Capítulo 8

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-Necesitan a Scott en 10 minutos en el set- me dice uno de los asistentes del director, asiento mientras tomo la tasa de café que acabo de preparar, me encamino hacia el camerino.

Scott tiene razón nadie sabe, ni tiene porque saber lo que hacemos. Cuando llegamos al set estuve nerviosa, pensando que alguien notaria algo en nosotros, pero como siempre todos estaban demasiado ocupados como para notar algo, y eso me tranquilizo. Aunque es cierto que la vida de las estrellas es publica, hay cosas que no lo son, Scott me hablo acerca de eso todo el camino, ¨no tienen por qué saberlo, ellos saben lo que tú quieres que sepan¨, también me explico como todos los empleados en el set firmaron un contrato de total confidencialidad, acerca de todo lo relacionado a la película y sus actores.

Recuerdo que una vez V menciono una cláusula de confidencialidad en su contrato de trabajo, lo que me hizo pensar en que yo no había firmado nada. Al final, no era como si yo fuera a decir algo, odiaba ser el centro de atención, pero me preguntaba a Scott le preocupaba que yo contara algo.

Intenté dejar esos pensamientos de lado mientras me acercaba al camerino lista para otro día cansado de trabajo, pero me detuve al ver una esbelta figura salir de este, Larissa se detuvo junto a la puerta cerrada por la que acababa de salir, sonriendo se acomodó la blusa y paso un dedo por la comisura de sus labios, antes de caminar en dirección opuesta a donde me encontraba.

Sentí como mi corazón se encogía, de verdad ¿que esperaba?

Este es Scott Maxwell, yo lo sabía, lo había visto con mis propios ojos. No podía culparlo. Esto era mi culpa, aun sabiendo todo esto, fui capaz de decirle que no me apartaría de él, que era suya, incluso sabiendo que él está casado. Me sostuve contra la pared abrumada, no iba a llorar, yo me hice esto sola. Me parecía increíble como de ingenua podía llegar a ser.

Gire al escuchar un sonido a mi derecha, uno de los chicos de utilería caminaba a unos pasos de mí. El chico me miraba con preocupación.

- ¿Está usted bien? - pregunto, me las arreglé para darle una pequeña sonrisa, antes de asentir, me repuse para entrar al lugar de donde había salido Larissa.

Scott estaba sentado en el sofá ya con su vestuario puesto leyendo el libreto, levanto la vista sonriéndome.

Viéndolo, mi cabeza entro en debate, no sabía que debía hacer, ¿renunciar? No me parecía justo para V, que ella perdiera su trabajo porque yo cometí la estupidez de acostarme con su jefe. Tenía que aguantar.

Me acerque y le entregue la taza de café, evitando tocarlo, me aleje hacia una de las sillas donde había dejado mi cartera, yo podía hacer esto, sería la perfecta asistente hasta que V regresara, luego no lo tendría que ver de nuevo, solo debía esquivarlo con sutileza. Yo podía hacer esto fingir que todo estaba bien, no era nuevo para mí.

Saqué el celular de la cartera y me puse a leer los mensajes que había recibido, intentando tranquilizarme.

-Jack prefiere que se reúnan en el hotel donde se hospeda- le informe, mirándolo.

- ¿Te pasa algo? - pregunto mirándome con los ojos entrecerrados, yo negué con la cabeza y le regalé una suave sonrisa, intentando relajar mi rostro.

-Solo estoy trabajando- le dije como si estuviera resaltando lo obvio, el me miro un momento más, antes de sonreírme –El director te quiere en cinco minutos en el set- añadí mientras testeaba a Jack confirmando que Scott iría al hotel, lo escuche levantarse del sofá, así que camine hacia la puerta –Bueno iré a ver el menú para tu almuerzo – dije sin regresar a mirarlo, salí y cerré la puerta detrás de mí.

El resto de la mañana, Scott lo paso en el Set, mientras yo intentaba sacar de mi cabeza la imagen de Larissa arreglándose la blusa y limpiándose los labios. Intente mantenerme alejada del set, pero era casi imposible, mi trabajo era estar pendiente de las necesidades de Scott, aunque el hizo muy fácil el fingir que todo estaba bien, se comportaba como antes, cortante y me hablaba solo lo necesario. Podía sentir el vacío creciendo más y más dentro de mí, aunque esto era lo que necesitaba, no era lo que quería.

Para la hora del almuerzo, Scott fue invitado a unirse a comer junto al director y Larissa, aunque no aceptaba con regularidad esta vez lo hizo.

