotector Nate era mejor contestarle o empezaría a llamar a todo el mundo, alarmado.

-Hola Nate- dije con voz baja y un poco ronca.

- ¿A? ¿Estás bien, cariño? - me pregunto preocupado, suspire.

-Sí, Nate estoy bien, aun me estoy recuperando de un resfriado, es todo, ¿Cómo estás tú? - respondí intentando cambiar de tema.

-Mmm.... Yo bien, estoy viajando a LA mañana a visitar a un cliente, estaba pensando aprovechar el viaje y pasar el fin de semana con mi hermana favorita- sonreí un poco, adoraba a Nate, él trabaja en un prestigioso bufete de abogados en New York con 34 años y aun soltero, era lo que llamaban un soltero de oro, mis tíos se empezaban a inquietar. Sabia por V, que Nate era muy popular entre las féminas, pero nada monógamo. Apenas y le había conocido 2 novias serias, una con la que salió 6 meses y otra con la que estuvo por 4 meses.

-Me gustaría que V te escuchara decirme que soy tu favorita- dije con burla, suspire, Nate estaría aquí el fin de semana, eso podía ser bueno, al final tenía el fin de semana libre mis planes habían sido cancelados.

-Vamos cariño, sabes que debe ser un secreto entre nosotros, sabes que V haría un gran drama si se lo dijéramos- reí un poco.

-Es verdad, ¿Quieres que mañana te retire en el aeropuerto? Estoy libre del trabajo el fin de semana- informe. Las lágrimas se acumularon de nuevo en mis ojos al recordar a Scott y el fin de semana que habíamos planeado disfrutar.

-No cariño, descansa un poco, alquile un vehículo, iré directamente donde mi cliente, luego iré al departamento y pensaremos algo divertido que hacer- sin más se despidió y colgó.

Quería ver a Nate pero no estaba segura de quererlo aquí en este momento, con el aquí tendría que controlar mis sentimientos para que no sospechara que algo me pasara, porque donde siquiera lo sospechara como buen abogado intentaría sacarme la verdad y yo no era buena mentirosa. Por otro lado, tampoco quería estar sola, tener a Nate aquí seria la distracción perfecta para no estar comiéndome la cabeza con los pensamientos de Scott y su esposa.

Respire profundamente, limpiándome las mejillas, Scott no se merecía que llorara por él, estuvo jugando conmigo todo este tiempo, quisiera no tener que verlo más pero era imposible de momento, aún quedaba mes y medio antes de que V regresara, debía ser madura y asumir la responsabilidad de mis decisiones. No necesitaba perjudicar a V solo porque fui estúpida y tomé para variar una mala decisión.

Disfrutaría el fin de semana con mi hermano y el lunes regresaría a trabajar, no más desvíos, cumpliría con el trabajo que me fue encomendado y después del mes y medio, no tendría que ver a Scott nunca más.

Encendí el vehículo, decidí ir al supermercado por suministros para el departamento, últimamente casi no pasaba tiempo ahí y estaba algo vacío el refrigerador.

Me desperté con ojeras pase toda la noche inquieta y contra mi mejor juicio, llore, me repetía una y otra vez que Scott no merecía mis lágrimas, pero a mi cuerpo no parecía importarle. Cuando llegué a casa ayer en la noche, me puse a arreglar el departamento, me mantuve ocupada hasta que no me quedo más remedio que ir a acostarme, una vez en la cama los pensamientos me abrumaron.

Nada dura para siempreWhere stories live. Discover now