Capítulo 14

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Mientras mi hermano hablaba con su amigo me decidí a salir a la playa a caminar, al final necesitaba esto. Caminé por la orilla hasta que casi no pude ver la casa y cuando noté que me alejaba demasiado, decidí regresar.

Toda esta zona al parecer era privada, la playa estaba casi vacía y los kilómetros que camine pude notar 3 u 4 casas igual de grandes que la de John.

Decidí quedarme sentada en la arena poco antes de llegar a casa de John, necesitaba un momento para mí, todo esto me estaba superando, había tomado una mala decisión al enredarme con Scott. Pero no había podido evitarlo, hay algo en el... provoca en mi algo que no he sentido antes. Y es que me hace querer arriesgarme, a mí, que no he tomado nunca un riesgo nunca en mi vida, no después de lo que paso con mis padres y menos después de lo que me sucedió en el colegio.

Es por eso que cuando Scott se me acerco y no sentí la inicial repulsión que me provocan los hombres cuando me tocan, me sentí tan confundida, pensé que podía arriesgarme con él, que valía la pena, que, por primera vez, debía vivir, vivir de verdad, consideré que solo sería una noche, que mal podía causar, pero entonces el simplemente empezó a llenar mi cabeza de ideas. Suspiro.

Nunca debí creerlas, no sé en que estuve pensando sinceramente, yo sabía quién era el, desde el principio, lo había escuchado con Larissa, y algunos detalles aquí y allá me llevaron a sospechar que no era la única, ni la primera amante que él podía haber tenido. Pero, aun así, estúpida de mí, me enamoré y le creí todo, acerca de darnos una oportunidad, y que eventualmente si llegaba a sentir lo mismo por mí, tendríamos un futuro.

Envuelvo mis piernas con mis brazos antes de poner mi barbilla, sobre mis rodillas.

-Alina ¿Verdad?- alzo mi mirada sobresaltada cuando una sombra me cubre –Soy Drake, ¿me recuerdas?- el sol me ciega momentáneamente antes de que pueda ver con claridad su rostro. Es el hombre de la gala de beneficencia.

-Hola, sí ¿Cómo estás? - pregunto intentando parecer lo menos incomoda posible, me levanto desde mi posición en la arena.

-Bien y tú, ¿vives por aquí? - niego con la cabeza, ya de pie frente de él. El me recorre con su mirada.

-Me estoy quedando en casa de un amigo- respondo, no digo que es un amigo de mi hermano porque me parece irrelevante.

-Genial, yo vivo en esa- señala una de las mansiones lejanas – estaba corriendo, cuando te vi ahí sentada, me parecías conocida- dice sonriendo. Le devuelvo la sonrisa por cortesía, me siento incomoda. Casi no lo conozco y socializar no es lo mío.

-Bueno... me temo que debo irme...mmm... adiós- digo empezando a alejarme, escucho sus pasos tras de mí y me empiezo a poner nerviosa.

-Si gustas te puedo acompañar- me dice posicionándose junto a mí, empezamos a caminar en silencio, él mira la arena frente a nosotros y a veces a mí, yo lo vigilo por el rabillo del ojo. Finalmente se decide a romper el silencio incómodo.

- ¿Qué tal tu trabajo con Scott?- pregunta, sinceramente es de lo último que quiero hablar, pero no se lo digo.

-Bien- digo escueta, menos ya estamos cerca- Es aquí- informo cuando estamos frente a casa de John- mmm.. gracias por acompañarme- digo por cortesía. El asiente haciendo una pequeña reverencia.

-La dama ha llegado a salvo- suelta solemne, yo rio, y un poco de la tensión se difumina –siento si te incomode- se disculpa, yo asiento.

-Drake amigo ¿Cómo estás? - escucho la voz de John antes de girarme. Mi hermano y él están bajando por las escaleras que conducen a la playa donde estoy parada. Mi hermano me da una mirada comprobando mi estado. Intento relajarme y le sonrió antes de pararme junto a él.

Nada dura para siempreWhere stories live. Discover now