-Ten todo listo, cuando regrese iremos a ver a Jack- me dijo antes de que Larissa lo empujara juguetonamente. Los mire mientras ella le decía algo al oído, el reía, pasando una mano por la cintura de ella. Tenía una palabra en mi mente para ella, pero no era tan hipócrita para decirla, a estas alturas esa palabra aplicaba también a mí.

Viendo a Scott con ella, empecé a dudar acerca del hombre con el que pase este fin de semana, al parecer no existía, tal vez solo fue una táctica para meterme en su cama y valla que le funciono. Aparte mi mirada del lugar por el que desaparecieron y caminé hacia el camerino de Scott, no tenía hambre, de hecho, tenía un hoyo inmenso en el estómago y unas profundas ganas de llorar.

Todo esto solo comprobaba que seguía siendo la misma estúpida, que no había aprendido nada de los hombres, como siquiera pude haber creído las palabras que me dijo en la mañana, era tan manipulador como Tad.

Paso cerca de una hora antes de que Scott entrara a su camerino, con Larissa aun pegada del brazo, estaba sentada en el sofá con el iPad en mano intentando trabajar, me levante tomando mi bolso.

-Está todo listo.... Te esperare afuera, para llevarte a tu cita con Jack- dije incomoda, saliendo de ahí.

-Lina- me llamo Scott, dude un poco antes de girarme.

-Larissa, necesito hablar con mi asistente en privado- dijo mirando a su coestrella, la mujer asintió con molestia, pasando junto a mí, antes de azotar la puerta en su salida.

-Si te das prisa, llegaremos justo a tiempo con Jack- bromeé con un intento de sonrisa estampada en mi rostro, el me miro con... frustración. Me volví hacia la puerta para salir de ahí.

-Lina ven aquí- ordeno, trague con fuerza, deteniéndome con la mano en el pomo de la puerta, me gire sin soltarla.

-Debemos irnos- repetí, pero el negó con la cabeza.

-Ven aquí- dijo con más ímpetu, dude entre huir o enfrentarlo, suspire frustrada acercándome a él. Scott se acercó y paso sus brazos alrededor de mi cintura en cuando me tuvo cerca, acercándome más – ¿Que sucede Lina? - pregunto, negué con la cabeza.

-Nada- respondí, intentando apartarme de el – Scott suéltame-me quejé– alguien puede entrar y vernos- me apretó más contra su cuerpo, como si eso fuese posible.

-Bésame- exigió, intentando acerca su boca a la mía, me aparte, el gruño, quitando una mano de mi cintura, tomo mi cola de cabello y me obligo a girar mi rostro hacia el suyo. Aunque intente resistirme, no duro mucho tiempo antes que mi boca se moviera en sintonía con la de él. Pronto las manos de él estaban en mi trasero y las mías alrededor en su cuello, no sabía que me hacía, pero todo en él era tan embriagador –Mía- gruño apartándose unos milímetros de mis labios.

Ambos estábamos jadeantes, las manos de él subiendo y bajando de mi espalda a mi trasero.

-Eres tan bella- me alabo antes de besarme de nuevo, esta vez me levanto instándome a envolver mis piernas alrededor de su cintura, llevándome hacia el sofá, me deposito suavemente en él, dejo un rastro de besos en mi cuello, no pude evitar suspirar. De repente un celular empezó a sonar, sacándome de la bruma de lujuria.

-Maldición- gruño, apartándose, me quedé congelada sobre el sofá extrañando su calor, lo vi sacar el teléfono de sus vaqueros, mirar la pantalla y contestar.

-Ken cariño- respondió, alejándose unos pasos del sofá donde me encontraba, sentí como la sangre se me iba a los pies ¨su esposa¨ - no cariño, ¿dime? - continúo hablando el, lo mire sin poder creer que hablara con tanta tranquilidad cuando solo unos segundos antes me estuvo besando –eso suena genial, tres semanas, perfecto- sonaba... emocionado – está bien cariño.... te quiero- y colgó. ¿La quería? Las palabras de él se reprodujeron en mi mente ¨las cosas no son así entre nosotros¨, aja sí, claro, estúpida de mí que le creo todo lo que me dice como una estúpida.

-Yo no puedo hacer esto, no sé en qué demonios estaba pensando- dije recomponiéndome, Scott me miro –lo que sea que había entre nosotros se acabó- sin decir más tome mi bolso – te espero en el auto- no le di tiempo de decir nada antes de salir del camerino, y cerrar la puerta tras de mí.

Me limpie rápidamente las lágrimas que habían escapado. Me negaba a llorar, debía ser fuerte, asumir la responsabilidad de mis acciones, y dejar de ser una estúpida. 

Nada dura para siempreWhere stories live. Discover now